El frenesí político no debe interferir las políticas del Banco Central
La independencia del Banco Central es vital para mantener la estabilidad de la economía.
En Bolivia los elegidos a la presidencia del Banco Central han asumido el cargo por cuoteo político y no por procedimientos de elección de una terna de notables. En los últimos días se ha suscitado un debate por la caída de las Reservas Internacionales Netas (RIN) que ha llevado a una serie de especulaciones sobre el encarecimiento de la divisa norteamericana y hasta algunos agoreros de la economía temen el rebrote de un proceso inflacionario. A todo esto, el BCB es uno de los defensores para la aprobación de Ley de Compra de Oro destinado al fortalecimiento de las reservas internacionales, afectadas, dice el presidente del órgano emisor, Edwin Rojas, por el incremento del gasto de la importación de combustibles. El debate se frenó en diputados por el rechazo de los cooperativistas mineros y la oposición que califica la medida como una nueva arbitrariedad del Gobierno.
Hay que considerar en el debate que tras la pandemia y la guerra en Ucrania muchos bancos centrales en el mundo han tomado medidas para frenar la inflación, pero a la par este tipo de medidas encarecen las tasas de interés. Un ejemplo inusual en esta dirección ha sido usado por el presidente de los Estados Unidos que ha deslizado criticas sutiles al presidente de la FED por los mismos motivos. En Brasil la discusión tomó ribetes de escándalo precisamente porque el banco central es un ente autárquico cuyas decisiones gozan de absoluta autonomía.
No es raro que los bancos centrales, en este periodo aumenten las tasas para mantener la inflación bajo control. Al presidente brasileño Lula no le gustaron los términos del comunicado de la institución que justificaba mantener altas las tasas de interés, subió el tono y comenzó a apuntar al BC en declaraciones consecutivas. Primero, Lula se quejó de la baja meta de inflación que estimuló las altas tasas de interés, e incluso afirmó que podría revisar la autonomía de la institución a partir de 2025, poco después del final del mandato del “ciudadano” que la comandaba. Posteriormente, calificó el nivel de las tasas de interés como una “vergüenza”.
Los bancos centrales de Perú y Chile como ejemplo
En Brasil algunos de los asesores más cercanos a Lula tienen la tarea de sensibilizar al presidente sobre los riesgos de tal agitación. En su tarea podrían utilizar ejemplos de autonomía del banco central en otros países de América Latina, incluidos los socialistas. Perú, ahora sumido en una crisis política e institucional, ha crecido de manera constante durante unas tres décadas, habiendo multiplicado su PIB por seis en ese período. El presidente de la BC local, Julio Velarde, ocupa el cargo desde 2006 y la estabilidad ha atravesado gobiernos de derecha y de izquierda, juicios políticos, golpes de Estado y hasta el suicidio de un expresidente, gracias al blindaje de la economía. En Chile, el presidente izquierdista Gabriel Boric eligió como ministro de Hacienda al presidente de BC del gobierno anterior.
En Bolivia, las voces agoreras de varios especialistas que siguen de cerca un movimiento que indicará las intenciones del gobierno que no actúa con sinceridad en varios temas, pero si mantiene la estabilidad económica será un acierto que habría que reconocer aun a costa de tener una de las inflaciones más bajas del mundo, que hasta ahora se constituye en uno de los logros más publicitados del Gobierno de Luis Arce.