Saul Bass, el hombre que hizo del diseño gráfico un arte

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Foto: Cortesía Google

En mayo se homenajeó a Saúl Bass, el diseñador gráfico y director de cine de Hollywood que marcó una época en la creación de los títulos de las películas.

Terra Colombia.- Conocido como el cerebro detrás de las imágenes corporativas más importantes de Estados Unidos, el destacado diseñador gráfico Saul Bass (Nueva York, 8 de mayo de 1920 – Los Ángeles, 25 de abril de 1996) saltaría a la fama al diseñar un afiche publicitario para la película Carmen Jones, del célebre director estadounidense de origen judeo-austriaco, Otto Preminger, quien queda tan satisfecho con el trabajo que pide su colaboración para diseñar la secuencia de títulos del filme.

Ocho años atrás, cansado del escaso reconocimiento a su trabajo sumado a un frecuente acoso laboral por parte de agencias en las que su estilo innovador era desdeñado debido al ambiente timorato que imperaba por aquellos años en Nueva York durante buena parte de la Segunda Guerra Mundial, Bass decidía trasladarse de manera definitiva a la meca de la industria cinematográfica estadounidense en 1946, ciudad en la que finalmente abriría su propio estudio cuatro años más tarde.

Tras el éxito de Carmen Jones vendrían luego colaboraciones de similares características para los cineastas Robert Aldrich, con The Big Knife, o el genial Billy Wilder con ”La comezón del séptimo año”; película que llevaría a la cúspide del estrellato a Marilyn Monroe, quien es considerada como el símbolo sexual por excelencia durante los años cincuentas y principios de los sesentas, gracias a la inolvidable escena realizada sobre uno de los ductos del metro neoyorquino.

Éxito al que seguiría su impecable trabajo en The Man with the Golden Arm, nueva película de Preminger que constituirá un auténtico himno a la estética de aquellos años dorados para el arte estadounidense producto de la influencia de escuelas tan destacadas como la Bauhaus, en el que predominaban los trazos limpios y simples de estilo minimalista, uno de cuyos máximos exponentes fue el arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe, que aún hoy son materia de permanente tributo en series tan contemporáneas y destacables como la estupenda Mad Men, o las películas Catch Me If You Can (2002) y X-Men: First Class (2011).

Afincado como un auténtico maestro en el arte del diseño de caracteres para los títulos de películas con ambiciones estéticas de gran calado, directores de la talla un de Alfred Hitchkock para entonces en pleno apogeo, o de un Martin Scorsese en la plenitud de su carrera, a Bass se atribuye la realización del storyboard de la escena del asesinato en la ducha que hizo tan célebre a Psicosis (1960), no obstante a que el autoproclamado genio del suspenso (famoso entre por su arrogancia y megalomanía) jamás le diera el respectivo crédito.

Trabajo que vendría a sumarse la realización de los afiches publicitarios para Vértigo(1958), Anatomía de un asesino (1959), bajo la dirección de Hitchcock, o El resplandor(1980), película dirigida por Stanley Kubrick, a la par de una destacada participación en el clásico West Side Story (1960) en la que Bass es responsable de conducir el prólogo así como el storyboard de la primera secuencia de baile, así como los créditos del final de la cinta.

Cansado de una etapa muy productiva en la que trabaja al lado de su esposa Elaine, Bass se deja seducir por aspectos menos formales en la elaboración de cualquier película para tomar las riendas de la cámara y dedicarse esta vez a la dirección de varios cortometrajes entre los quese destacan The Searching Eye (1964), From Here to There (1964) y el documental animado Why Man Creates (1968) con el  que incluso gana un Óscar al año siguiente.

Tras el éxito obtenido, Bass se anima al fin a dirigir en 1974 el que será su primer y único largometraje, conocido como Phase IV, y el cual está enmarcado dentro de una tendencia futurista y apocalíptica a la vez, tan común para aquellos años de la Guerra Fría, en el que una colonia de hormigas termina declarándole la guerra a una comunidad de científicos con el fin de acabar con la raza humana.

Experiencia a la que prosigue un regreso triunfal al diseño gráfico comercial en el que trabajaba con cierta frecuencia, en el que sobresalen sus perdurables trabajos para marcas que elevaron su prestigio y reconocimiento gracias al genio creativo de Bass,  entre cuyas imágenes más representativas destacan los logotipos diseñados para  Avery International (1975), AT&T(1969 y 1983), Bell (1969), Dixie (1969), Frontier Airlines (1978),  Minolta (1978), General Foods (1984), Girl Scouts of the USA (1978), Quaker Oats (1969), United Airlines (1974),United Way (1972) y Warner Communications (1974), entre los más destacados.

Redescubierto hacia el final de su carrera por el destacado guionista James L. Brooks así como por  el cineasta Martin Scorsese, Bass sería el responsable de nuevo junto a su esposa de la titulación de filmes tan notorios como Buenos Muchachos (1990), Cabo de Miedo (1991), La edad de la Inocencia (1993), y Casino (1995), en los que deja a atrás algunos de los recursos a partir de efectos ópticos para incursionar en avanzadas técnicas con base en complejos diseños computarizados, de las que también es considerado uno de los más destacados pioneros.

Encargado para la elaboración del cartel que anunciaría la aclamada Lista de Schindlerrealizada por Steven Spielberg, pese a que el que es considerado como su último trabajo en ese campo nunca llegó a distribuirse, su trabajo como diseñador de este tipo de carteles continúa siendo fuente de inspiración para un sinfín de diseñadores gráficos, gracias a la simpleza de una tipografía que no solo es referente obligado sino un auténtico clásico.

”No hay nada de glamoroso en lo que hago porque solo soy un simple obrero. Tal vez tuve mejor suerte que los demás en el hecho de recibir una considerable satisfacción a partir de un trabajo que creo particularmente bien hecho, y que en algunas ocasiones también es reconocido por otros”, manifestó en alguna oportunidad este auténtico genio del diseño, sin necesidad de darse ínfulas siquiera de haber llegado incluso a ser reconocido por ello. Paz en su tumba.