Se mío hasta que me aburra

Cuando era niño la búsqueda del amor pasaba por los cuentos de hadas y en las cabezas de familia y amigos todo terminaba en la fórmula “… y vivieron felices para siempre”; sin embargo, con el pasar de los tiempos esta fórmula se fue modificando, ajustándose a una realidad más real y cada vez menos “para siempre”. En un pasar del tiempo la cosa se ha transformado el “para siempre” se ha vuelto un hasta que algo nuevo y distinto nos llegue.

Ahora el amor es una cosa fugaz pues se ha transformado en la experiencia del sentir, donde el sexo toma una fuerza inusitada (pensemos en el tema central de las canciones de reggaetón, por ejemplo). Se buscan perfiles amorosos variados con criterios estéticos distintos desde imágenes de amantes clásicos hasta amantes de edad.  El hecho es que ya no se ama tanto a la persona como a la sensación que produce.

Cómo tal, surge la preocupación por el rendimiento del amante ya sea como compañía, ya sea como pareja sexual o ambos. Ante este cuadro lleno de sensaciones: ¿qué pasa con los que por fracasan en este mercado sensorial? Y es aquí donde vemos a muchos vagando en soledad que se traduce en nuevas formas de estar sólo.

Quizás una de las mayores soledades de estos tiempos es la de quien se encierra en su trabajo, su excusa la disfraza con la búsqueda del éxito, es un ser productivo lleno de proyectos que de muchas formas alimentan su ego y lo distraen de la necesidad de entrar en el juego de los amores transitorios.

Otra forma de vivir la soledad radica en vivir colgado de las redes sociales, es quizás el contador de contactos la excusa perfecta para decir que no está solo, “conozco mucha gente” dirá “hablo con muchos de mis contactos”, “no necesito de una pareja mientras tenga con quien hablar”.

Una nueva forma imagino que al mejor estilo de la película Her (Ella) ocupa el lugar de la soledad, se habla con una IA, se elige la que mejor se acomode a una forma empática y se establece preguntas infinitas sobre variados temas. Esperando una respuesta que complazca de alguna manera.

También la soledad se presenta en forma de hastío, al ver un fracaso en el mercado del amor, la mejor salida es cerrar la puerta y buscar una nueva motivación que cubra esas necesidades, “total mientras más lejos de todo menos daño se hace y menos daño me hacen”.

Es así como el mercado sensorial (buscas pareja para sentir y hacer sentir hasta que el hastío marca el momento de buscar una sensación nueva) ha transformado al cuento de hadas en una serie de nuevas formas de enfrentar algo tan humano como el amar y sentirse amado. El estar sólo y la soledad -si buscamos un culpable o si lo vemos en un sentido negativo, estamos equivocados- quizás sólo quizás sea una nueva sensación más.

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