Las habilidades educativas que nos ayudan frente a la inteligencia artificial

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Me pongo un pódcast donde me cuentan cómo realizar una receta. Escuchar la descripción hace que se me haga la boca agua, la forma de relatarlo me impresiona. Imagino el resultado sobre la mesa y no puedo esperar. Compro todo lo que se requiere rápidamente y me pongo en marcha. Con respecto a eso de “una pizca de sal”, ya veré qué hago.

No tengo las medidas correctas de casi nada. El mismo audio ya lo dice así: “Lo irás viendo, te lo pedirá el plato”. Tampoco he buscado cómo será su aspecto final. Solo me ha entusiasmado la idea.

Cocino finalmente y el resultado es un desastre. Cocinar es un horror.

La importancia de estar preparado

Que algo sea o no una pesadilla depende en gran medida de cómo se nos explique, nos preparemos para afrontarlo, cómo empleemos nociones y conceptos que ya dominamos y cómo lo retroanalicemos una vez obtengamos los primeros resultados.

En plena explosión de popularidad de la inteligencia artificial, cuando su uso por parte de estudiantes, así como profesores, abunda en entornos educativos universitarios. La sensación puede ser parecida a la que sentimos cuando escuchamos la elaboración de esa receta sin instrucciones precisas.

Pero pensemos que desde su eclosión a finales del año 2022 contamos con una herramienta más. Bien introducida dentro de nuestra estrategia docente puede darnos más placeres que disgustos.

Sin embargo, ante el abanico de posibilidades que se abre, los docentes nos hacemos muchas preguntas: ¿qué pasará si los estudiantes la usan en el aula? Ya la usan: ¿cómo actúo para detectar si, entre otras cosas, plagian o no? ¿Me quedaré atrás como docente? ¿Por qué me siento perdido? En definitiva, ¿cómo puedo afrontar la existencia de la IA y no morir en el intento?

Formación continua

Los docentes nos vamos adaptando continuamente a la utilización de nuevas metodologías educativas y a la forma de aprender de cada generación. A esto debemos añadir el rediseño de nuestras funciones como formadores universitarios ante un presente laboral que ya no es futuro y al que no podemos dar la espalda.

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Debemos guiar al grupo de estudiantes a partir de una base previa que traen de la educación primaria y secundaria; si no la trajeran, la impulsamos. Lo hacemos desde una estrategia donde la formación continua es el eje, también para nosotros mismos.

Como profesorado, seguimos aprendiendo a través de cursos, talleres y seminarios que nos facilitan competencias transversales, entre las que están la divulgación, la comunicación y también la resolución de conflictos, sin olvidar la puesta al día en nuestros propios ámbitos de conocimiento.

Todo esto nos permite mejorar los resultados, desde nuestra cocina o desde el currículum oculto.

Es así como podemos llegar más allá de lo esperado, empleando toda una serie de herramientas estratégicas, analógicas y digitales que facilitan la mejora de la curva de aprendizaje de cada estudiante. Ahí entra la inteligencia artificial.

¿Nuevas amenazas?

La inteligencia artificial también tiene su lado oscuro. El plagio es uno de ellos, pero no es un problema nuevo. La investigación de otros especialistas puede ayudarnos a afrontar este problema y darnos pautas de apoyo.

Frente a estas y otras amenazas, debemos contrastar la información e investigar nuestras dudas –capacidades necesarias no solo para hacer frente a la IA, sino a todas las materias universitarias y laborales–.

La escucha activa y la experiencia anterior en el uso de otras herramientas recientes, como por ejemplo la provocada por la también reciente eclosión del pódcast educativo, también pueden ayudarnos.

Convertir amenazas en oportunidades

Podemos fomentar estrategias que sirvan para suplir las carencias en comprensión lectora y su impacto en los modos de aprendizaje de nuestros estudiantes desde hace varios cursos.

Así, por ejemplo, el desarrollo de las órdenes o preguntas que le hacemos a la propia inteligencia artificial –prompts en inglés– para obtener buenos resultados es toda una oportunidad: nos ofrece la coyuntura perfecta para estructurar la forma de plantear un proyecto junto con los estudiantes desde la lectura de una manera comprensiva, crítica y organizada, algo que les formará como mejores profesionales.

En la Universitat de les Illes Balears hemos puesto en práctica, desde la asignatura Fundamentos del Diseño del grado en Edificación, esta estrategia.

La clave está mantener un diálogo constante con el grupo de estudiantes. El esfuerzo es el mismo que en cualquier otro proceso formativo.

Cuando en docencia hacemos uso de herramientas que trabajan con la inteligencia artificial también procuramos conocer los elementos que emplearemos o nos prepararemos para conseguirlo. Si no lo hacemos, mataremos el aprendizaje y de paso sí que puede que muramos en el intento.

 

Este artículo fue publicado originalmente por The Conversation