El contraste fácil de la caída del Fassil

Por Carlos Rodriguez San Martin
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Banco fassil, diseño dat0s

Con la distancia del caso la quiebra del Fassil podría atribuirse al caótico periodo de caídas bancarias en el mundo. En EEUU, la decisión de la FED de subir las tasas de interés para controlar la inflación llevó al SVB a comprar bonos del tesoro que se desplomaron y comenzó el desangre a un ritmo alucinante de US$ 1 millón por minuto. Pero el First Citizens articuló el salvataje. La transacción incluyó la venta de US$ 72.000 millones de dólares de activos. Esto quiere decir que los depositantes de SVB se convirtieron “automáticamente” en depositantes de First Citizens Bank.

En Suiza, pasó algo similar. El Credit Suisse, estuvo a punto de colapsar. Perdió liquidez ante el inesperado retiro de US$ 69.000 millones de sus clientes, pero el UBS (el banco suizo) entró a por él.

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Lo del Fassil no tiene la misma lógica, aunque ocurrió en el mismo periodo. El de Bolivia entró en colapso el 14 de marzo con la notoria diferencia de que se había convertido en los pocos años de recorrido en el patito feo de la banca privada. Ya no participaba del selecto grupo de bancos afiliados a la Asociación de Bancos (ASOBAN) y se enmarañó en una desproporcional habilidad fraudenta de sus accionistas, facilitando movidas irregulares aceptadas por la Autoridad del Sistema Financiero (ASFI), que las dejó pasar y de la mañosa carga el resultado.

Ya en febrero la Bolsa Boliviana de Valores le había pedido un “plan de regularización” para subsanar malas prácticas en la gestión del banco. Se habla de US$ 3.500 millones de pérdidas que para la banca en Bolivia no es poca cosa. El Fassil se había convertido en menos de 10 años en el tercer banco más grande de Bolivia.

Los ahorristas del Fassil deambulan una larga y triste peregrinación para recuperar su dinero con retiros de apenas 1.000 Bs. Ningún banco ha anunciado intensión de comprar la deuda del Fassil y la autoridad le exige que venda sus activos que crecieron como el pandemónium en los últimos años.

Sucursales del banco por aquí y allá en todo el país que difícilmente cubrirán el colapso. Será esta una premonición de lo que está por venir o apenas una triste anécdota del contraste fácil y difícil como lo escribe Sócrates en sus Diálogos antes de beberse la cicuta.

 

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