Recordando a Julio Verne en su cumpleaños

Por Carlos Rodriguez San Martín (introducción) y Marco Zanelli
0
1159
Julio Verne

El escritor francés Julio Verne (8 de febrero de 1828 Nantes, Francia – 24 de marzo de 1905 Amiens, Francia) publicó en 1873 su célebre novela ‘La vuelta al mundo en 80 días’.

Mi padre acompañaba las tertulias familiares con la lectura de los libros de Julio Verne. Las consideraba fascinantes y tenía la colección en un descanso de la sala principal que fue mermando hasta que desapareció por completo. Este 8 de febrero se celebra el cumpleaños del inigualable Verne que con claridad meridiana acogió en su universo literario, un legado enorme a la ciencia ficción.

Nos enseñó la introspección de la literatura de Verne con la revista Life en español cuando público en tapa a Mario Moreno (Cantinflas) en su debut hollywoodiano en la película ´La Vuelta al mundo en 80 días´ de Michael Anderson.

 

Los caminos de la creación son misteriosos. Una imagen, una frase, un recuerdo, un recorte de periódico… cualquier cosa puede ser el combustible para poner en marcha una obra. De ello, según el estudioso René Escaich, podría dar fe el escritor francés Julio Verne que, en 1870, al abrir las páginas de la revista Le Magasin Pittoresque, leyó un artículo que hablaba sobre la posibilidad de “dar la vuelta al mundo en menos de tres meses” si el punto de partida era París.

La nota recomendaba un itinerario, que incluía viajes en barco a vapor y ferrocarril. Fue “la partida de nacimiento” de ‘La vuelta al mundo en 80 días’, escribió el periodista y escritor español Miguel Salabert en su libro ‘Julio Verne, ese desconocido’. Y añadió que otra lectura que estimuló al autor nacido en Nantes fue el cuento ‘Three Sundays in a Week’, de Edgar Allan Poe, aunque no se sabe si lo leyó antes o durante la composición del libro. En todo caso, inspiró su desenlace.

En 1872, Julio Verne publicó finalmente los primeros capítulos de su novela en el diario parisino Le Temps. No hay duda de que a los lectores de aquella época la historia les cautivó, tanto que el periódico debió incrementar su tirada. El motivo principal, según Salabert, era el aire de actualidad que ventilaba la travesía, a tal punto que había pasajes que podían pasar por reportajes (como la “descripción minuciosa” del ferrocarril Union Pacific).

“Esta modernidad constituye una de las claves del éxito inmenso e inmediato alcanzado por esta obra…”, apuntó el también traductor. En 1873, salió una edición íntegra de la historia de Phileas Fogg, que a esas alturas ya había dado la vuelta a Francia y engrosaría su fama en 1874, al ser adaptada al teatro de la mano del dramaturgo Adolphe Philippe d’Ennery. Julio Verne incrementó su fortuna y, por supuesto, con parte de ese dinero compró dos yates para navegar. Era un trotamundos infatigable.

Para el asombro no hay edad

Antes de sagas como ‘Harry Potter’, mucho antes de la invención de Wattpad, las novelas de Julio Verne solían considerarse ideales para el público infantil y juvenil. Incluso hoy persiste la idea de que sus historias forman parte de la etapa iniciática en la vida de un lector.

Ese ingrediente, en efecto, condimenta los libros de Verne. Tienen esa combinación de entretenimiento con educación en la ciencia, los últimos descubrimientos científicos, la fascinación por la aventura y geografías distintas. Elementos de los que no está desprovista ‘La vuelta al mundo en 80 días’, que narra cómo Phileas Fogg, un acaudalado caballero británico, emprende una peripecia alrededor del globo acompañado de su criado Jean Passepartout, con el fin de ganar una apuesta.

Pero los libros de Verne son capaces de seducir a lectores por encima de la mayoría de edad. Aun en una época como la nuestra, donde las invenciones del francés quedan opacadas frente a avances tecnológicos como la inteligencia artificial, sus personajes continúan despertando emociones gracias a una “especie de luz interna por la verdad, el conocimiento, que nada los detiene y confían en el poder de la inteligencia y la deducción”, según el especialista.

Phileas Fogg, precisamente, pertenece a esa estirpe de creaturas vernianas. Uno puede decir que el gran combustible es la bolsa de dinero que lleva Fogg, pero sin su cabeza, sin su nobleza, sin su caballerosidad, sin su amor por la ciencia, la vuelta al mundo habría sido imposible. Uno puede maravillarse por el poder ‘profético’ de la novela. Pero eso de una manera es caduco, porque la sorpresa está en la capacidad de asombro de sus personajes. Eso sigue conmoviendo.

Julio Verne, sus influencias y huellas

Es probable que Julio Verne haya leído a Edgar Allan Poe en las traducciones que hizo de su obra el poeta Charles Baudelaire. La influencia del narrador estadounidense irradió en las historias del francés a nivel temático, a tal punto que su novela ‘La esfinge de los hielos’, por ejemplo, es una “continuación” de la inacabada ‘La narración de Arthur Gordon Pym’, apuntó Iparraguirre. Salabert, además, explica que esta influencia “se extiende también a la composición técnica”.

‘La vuelta al mundo en 80 días’ continúa el tema general de los ‘Viajes extraordinarios’, el título bajo el que Verne agrupa sus 64 novelas: la conquista y el dominio de la naturaleza por la industria, de la que el tren y el barco de vapor son aquí los principales exponentes. No se trata aquí de un viaje de exploración, sino de un viaje de medición de la Tierra, en el que el metro utilizado es el tiempo, y el instrumento un reloj viviente: Phileas Fogg.

Profeta del futuro, a Julio Verne se le adjudicó la paternidad de la ciencia ficción. Sus historias de travesías por océanos y continentes nuevos se pueden extrapolar a la idea de viaje en las estrellas que desarrollaron autores del género durante las décadas de 1920 y 1930. Existe una cuestión de las grandes distancias, la posibilidad de aislamiento, la vida a bordo… la gran metáfora del espacio es el mar cósmico. Esa manera de apropiarse del espacio exterior tiene la huella de Verne.