Estados Unidos firma una tregua comercial que refuerza a China

Javier Gracia Agrela | Descifrando la Guerra
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Foto: EFE

Aunque Trump ha celebrado la reunión como una victoria para Estados Unidos, calificándola de haber sido un “12 sobre 10”, en la práctica quedan muchas incógnitas y no parece que Washington haya conseguido nada nuevo de importancia, a diferencia de lo cedido en sectores importantes. 

El jueves 30 de octubre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, se reunieron en el marco de las negociaciones de la tregua comercial entre ambos países.

Los líderes de las dos mayores economías del mundo se citaron en la ciudad de Busan, Corea del Sur, en lo que fue su primer encuentro en persona desde 2019. La reunión tuvo lugar aprovechando la asistencia de ambos mandatarios a la Cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) 2025.

Nueva ronda de negociaciones

El encuentro entre Xi Jinping y Donald Trump se producía pocos días después de la quinta ronda llevada a cabo por los equipos negociadores de ambos países para sellar un acuerdo comercial. Mientras Trump asistía a la 47ª Cumbre de la ASEAN, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng, se reunían en otro edificio de Kuala Lumpur, Malasia, para continuar con las conversaciones y allanar el terreno para el acto en Busan.

Esta nueva ronda tuvo lugar tras un repunte en la guerra comercial entre Estados Unidos y China. La escalada vino marcada por la decisión de Pekín de reforzar el control sobre las tierras raras, limitando la exportación de nuevos minerales y supeditándola a licencias aprobadas por el gobierno chino.

Trump amenazó con aplicar aranceles del 100% a los productos procedentes del país asiático y Scott Bessent llegó a calificar a China de “poco fiable” y de “manipular el mercado”. En añadido, el líder republicano volvió a criticar el escaso volumen de importaciones de soja estadounidense por parte de China, describiéndolo de “acto económicamente hostil”.

Sin embargo, el pasado fin de semana, las negociaciones se desarrollaron sin contratiempos. Se anunció que se habían ultimado los detalles respecto a la cuestión de TikTok y un posible aumento en el comercio bilateral. Además, Bessent insinuó que el refuerzo del control sobre las tierras raras por parte de China y la amenaza de nuevas tasas por parte de Estados Unidos estaban “fuera de la mesa”.

El cara a cara de Donald Trump y Xi Jinping

Finalmente, el jueves se reunieron Donald Trump y Xi Jinping, con sus respectivos equipos. Tras casi dos horas de encuentro, se anunció un nuevo marco –no un acuerdo comercial– que abarca diferentes puntos.

China se compromete a reducir el flujo de fentanilo a Estados Unidos, además de posponer un año la entrada en vigor de los nuevos controles sobre tierras raras, aunque las actuales restricciones siguen vigentes.

En materia comercial, el secretario Bessent anunció que Pekín volverá a importar soja estadounidense, empezando por 12 millones de toneladas métricas de esta temporada. Por último, la potencia asiática pausará durante un año sus contramedidas a la Sección 301 de la Ley de Comercio estadounidense de 1974, que en la práctica permite al gobierno norteamericano aplicar aranceles u otras medidas a China en represalia a “prácticas comerciales desleales”.

Washington, por su parte, reducirá a la mitad el arancel del 20% aplicado a China en relación con el fentanilo, dejándolo en un 10%. Esto sitúa el tipo arancelario sobre los productos chinos en un 47%. Respecto a la Sección 301, suspenderá durante un año las medidas que afecten a las industrias marítimas y navales chinas. En la práctica, esto se traduce en una suspensión de las tasas portuarias recíprocas por parte de ambos países.

Junto a lo anterior, Estados Unidos suspenderá los controles de exportación en materia de tecnología, posponiendo la polémica BIS 50 percent rule, que incluía en una lista negra a filiales cuya propiedad mayoritaria es de compañías chinas, impidiéndoles adquirir tecnología restringida que pudiera acabar en manos de sus empresas matrices.

China se apunta una victoria

Aunque Trump ha celebrado la reunión como una victoria para Estados Unidos, calificándola de haber sido un “12 sobre 10”, en la práctica quedan muchas incógnitas y no parece que Washington haya conseguido nada nuevo de importancia, a diferencia de lo cedido en sectores importantes.

China ha conseguido una reducción del 10% en los aranceles que gravan las ventas de fentanilo. Además, se pausa la presión a sus filiales, que ahora tienen un año de margen para maniobrar y podrían llegar a evadir definitivamente esta norma incluso cuando vuelva a entrar en vigor.

En añadido, ha conseguido que se eliminen, al menos temporalmente, las tasas que afectaban a sus barcos que atracaban en puertos estadounidenses. Todo esto prácticamente solo a cambio de no ampliar la limitación sobre las exportaciones de tierras raras, pero manteniendo a los minerales ya restringidos.

El resto de medidas están sin concretar. El Ministerio de Comercio chino, a pesar de las declaraciones de Bessent, informó que el compromiso aceptado sobre la compra soja no incluye disposiciones específicas. En cuanto al fentanilo, directamente no se ha anunciado ninguna medida, y en lo relativo a TikTok, no ha habido nuevos anuncios, por lo que su cesión sigue en el aire.

En definitiva, parece que Pekín ha ganado mucho a cambio de poco, a la par que empieza a usar su dominio del suministro mundial de las tierras raras como una importante baza negociadora.

Si a esto le sumamos la agilidad de Pekín para diversificar sus exportaciones en diferentes sectores para no depender de Estados Unidos y su intención de llegar a la autosuficiencia tecnológica para 2030, en lo que será parte del futuro XV Plan Quinquenal, el escenario para Washington no es muy esperanzador. China ha sabido mantenerse firme y tiene planificación sólida.

Todo apunta a que está lista para librar una guerra comercial contra Estados Unidos desde una posición más ventajosa que durante el primer mandato de Trump. Pues a pesar de esta nueva tregua coyuntural, que ni si quiera ha llegado a materializarse en un acuerdo comercial, los problemas de raíz siguen sin abordarse, por lo que es de prever que la relación bilateral entre Washington y Pekín siga deteriorándose y se recrudezcan las confrontaciones.


"La realidad no ha desaparecido, se ha convertido en un reflejo"

Jianwei Xun
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