Las elecciones subnacionales marcaron una diferencia sustancial entre el oficialismo y la oposición; algunos candidatos que se impusieron con claridad a pesar del meticuloso aparataje con que se suelen encarar los procesos eleccionarios desde el Gobierno, porque además tiene en la figura del presidente Morales una de sus principales cartas de presentación. Conocidos los resultados el Gobierno trató de justificar su bajo rendimiento en las urnas en ciudades clave del eje troncal indicando que sigue siendo la principal fuerza política muy lejos de quienes pretenden hacerle sombras. Esa lectura, sin embargo, hilvanó autocríticas impensadas a la verticalidad en el seno mismo del Gobierno. Quienes permanecían en la sombra cumpliendo el branding político salieron a caldear aun más el ambiente post electoral apuntando la descomposición orgánica del aparato electoral masista lo que sería, según ellos, el agotamiento de un ciclo que se inició con el andar a paso firme de las organizaciones sociales precisamente en la ciudad de El Alto.
En Bolivia hay calderos electorales que dirimen cualquier elección. La Paz fue por tradición el centro del poder político y por consiguiente representa una importancia gravitante a la hora del voto. El Alto viene a ser una especie de complemento ideal de la sede de Gobierno, una de las ciudades desprendida de La Paz que más ha crecido en los últimos años.
Se dice que El Alto es vital en trazar horizontes políticos desde la caída de Sánchez de Lozada; ciudad combativa en la que se gestó la revuelta popular que desplomó 25 años consecutivos de democracia pactada. Sin embargo su población sigue reclamando por salud, educación, seguridad y oportunidades. Por eso, la victoria en esa ciudad de la candidata de Unidad Nacional (UN), Soledad Chapetón representa un duro golpe para el Gobierno. La combativa urbe alteña decidió respaldar a una mujer que a gruesa voz confiesa que durante la campaña la gente la abrazaba pidiendo que por favor de una vez llegue el cambio. En este caldero de necesidades surgen las emergencias para entender la dimensión de las demandas. El resultado final – Chapetón ganó con el 54% de los votos- modificó el germen del “proceso de cambio”.
¿A qué atribuye su éxito político?
Primero el derecho y la decisión de la población de poder cambiar la institución pública a través del mando de una mujer profesional, joven que son conceptos que escucho de mi persona. Puedo decirle que mi sentimiento ha sido elaborar un plan en base a los requerimientos de la ciudad de El Alto. Para nosotros es prioritario resolver el tema de la inseguridad ciudadana; mejorar la salud y la educación.
¿Qué le dicen nombres de mujeres en la política Dilma Rousseff, Cristina Fernández, Michaelle Bachelet?
La presencia del género femenino en la política y la administración con algunas diferencias si tuviéramos que hablar de cada una de ellas. Me parece un avance importante que la mujer participe en la toma de decisiones.
Diferencias no tan marcadas si vemos que las tres enfrentan problemas de corrupción.
Yo saludo su participación en la política, pero ya entrando al tema de evaluación le diría que así como ellas hay líderes de otras naciones con grandes problemas.
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