
El candidato ha decidido una reconciliación con el masismo para ganar la segunda vuelta.
Tuto Quiroga ha decidido seducir al centro popular para ganar votos en la segunda vuelta, una candidatura que se proclamó de derecha irreconciliable con la izquierda. Ese cambio vertiginoso de eje significa que sin el voto popular del centro será difícil ganar la ronda electoral que se avecina. La campaña negra dispuesta por su consultor político, el ecuatoriano Jaime Durán Barba (experto en redes sociales y polarización), sufre un sacudón de consecuencias impredecibles para sus seguidores que hasta ayer aplaudían la “guerra sucia” frontal contra el binomio del PDC apuntado de ser aliado al masismo. Qué llevó a Tuto Quiroga a realizar el giro. La única explicación plausible es que Durán Barba analizando el entramado electoral boliviano concluyó que la exposición a informaciones contrarias a las ideas de las personas pronuncia sus ideas y no se las hace cambiar. En este caso, si partimos del hecho de que el voto no cambia en una segunda votación y se pronuncia pese a las informaciones contrarias, había que cambiar rápidamente de guion.
En la elección del pasado 17 de agosto Libre desató una incesante “guerra sucia” para bajar a Samuel Doria Medina del primer lugar que ocupaba en todas las encuestas (11 de 9), pero en la segunda batalla volver “a contratar trolls era como comprarte un fusil de alta precisión y pedirle a una persona que vaya a cazar conejos a culatazos a una loma. Es una estupidez, no sirve para nada” (sic). Consecuentemente, había que conectar a Tuto con un elector diferente para ganar votos bajando al espasmódico centro popular.
El estratega político Anthony Downs, desde un enfoque racionalista, plantea que “los partidos tienden a correrse al centro como estrategia electoral para captar al votante mediano, en un proceso de competencia por los electores moderados antes que por convicciones profundas”. Así, el centro puede representar ciertos valores propios, como la moderación, el pragmatismo y la reforma gradual.
Anthony Giddens, con su teoría de la Tercera Vía, propone un “centro progresista” que combine Estado y mercado, individualismo y comunidad, como forma de renovación de la socialdemocracia, aquella de “tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario”, que ya lleva 70 años como axioma de la socialdemocracia. En ´El fin de la ideología´, Daniel Bell ve en el centro un rechazo de los dogmatismos y un consenso tecnocrático.
En resumen, el giro de Quiroga al centro es crucial para evitar matar a electores masistas a culatazos. La gran pregunta es si el planteamiento es verdad o mentira.