La granja de los animales 11

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La prensa ha repetido varias veces que el museo de Tiwanaku se está cayendo a pedazos. La verdad es que hay unas enormes goteras y una anarquía total en el manejo, pues los comunarios del lugar se embolsillan los ingresos que son bastante jugosos. Hete aquí que el Alcalde consiguió de USAID la suma de US $ 70.000 para tapar los huecos y construir una oficina para los arqueólogos residentes -que todavía no los hay-, y que la UNESCO, exige entre otras medidas, para no retirar el título de “Patrimonio de la humanidad” a la ciudad lítica. El día que se iba a entregar la suma, le llegó al Alcalde una instrucción superior para que suspendiera el acto y la donación no tuviera lugar. Como se sabe, según la versión oficial, en USAID no se hace más que conspirar contra el régimen y en cualquier contribución, por inocente que sea, se asoma la garra del imperio. Al final no importa que esa platita no haya servido, pues igual el régimen usa a Tiwanaku, tan solo como un telón de fondo para sus ceremonias pachamamistas.

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El acreditado poeta A. Odnamra, que se halla de visita en nuestra ciudad le ha dedicado al magistrado Gualberto Cusi, quien desde el Tribunal Constitucional, emite sus juicios, viendo de qué lado caen las hojas de coca, estas “sentencias”: “Que vengan los yatiris y los brujos/remasticando la sagrada coca/ a descubrir entre sus verdes flujos/ el destino implacable que nos toca.// Que vengan los arúspides nativos/ a mirar de los muertos en su entraña/ el aciago futuro de los vivos/ que la aviesa justicia la enmaraña.// Espada de Damocles es justicia/ en la toga feroz de la venganza/ donde impera la impúdica codicia/ junto a la coca y su adivinanza.// El acullico de genial togado/ aclara los litigios que “revoca”/ con probidad confusa de abogado/ y con sabia “sentencia” de la coca.// En la extraña Pluri Constitucional/ no sirven decretos, leyes, ni papel/ y es solo posible un “fallo” legal/ con hojas de coca comprada a granel.// Parece menester sembrar más coca/ para garantizar la fiel justicia/ que clamorosamente el pueblo invoca/ antes de perecer en la injusticia.//”

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En este lío de los médicos que ha paralizado por semanas, la atención a tantos pacientes urgidos de ella, por el Decreto, estableciendo 8, en lugar de 6 horas de trabajo para los galenos, no se ve voluntad del régimen de buscar algún arreglo, pues la salud en Bolivia, está a la cola de las prioridades. Mientras se anuncian dos palacios en el entorno de la plaza Murillo, cada uno sobre los 15 pisos y uno de ellos provisto de helipuerto, para mayor comodidad del mandatario, el hospital de clínicas anuncia que el equipo esterilizador de ese nosocomio fue instalado en 1937, es decir hace 75 años, y que su vida útil era de 15. Ha estado a punto de estallar dos veces y por supuesto, ya no esteriliza bien y pone en riesgo, no sólo la salud, sino la propia vida de los pacientes. “Es una bomba de tiempo -ha asegurado uno de los responsables-. Los más preocupados son los anestesiólogos, pues el llamado “autoclave”, funciona todo el día y realiza 14 esterilizaciones diarias del material e instrumental médico del hospital. Veremos si estalla, o si el Gobernador Cocarico se entera a tiempo.

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Parece que el primer mandatario no se apercibe ni se lo dicen sus colaboradores, pero hay un malestar creciente en la opinión pública sobre esta, que ya se puede llamar manía de llevar un equipo de fútbol a sus compromisos internacionales, como si ese fuera el símbolo del país, por encima incluso de la “sagrada coca”. Parece que un equipo viajó a Viena y allí jugó, mientras sus integrantes acullicaban en una doble tarea que no merece el encomio de nadie.

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Pero lo que sí está confirmado es que 12 jugadores acompañaron al presidente a Cartagena, quien previamente le había pedido a su colega Santos, que arme su equipo local. Lo mismo sucedió con el presidente Piñera de Chile, que a sus 60 años, por complacer al mandatario altiplánico se vistió de futbolista con pantalón corto y cachos apropiados y encantado de hacerlo, porque así advertía el nivel de las conversaciones que podría tener sobre el tema de la mediterraneidad boliviana.

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Y es que este tema, como otros de la agenda internacional, no puede ni debe trivializarse. No deben llegar al nivel de la banalidad, porque entonces todo se vuelve una chacota y una joda, y nadie nos toma en serio. Como además el presidente improvisa en sus discursos, o repite anécdotas que a los asambleístas no les importa, se ha referido a la vagoneta de la embajada de Estados Unidos que transportaba, con presencia de la policía boliviana, en la remota Trinidad, un par de escopetas y alguna munición, como si tal traslado fuera una abusiva intromisión del Imperio, ¿si nos quejamos de una pigricia así, quién nos tomará en cuenta, cuando hablemos de un tema serio?

 

 

 

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