La crisis de inseguridad que hace temer una estampida, baja del centro al sur

Por Redacción dat0s
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Ecuador inseguridad,
Foto: Reuters

La problemática del crimen organizado se ha convertido en motivo para una brutal represión en algunos países centroamericanos a la que le sigue una peligrosa expansión en nuevos espacios territoriales, que pone en peligro al sur.

La brutal represión contra la maras en El Salvador ha vuelto intocable al presidente del país centroamericano, Nayib Bukele. Mientras el mandatario hace construir modernas cárceles para encerrar a los delincuentes bajo reja en condiciones deplorables, y condena con penas ejemplares en sistemas de aislamiento feroces a los delincuentes, otros países próximos están sufriendo la extraña incursión de peligrosas organizaciones criminales a foco de un conflicto mayor en la región.

Llamase como se llame, la aterradora expansión de la delincuencia se podría convertir a corto plazo en un problema mayor, que delimite la frontera entre el bien y el mal a la hora de elegir presidentes. Bukele tiene la aprobación del 90% del electorado y está pensando seriamente reescribir la constitución para mantenerse en el cargo, a pesar de las prohibiciones que señala la carta magna del país centroamericano.

Un fenómeno similar ocurre en otros países del centro y de allí las piezas del crimen organizado están bajando al sur. Un reportaje del diario El País cita que en lo que va del año el número de asesinatos y muertes violentas se han incrementado en un 58% en Ecuador un país hasta hace poco jamás hubiera sido catalogado como altamente peligroso; en el que se han registrado en lo que va del año (enero a junio) 3.513 asesinatos. Se estima que hasta finales de año –de acuerdo a la misma información- que la tasa de asesinatos crecerá en 40 homicidios por 100.000 habitantes, un desborde inusitado comparado con el 2022 en el que no pasaban de 20.

Ese escenario catastrófico cerca a las elecciones en ese país es la mejor campaña para cualquier candidato que ofrezca poner en la cárcel, como en El Salvador, a los delincuentes que están sembrando una peligrosa crisis de inseguridad.

Igual de inquietante es la expansión de la organización criminal venezolana, Tren de Aragua, que ha comenzado a operar sin piedad en varios países latinoamericanos. Se habla que una red de la organización opera con absoluto respaldo de jefes encarcelados en Venezuela; en Chile, donde ha asentado una peligrosa presencia, el propio Ecuador, Argentina y otros países incluidos Bolivia.

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