Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´roll) | Decimocuarta entrega

Por Carlos Rodriguez San Martín
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El encuentro de los Williams en Lagoinha. La discreta elegancia de la señora Williams. La libertad negociada con el ministro de Justicia de Brasil.

 

Al día siguiente, la señora Williams después de una ducha tibia, cogió un conjunto sastre de cachemir, escogió una blusa beis y tras delinear sus ojos, humedecer sus labios de contornos delicados algo gruesos con un lápiz labial opaco, introdujo a su cartera del mismo color que el conjunto sastre que hacían juego con sus zapatos, algunos documentos indispensables; cosméticos, un perfume, el estuche de sus anteojos Rayban oscuros y bajó al comedor a servirse un café como lo hacía desde que tenía uso de razón. Serían como las 10 cuando Regina atravesó el lobby con dirección a la mesa donde se encontraba la señora William, esperándola.

Regina condujo su Fiat Uno hasta las afueras de la prisión, manejando algo incómoda en medio de un silencio que apenas se rompió con preguntas directas sobre la FAFICH, las amistades y los estudios de Maldox que deberían culminar ese año. Regina trabajaba en la secretaria de la carrera de Comunicación Social por lo que pudo contestar con soltura; aprovechó para hacer un par de comentarios elogiosos sobre Maldox que pasaba con frecuencia por sus oficinas en busca de libros de consulta para sus estudios prolijamente atendidos. Cuando la señora Williams inquirió sobre Mauricio Alexander, el Fiat Uno de color blanco, venció la calle de ingreso a la prisión, por lo que la charla sobre el asunto quedó interrumpida. Regina apenas venció la intersección, no se detuvo en ningún otro asunto sino el que las había traído al lugar.

El manzano que ocupaba Lagoinha lucía un aspecto deprimente, las paredes quizá nunca habían sido pintadas desde hacía años, una capa de hollín oscura ocultaba el color que alguna vez tuvieron, ubicada en uno de los barrios más podres de BH. La señora Williams prefirió omitir cualquier comentario de la situación del espacio que atravesaba con un nudo en la garganta, sin pronunciar una sola palabra, apenas atinó a abrir la cartera azul tomó en sus manos el estuche de lentes, sacó los anteojos, limpió los cristales con un paño fino y se los colocó ocultando detrás de ellos las lágrimas que comenzaban a resbalar de sus ojos, mordió los labios para contenerlas, pero igualmente le cayeron por sus mejillas.

Los trámites de ingreso fueron relativamente rápidos. El abogado Kanaut las esperaba a pocos pasos del ingreso del portón negro que dividía el mundo interior de aquellos desdichados que se encontraban detrás de esas paredes infranqueables y el mundo exterior representado en las personas que esperaban alguna respuesta en la fila de ingreso de un día de visitas. El abogado al advertir la presencia de la señora Williams apresuró el paso a su encuentro, la saludo amablemente inclinando su dorso delante en señal de respeto. Poco después, siempre acompañados de Regina, vencieron una pequeña fila y las condujo con un pase facilitador hasta la caseta de ingreso. El comisario que había sido anunciado por su presencia, acudió a su encuentro junto al portón metálico corredizo. Tras conducirlos a su oficina, llamó al guardia y le pidió convocar al detenido Maldox Williams. No debieron transcurrir ni 5 minutos cuando llamaron a la puerta del delegado con el detenido.

Madre e hijo se abrazaron sin pronunciar palabra alguna. La señora Williams en un acto de contención supremo sonrió de manera natural y acarició el rostro de Maldox una y otra vez, aunque se notó nuevamente una hilera de lágrimas corriendo por sus mejillas. La señora Williams preguntó una y otra vez a Maldox si estaba bien. Rechazó un par de veces un vaso de agua que le ofreció el delegado. Sentía el embate en el centro mismo de su corazón, pero a pesar de ese sufrimiento mantenía la misma convicción y la fortaleza de siempre.

El abogado Kanaut pidió al delegado que los dejará un momento a solas, petición que el policía accedió inmediatamente haciendo una señal afirmativa, se retiró inmediatamente. Cuando estuvieron a solas el letrado volvió a repetir detalles de la defensa. Esto fue lo que dijo: “Debemos convenir que Maldox fue detenido con una pequeña cantidad de maconha, pero la imputación formal por ´tráfico de drogas´ no tiene consistencia, es una falacia sencilla de demostrar. Han intervenido su habitación con una orden del juez en busca de cocaína, sin ningún hallazgo que certifique ese extremo. Vamos a sustentar nuestra defensa en la audiencia preliminar para obtener la libertad de Maldox antes de que sea transferido a una prisión federal. La acusación sin pruebas nos abre un camino expedito favorable. Actuaremos con argumentos sólidos en la audiencia”. Una vez que el abogado terminó de hacer uso de la palabra, nuevamente los Williams se abrazaron largamente. Debió ser cerca al mediodía cuando se despidieron.

Fue un día triste para la señora Williams, el ver detenido a su hijo era algo que jamás se le hubiera pasado por la cabeza; una acusación por “tráfico de drogas” la angustiaba, a pesar de que las condiciones expresadas por la defensa eran muy favorables para una liberación rápida, cuando se encontró a solas en su habitación del hotel lloró desolada sin que nadie la vea. Los argumentos de zanjar la detención preventiva en la justicia, no eran motivos suficientes para revertir el sufrimiento que la angustiaba. Esa misma tarde después de reunirse con el abogado Kanaut, fijar sus honorarios y las condiciones del pago por sus servicios, la señora Williams abordó un taxi que la esperaba en las afueras del hotel rumbo al aeropuerto de Pampulha.

A los pocos días se realizó la audiencia en la que Maldox se limitó a pronunciar un par de oraciones preparadas por recomendación del abogado. – “Limítate, di que no has consumido jamás cocaína, que no consumes marihuana que lo sucedido con la maconha en tus bolsillos fue un error”, repitió. Kanaut, en cambio, se explayó en consideraciones sobre la detención de su defendido y ahondó sobre casos en los que un mínimo porte de maconha no puede ser motivo de acusaciones infundadas y sin una sola prueba por semejante acusación.

La detención de Maldox era en términos legales una bandera, utilizada por la PM para atemorizar a los consumidores en las universidades donde su uso era frecuente. “La legislación de drogas de los tiempos de la dictadura – expresó el letrado – no se compadece con la coexistencia de las libertades del individuo en las universidades”. El abogado conectó su relato con ejemplos de detenciones abusivas, hacinamiento carcelario, corrupción policial y violencia contra las libertades y violación de los derechos humanos. Días más tarde, la señora Williams tramitó una audiencia con el ministro de Justicia a través de conductos regulares en la Embajada de Brasil en La Paz. Nunca más después de esa reunión que se celebró en Brasilia, la familia Williams volvió a hablar del asunto.

Concluida la audiencia con el ministro Ibrahim Amiaki, la señora Williams expuso a Bruno Kanaut –telefónicamente- los acuerdos arribados en dicha reunión, así se zanjó el caso de su defendido que fue puesto en libertad días después. En diciembre de ese año, Maldox Williams recibió su título de Comunicador Social con especialización en Jornalismo en una emotiva ceremonia que se celebró en el auditórium de la FAFICH en la que, en medio de un cerrado aplauso, se encontraba la señora Williams.

 

Acceda a las anteriores entregas en los siguientes enlaces:

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Primera entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Segunda entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Tercera entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´Roll) | Cuarta entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Quinta entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Sexta entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Séptima entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Octava entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Novena entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Décima entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Onceava entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Duodécima entrega

Las Pistas de Maldox (Guerra Fría, Drogas y Rock n´ Roll)| Decimotercera entrega


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