No creo haber provocado celos en el entorno del Presidente

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Foto: El Deber

El Ministro que pasó de una relación estrecha con el Presidente a una relación mediada por la bancada del MAS

Carlos Romero ha sido ministro de Estado y mandó en la cartera más política del Gobierno, después de haber sido el titular de los ministerios de Desarrollo Rural y de Autonomías. Desde ahí, se convirtió en uno de los hombres de mayor confianza del presidente Evo Morales. Su característica conciliadora puso un sello a su gestión.

Desde su presencia en el Ejecutivo abrió puentes entre el poder central y el sector empresarial de Santa Cruz, un espacio en el que antes solo hubo tensiones. 

El 12 de octubre lo eligieron primer senador por el departamento. Todos pensaban que sería el presidente de la Cámara Alta, pero no fue así. 

Desde enero mantiene un bajo perfil y lo fuimos a buscar para saber qué agua pasó bajo ese puente. Nos recibió en su casa, donde llama la atención un comedor lleno de papeles y libros sobre agropecuaria. Sobre una mesita esquinera, dos estatuillas de bronce: una del Quijote y la otra de Sancho Panza. 

Fue él quien abrió la puerta y dejó a un lado sus dos teléfonos para concentrarse en la entrevista. 

Tuvimos un diálogo extenso acerca del proceso electoral, de su actual relación con el presidente Evo Morales, sobre la cumbre agropecuaria y también sobre el Club Sport Boys, del que es el nuevo presidente.

¿Cómo ve el escenario electoral en Santa Cruz?

Siempre un escenario electoral es positivo, porque moviliza a la gente y a las ideas, fortalece la democracia, renueva las instituciones y permite la generación de nuevos liderazgos. 

En Bolivia estamos en una coyuntura especial, porque el país transita todavía, muy lentamente para mi gusto, a la constitución de un régimen autonómico, que es un rediseño institucional.

Implica la constitución de sistemas con descentralización política que rompen el monopolio de definición de políticas públicas a nivel nacional porque también se pueden generar a escala subnacional. 

No hay relación directa entre una elección nacional y una subnacional. 

En la primera pesan los liderazgos, propuestas e incluso las estructuras de movilización política nacional y en la segunda pueden surgir liderazgos regionales, pueden surgir estructuras organizativas que no necesariamente tienen un correlato nacional y esto es válido. Eso es lo que está sucediendo en Santa Cruz en nuestros días.

Tenemos dos liderazgos nuevos. Un candidato a la Gobernación que es legítimo por su raíz obrera. Borda ha tenido la capacidad de unificar al movimiento obrero. Es un líder nuevo. Más allá del resultado electoral es un liderazgo de renovación generacional que le hará bien al sistema político nacional y al cruceño.

Se ve una fuerte participación de Evo Morales que incluso advierte a los electores con que no trabajará con autoridades de la oposición. ¿Eso no va contra la autonomía?

Cada pueblo es libre para elegir a sus representantes. Bolivia es un país altamente diverso y por eso la construcción de representación política no va a ser monolítica. Lo que ha logrado el MAS como partido es admirable, un consenso de dos tercios de la votación, que no es fácil en una sociedad diversa. El debate político en estas elecciones se ha centrado en la mayor o menor capacidad sobre la gestión pública.

El presidente y el Gobierno se han debido sentir frustrados porque no han tenido la posibilidad de coordinar con entidades subnacionales dirigidas por la oposición. Y eso genera a veces susceptibilidades. 

Como quiera que la aplicación de la autonomía es un proceso, es lógico que se van a ir encontrando los espacios de intersección, que son naturales.

Tal vez el desafío mayor es que el Gobierno nacional ha planteado una agenda patriótica y quiere trabajar con los municipios y gobernaciones en función de los objetivos de esa agenda, pero muchas veces no existe esa posibilidad porque se sobrepolitiza la relación de los niveles subnacionales con relación al Gobierno nacional y a veces se postergan las aspiraciones de los pueblos. 

Hay que esperar que, más allá del debate de las obras de la gestión pública, la autonomía vaya avanzando, ajustando el diseño de sus instituciones a nuevos desafíos. Si bien las obras son importantes, las políticas de desarrollo son más importantes.

Pero se ha dicho que ni siquiera se firmarán los proyectos de los opositores. 

No creo que el Gobierno se vaya a negar a realizar los trámites de los gobiernos subnacionales si son opositores, porque eso está más allá de la voluntad de las personas. 

Lo que el Gobierno advierte es sobre las dificultades de cogestión administrativa de obras cuando hay líderes de oposición que priorizan lo político a la búsqueda de resultados.

Pero, a diferencia del pasado cuando había un sistema de partidos, ahora tenemos un conjunto de mecanismos de interacción entre el Estado y los actores económicos, sociales, corporativos regionales que es más amplia y directa. 

Antes, las decisiones se tomaban en las cumbres de los partidos, ahora se de- sarrollan en los encuentros plurinacionales o las cumbres sectoriales, como la cumbre agropecuaria en la que hay actores productivos que, aunque no compartan la línea política del MAS, tendrán la predisposición de llegar a acuerdos con el Gobierno para implementar una agenda productiva. 

Ese será el escenario de toma de decisiones, más allá de los actores políticos.

¿Qué pasa con el avance que tuvo el MAS en Santa Cruz (49% en las elecciones nacionales) cuando ahora se ha visto incluso dificultad para elegir candidatos?

Hay avances que se han conseguido y que son irreversibles. Santa Cruz ya es una sociedad menos compartimentada. 

Se ha avanzado mucho en ese terreno. Había actores económicos que no tenían representación política en Santa Cruz y ahora han logrado tenerla, generalmente a través del MAS; había minorías indígenas que no tenían representación política y ahora lograron tenerla y en gran medida facilitadas por el proceso de cambio. 

Esos avances son importantes. Las elecciones del 12 de octubre adicionalmente han significado la cancelación del ciclo del racismo y de la confrontación regional. Eso es lo importante.

¿Por qué usted está ausente de esta campaña cuando fue actor principal en la nacional?
En las elecciones de octubre nos correspondía tener protagonismo, tener liderazgo regional que respondía a toda una acumulación política de 20 años de trabajo. Correspondía porque yo asumía la cabeza de la fórmula, yo era el candidato principal en Santa Cruz. 

Ahora no me corresponde un protagonismo, porque hay unos candidatos que son cabeza de fórmula y que además son los jefes naturales de la campaña. Hay un equipo de gente que trabaja conmigo políticamente que está acompañando a los candidatos, en la medida de sus posibilidades. 

Cuando viene gente a pedirme articulaciones, alianzas y acumulaciones, siempre he estado dispuesto a colaborar. Pero con un perfil más bajo porque es lo que corresponde en este nuevo contexto.

También llamó la atención que usted no hubiera sido el presidente del Senado.

Ha sido una decisión política que se ha discutido con el presidente, los jefes de bancada y la bancada. Son conocidos los argumentos que han planteado lograr un equilibrio de género y regional. 

Yo no he cuestionado ni he hecho mayor polémica. Para mí es un debate cerrado. Lo que corresponde es trabajar disciplinadamente en el Senado, con la mayor voluntad para atender los requerimientos que se me hagan, pero sobre todo retribuir lo que Santa Cruz me ha dado en mi vida profesional y política. Esa es mi prioridad en este tiempo, independientemente de las decisiones y políticas internas.

¿Cuáles son sus tareas principales en este momento?
La dinámica del Parlamento es todavía lenta porque está en un proceso de acomodo. En la comisión de Constitución seguramente trabajaremos en el sistema de justicia y algunas leyes de reforma institucional que el país requiere. Estamos haciendo un diseño para proyectar una agenda legislativa sobre las tareas que corresponden a nuestra comisión.

Pero ahora estoy poniendo mayor énfasis en la preparación de la cumbre del sector agropecuario, no solo porque Santa Cruz produce el 70% de los alimentos que consume el país, es el principal exportador agropecuario, genera el 30% del empleo directo desde el rubro agropecuario y tiene todas las posibilidades de diversificarse, industrializarse y potenciar la economía nacional ampliando la capacidad productiva agropecuaria. 

Debemos tener capacidad de desarrollar una cumbre que no sea meramente administrativa o que arroje conclusiones declarativas o de buenas intenciones, sino que formule políticas estructurales para dar un gran salto de fortalecimiento del sector. 

¿Usted es uno de los interlocutores principales del Gobierno?
No necesariamente me toca, porque hay una contraparte natural que es el Ministerio de Desarrollo Rural. Mi función es la de un senador de Santa Cruz que tengo la obligación moral para facilitar el debate, producir elementos técnicos, generar articulaciones sociales, si el caso fuera necesario.

¿Cómo está su relación con el presidente?
Es una relación diferente. Antes, en mi condición de ministro, obviamente tenía una relación más cotidiana, porque la dinámica así lo exigía. Ahora estoy en otra dinámica. En el ámbito legislativo, los mecanismos de coordinación son otros, se desarrollan a través de las directivas o las jefaturas de bancada, eso es natural.

¿O sea que ya no tiene relación directa con él?
Bueno sí, algunas veces me llaman y qué se yo, tienen una comunicación, pero es otra dinámica por la nueva función que tengo.

¿Ha provocado celos Carlos Romero en el estrecho círculo de confianza del presidente?
No, no creo, no sé. Tampoco sería algo que no me deje dormir, porque yo no tengo ningún proyecto político en lo personal. No formé parte del primer gabinete del Gobierno, llegué por la vía de la postulación de las organizaciones sociales a la Asamblea Constituyente, obviamente por el MAS y es una experiencia fenomenal poder trabajar desde la gestión pública una serie de planteamientos que uno siempre formulaba. ç

Ahora los movimientos políticos internos, no forman parte de mi agenda, de mis preocupaciones ni de mis expectativas. Soy predominantemente técnico y así me siento bien.

¿Y eso cómo lo deja a usted?
En mi nueva función legislativa me siento bien. Uno puede reflexionar los temas con más soltura que en la dinámica del ejecutivo que es asfixiante y estresante. Me siento tranquilo y optimista. Con la mayor humildad, en lo que pueda contribuir, así lo haré.

¿Y Sport Boys?
Me gusta el fútbol y el país sabe que soy bolivarista. He estado vinculado a Bolívar en una comisión técnica del club. Soy un apasionado por el fútbol, donde generalmente predominan las pasiones sobre las razones, pero cuando se pone ambas en la balanza, uno se da cuenta de que el fútbol boliviano necesita muchos impulsos y atención. Sport Boys me ha pedido que asuma la presidencia en un momento crítico, en el que se juega la sobrevivencia institucional del equipo. 

Y he pensado en un compromiso con el fútbol, en el orgullo de una población como Warnes y en un compromiso con la región porque es una plaza liguera de Santa Cruz la que hay que defender.

¿Solo Sport Boys o a partir de este club todo el fútbol?
He pedido consejo a mucha gente, a nadie del mundo político, porque no mezclaré lo político con el fútbol. He despejado dudas de que esto sea una estrategia de intervención del fútbol. La prioridad exclusiva es salvar la plaza liguera. No tengo una proyección a largo plazo, tampoco me he planteado una carrera dirigencial