Exasesor de Trump, admite que ayudó a organizar golpes de Estado en otros países

El País
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Bolton, Guaidó, Trump, estados unidos
Foto: AFP – AN – AP

Si no fuera por la gravedad del asunto, el diálogo parecería sacado de un guion del Hollywood clásico. Jake Tapper, una de las estrellas de la CNN, le dice a John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional de Donald Trump: “Uno no tiene que ser brillante para intentar un golpe”. Bolton, jactancioso: “No estoy de acuerdo. Como alguien que ha ayudado a planear golpes de Estado, no aquí, sino en otros países, puedo decir que requiere de mucho trabajo”. El intercambio entre ambos, este martes en el programa que dirige y presenta Tapper, ha provocado una polvareda sobre los manejos de EE UU en la política interior de otros países.

John Bolton, exembajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas, era entrevistado en la CNN sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 por parte de una turba de seguidores de Trump, y la investigación al respecto de una comisión del Congreso, que este miércoles celebrará su última sesión, televisada en horario de máxima audiencia. Los nueve miembros (siete demócratas y dos republicanos) del panel parlamentario acusan a Trump de haber incitado y planeado días antes la violencia de esa jornada tras perder las elecciones de 2020.

Durante la conversación, Bolton dejó caer que Trump no era lo suficientemente competente como para llevar a cabo un “golpe de Estado cuidadosamente planificado”. “Como alguien que ha ayudado a planificar golpes de Estado, no aquí, pero ya sabes [en] otros lugares, se necesita mucho trabajo. Y eso no es lo que él [Trump] hizo”, añadió el exasesor del republicano. Al incidir el entrevistador en ese punto, Bolton rehusó comentar ”casos específicos”. Sin embargo, acto seguido, aludió a la crisis política en Venezuela de 2019, siendo él aún asesor de Seguridad Nacional, cuando el Gobierno estadounidense del que formaba parte reconoció al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino.

Bolton prosiguió afirmando que “la oposición intentó derrocar a un presidente elegido de forma ilegítima [Nicolás Maduro] y fracasó”. Maduro se mantuvo en el poder. Además, consideró “de risa” creer que Trump, con quien terminó enfrentado, es “ni tan siquiera la mitad de competente que la oposición venezolana” para organizar un golpe. Bolton, considerado un halcón republicano favorable al intervencionismo de Estados Unidos en otros países, ejerció como asesor de Seguridad Nacional entre 2018 y 2019, cuando Trump lo destituyó precisamente por sus desavenencias acerca de la política hacia Venezuela.

“Siento que hay otras cosas que no me está contando [más allá de Venezuela]”, insistió el presentador de la CNN, a lo que el también embajador estadounidense en la ONU entre 2005 y 2006 respondió de forma críptica: “Estoy seguro de que las hay”.

“John Bolton, que ha servido en los más altos cargos del Gobierno de EE UU, incluido [como] embajador de la ONU, casualmente se jacta de que ha ayudado a planear golpes de Estado en otros países”, escribió Dickens Olewe, periodista de la BBC de Kenia en Twitter.

El clamor de Twitter, ya habitualmente ruidoso, se disparó tras las declaraciones de Bolton, sobre todo por la normalidad con que este asume el avieso intervencionismo estadounidense. Los usuarios latinoamericanos de redes sociales se lanzaron en tromba a criticar sus palabras, dado que el patio trasero de EE UU ha sido tradicionalmente un terreno abonado para sus maniobras de desestabilización, por los importantes intereses económicos y políticos en juego.

El ejemplo más grave fue la invasión de Panamá en diciembre de 1989. Fue denominada oficialmente Operación Causa Justa y su objetivo fue desalojar del poder a Manuel Antonio Noriega. En 2020, los Archivos de Seguridad Nacional revelaron la participación de Washington en la desestabilización de Chile, que se sustanció en el golpe de Estado de 1973 contra el presidente Salvador Allende y que fue orquestado en la sombra por el todopoderoso secretario de Estado Henry Kissinger.

El papel de la CIA en el derrocamiento del primer ministro nacionalista iraní Mohammad Mosaddegh (1953), que había osado nacionalizar el petróleo, pasando por las invasiones de Afganistán (2001) e Irak (2003) este siglo, revelan la directísima injerencia de Washington en el extranjero. Sin embargo, es muy poco habitual que altos funcionarios reconozcan abiertamente su papel en el fomento de la desestabilización o golpes de Estado en países extranjeros. Hasta que Bolton rompió la norma no escrita del silencio.