El tren de Aragua

La temible organización criminal venezolana está operando en varios países latinoamericanos incluida Bolivia.

En Lima, la capital de Perú, una mujer transexual fue acribillada con 31 disparos el pasado mes de marzo. El asesino grabó su ensañamiento y lo difundió en las redes sociales. En el norte de Chile el propio presidente Boric nombró a un delegado con súper poderes para enfrentar el clima de inseguridad pública. En Arica dos cuerpos fueron exhumados el mes pasado. Se descubrió que ambos habían sido sepultados con vida. En Colombia, un bar de Bogotá fue usado para descuartizar personas. Todo apunta que detrás de estas atrocidades está el Tren de Aragua, mencionada por dat0s en un reportaje sobre el contrabando que se interna desde la frontera con Chile a través de la desértica región de Tarapacá y Parinacota. Se trata de una organización criminal que está sembrando terror que surgió como un sindicato de construcción de una obra inconclusa, en Venezuela, allá por el 2009 y que casi 15 años después ha extendido sus tentáculos del hampa en Latinoamérica.

Te puede interesar: La crisis de inseguridad que hace temer una estampida, baja del centro al sur

Una parte de las ganancias obtenidas por las facciones del Tren de Aragua, esparcidas en ocho países de la región (a los ya mencionados se suman Bolivia, Brasil y Panamá), tienen un destino: el Centro Penitenciario de Aragua, más conocido como la cárcel de Tocorón, construida hace 40 años, en la que permanece el líder-fundador de la organización: Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias Niño Guerrero, sentenciado en el 2018 a 17 años de cárcel por un rosario de delitos. Prohibido no rendirle cuentas.