El nuevo Batman sin superar a los anteriores, entrega su honor

Por Arcadia
0
960
The Batman
Foto: Twitter @TheBatman

Si alguna vez esperaste ver un Batman diferente, pues es tu oportunidad. Este de Matt Reeves, con menos aparataje de los anteriores, nos invita a ser más reales, si real es ponerse una capa de murciélago y seguir siendo el justiciero de la ciudad Gótica

Batman mira al interior en un mundo podrido. Mira también, desde su antagonista, a la hipocresía social, a las buenas causas que terminan disfrazando grandes crímenes y a las venganzas como lastres que hay que redefinir. No es mejor que las versiones fílmicas más destacadas del superhéroe ni la de las peores, pero sí está a la altura al ofrecer la introspección emocional de una historia revisitada por decenas de caricaturistas e ilustradores desde 1939 y al menos cinco reputados directores de cine en los últimos 30 años; y eso cuenta.

El Batman de Robert Pattinson es un Batman honroso. Es un Batman que premeditadamente desatiende ciertos fetiches importantes para otras versiones. No es el mejor y no lo pretende, pero profundiza en el diálogo interno y en las posibles fallas humanas de su padre y de su madre como ninguno lo hizo antes. Una versión nueva del hombre murciélago que marca el tono casi investigativo que se parece mucho a Seven de David Fincher.

Y en el rompecabezas, sus coprotagonistas suman su cuota: Zoë Kravitz lo hace bien como una Gatúbela casi silvestre de máscara de lana que crea un lazo de compinchería y atracción con el personaje; Jeffrey Wright, en el rol del detective Gordon, entrega el policía honesto y aliado que necesita Batman en medio de tanta corruptela normalizada. Y, por último, el Alfred de Andy Serkis también guarda sus momentos simbólicos, si bien no carga mucho peso en sus arrepentimientos y en sus reproches.

Su villano, el Acertijo, interpretado por Paul Dano, es desconcertante y dicta la parada desde su primer golpe en la noche de Halloween. Este Acertijo toca un elemento de tiempos modernos y redes sociales que otros antagonistas no habían explotado en cintas anteriores, se hace más presente y más viral a futuro. Del lado de los personajes cuestionables, Colin Farrell entrega un pingüino secundario y John Turturro encarna al mafioso Falcone, que deja una escena potente que siembra dudas en el protagonista y se justifica ampliamente.

La cinta ofrece sus desconciertos subjetivos. Hay algo en la música de Michael Giacchino que a veces se eleva, pero a veces parece corresponder a otra película. Aún, así, su espléndida ejecución en un piano soberbio y sus momentos de gran orquestación no dejan duda cuando cuajan. A nivel musical, los pianos de Giacchino se complementan también con la versión original de ‘Something In The Way’, de Nirvana (la pista 12 de su famosísimo Nevermind, quizá la más turbia de todas) para reforzar el tono. El impacto no es menor para quienes vibraron con ese disco.

Más allá de las altas y bajas (cada quién encontrará las suyas), desde su gran factura visual y tono narrativo la película sí expande la tradición de un personaje de cómics que ha cultivado millones de seguidores desde que Bob Kane y Bill Finger lo crearon en 1939. En 2019, Batman festejó 80 años de fascinar audiencias y, como lo prueba esta cinta, seguirá dando pie a más entregas. Este Batman dará mucho de qué hablar. Eso hacen las películas del hombre murciélago desde que existen: son fenómenos culturales, marcas de época. Y en estos tiempos de guerra, la gris entrega de Reeves logra conjugar un mensaje esperanzador desde el arco psicológico de su sacrificado personaje multimillonario.

 

 

EtiquetasCine