El narcotráfico no se destruye, sólo se transforma

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El narcotráfico es un negocio cada vez más fragmentado, en constante mutación y continua expansión. Esa es tal vez la principal conclusión del informe “Análisis Situacional del Narcotráfico, Una Perspectiva Policial”, elaborado por la Comunidad de Policías de América (Ameripol) y presentado este lunes en Bogotá.


“El tráfico de drogas cumple al fin y al cabo una ley física, no se crea ni se destruye, sólo se transforma”, se lee en las conclusiones del reporte, al que contribuyeron las fuerzas de policía de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Panamá y Perú.

Una conclusión que, según el mismo informe, hace necesaria la adopción de estrategias cada vez más innovadoras y de una colaboración cada vez más estrecha entre las fuerzas policiales del continente y a nivel internacional.

“La desaparición de los grandes cárteles, reconvertidos hoy en día en ‘bandas criminales’ o ‘mini carteles’, han hecho más difícil la lucha contra estas organizaciones delictivas al ser más difíciles de investigar por los problemas inherentes que conllevan, tales como, atomización de grupos, diversidad cultural, expansión de territorios, etc.”, reconocen por ejemplo las autoridades policiales.

Y en el informe, que fue elaborado con financiamiento de la Unión Europea, y se concentra en el análisis de las diferentes rutas y modalidades empleadas por los narcotraficantes latinoamericanos para hacer llegar la droga al continente europeo, también se reconoce que “cada vez hay más mercados, nuevas rutas, nuevas organizaciones delictivas que buscan nuevos socios”.clic

“Pero de la misma manera que los narcotraficantes se adaptan a buscar nuevas rutas, nuevos modus operandi, las policías de este continente deben estar cada vez más adaptadas a esas mutaciones constantes del narcotráfico”, le dijo a BBC Mundo el inspector Marcos Alvar, coordinador del proyecto Ameripol – Unión Europea, que financió el reporte.

Un proyecto que tiene como principal objetivo la construcción de un sistema de intercambio de información para Ameripol, que podría resultar clave en la lucha contra el narcotráfico.

Nuevas rutas

Por lo pronto, entre las nuevas rutas empleadas por los narcotraficantes latinoamericanos, el estudio destaca la cada vez mayor utilización de barcos de carga que viajan desde Brasil rumbo a los Balcanes y otros países de Europa Oriental.

Y en el informe también se hace notar la importancia creciente de las Islas Canarias como uno de los principales puntos de entrada de la droga que pasa por África en su camino al continente Europeo.

La denominada “ruta africana”, de hecho, merece todo un capítulo aparte.

Según el estudio ésta ya es una ruta consolidada, pues por los países de África Occidental actualmente pasa aproximadamente el 30% de la cocaína que se consume en Europa.

Y el caso africano también es presentado en el reporte como un ejemplo de la capacidad de adaptación del negocio del narcotráfico.

Así, según el informe, el conflicto desatado en Malí “hace unos meses” amenazó con interrumpir “al menos temporalmente, las principales rutas de cocaína desde África hacia Europa”.

“Los traficantes, más versátiles que cualquier otro negocio, previeron lo que iba a ocurrir y adaptaron sus rutas a tiempo para no perder parte del lucrativo negocio en medio de una guerra”, afirma Ameripol.

Y esa capacidad de adaptación también es observable en la misma América Latina, y explica los cambios en las tendencias y modus operandi registradas en el informe.

En el caso colombiano, por ejemplo, la reducción del tráfico aéreo vinculado al narcotráfico habría coincidido con un aumento del tráfico marítimo, especialmente vía el uso de semisumergibles, así como con un mayor número de vuelos originados en Venezuela.

Y, según Ameripol, la reducción del tráfico aéreo observada durante la última década en México también contrasta con el aumento de vuelos ilegales con destino a Honduras y El Salvador.

Ojo con la carga

Entre otras tendencias, el reporte destaca además un importante aumento de incautaciones de veleros o yates cargados con droga, durante “el pasado 2012 y en lo que va de 2013”, lo que se interpreta como evidencia de la cada vez mayor importancia de las rutas con orígenes en Argentina, Brasil o Venezuela.

“Varios países del Cono Sur son utilizados por las organizaciones criminales, aprovechando la lejanía, para coordinar desde allí importantes envíos de cocaína hacia el exterior”, se afirma en el reporte, en el que también se recuerda que, no en balde, las detenciones más importantes de narcotraficantes de los últimos años se han realizado fuera de Colombia.

Y, en sus conclusiones, las fuerzas de policía de América Latina también identifican el comercio mundial de contenedores como el principal punto crítico en la lucha contra el narcotráfico.

“Sin duda alguna, el no poder revisar más que un mínimo porcentaje de los contenedores que transitan en el mundo, constituye un punto considerable a tener en cuenta por las organizaciones policiales y aduaneras”, se lee en el reporte.

“Este debe de ser un reto en relación a los análisis de riesgos en puertos, para tratar de minimizar en la medida de lo posible esta gran amenaza”, se afirma en el informe, que también destaca la práctica de la “contaminación” de la carga y encomiendas enviadas por vía aérea.

Al fin de cuentas, sin embargo, el reto de fondo lo plantea sobre todo la gran capacidad de innovación de los narcotraficantes.

“Las organizaciones delictivas utilizan diversas formas de enviar la droga con alta sofisticación, pero también ‘modus operandi’ utilizados hace ya años. Es decir, cualquier medio puede ser elegible para enviar droga”, se lee en el reporte, que al compartir los hallazgos y experiencias de las fuerzas policiales de seis países espera poder hacer más fácil una complicada misión.

Aunque el inspector Alvar está claro que el trabajo policial, por sí sólo, no basta para resolver el problema.

“Esto tiene que ir acompasado evidentemente con políticas serias de los propios gobiernos y no sólo desde el punto de vista represivo y policial. En definitiva es un trabajo mancomunado, es una responsabilidad compartida no solo de las instituciones policiales, sino de todos los actores sociales”, le dijo a BBC Mundo.

“Y como el problema es global, la lucha también tiene que ser global”, concluyó.