El doctor argentino Marcelo Rivolta, jefe de un grupo de investigación en problemas auditivos de la Universidad de Sheffield del Reino Unido, auguró ayer que la sordera podría tener cura con un tratamiento a través de las células madre en una década. Rivolta, que participa en un congreso mundial de patología del oído que se desarrolla en Alcalá de Henares, aseguró que ese horizonte temporal se ha abierto tras diez años de investigación y probarse con éxito en animales. De hecho, adelantó que su equipo ha logrado que un ratón sordo empezara a oír al trasplantarle neuronas auditivas creadas en laboratorio. «Hemos producido células auditivas, cuya regeneración no es posible una vez dañadas, a partir de células embrionarias, para su posterior trasplante en el oído. Todo un proceso que pasa por deconstruir algo para construirlo después en un tubo de ensayo», explicó el especialista.
Pese a lo relevante de su hallazgo, Rivolta quiso rebajar el entusiasmo y detalló el camino que queda aún por recorrer para que su terapia se aplique, por ejemplo en casos de presbiacusia: el tipo de sordera más frecuente, cuyo origen es el envejecimiento y que afecta en Europa al 40% de la población mayor de 65 años. «Sobre la posible terapia hay cosas muy importantes que todavía no sabemos: ¿qué pasa en el largo plazo con las células auditivas que hemos creado y trasplantado al oído? ¿Se mantienen o se caen? ¿Son totalmente seguras o pueden evolucionar de una forma que den lugar a tumores u otros problemas?», se cuestionó.
Las dudas sobre el tratamiento deben despejarse realizando más experimentos en los próximos diez años, un tiempo en el que podrían resultar de ayuda los hallazgos de otros colegas. En ese sentido, el experto argentino destacó la investigación de un grupo de científicos de la Universidad de Kyoto, liderados por Juichi Ito, que ha descubierto una población de células que parece seguir viviendo después del nacimiento, cuando hasta ahora se creía que la formación de las células del oído finaliza por completo en la etapa de formación del feto. «Podría ser que estas células ayudaran a la regeneración de otras en la vida adulta, por lo que la investigación, aunque prematura, resulta muy prometedora», comentó Rivolta.