Los hitos en el discurso de Evo

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El presidente Morales es un hombre de sorpresas; pero además, es de aquellos a los que le gusta que se cumplan sus deseos. Ya nadie duda de eso. Evo quiere satélite y satélite tiene (434 millones de dólares), quiere aviones (50 millones de dólares) y los tiene, helicópteros y autos (15 millones de dólares), teleférico para La Paz (380 millones de dólares). Que la fiesta deportiva más grande del planeta, como es el Dakar, donde participan más de 300 competidores de 150 países, pase por el salar de Uyuni y lo consigue.

Se fue a China con un equipo de sus colaboradores el día que la empresa Great Wall Corporation colocó el satélite Túpac Katari al espacio y desde allí mandó su ya acostumbrado mensaje contra el imperialismo. Sus dichos no tardan en reflejarse como titular en los medios de comunicación que controla. Al menos, dos cadenas de TV, dos diarios, 360 radios comunitarias y muchas otras están bajo control del Estado Plurinacional que preside. Evo ha gastado cerca a US $ 40millones de dólares en publicidad (ver pag. 36).

A Evo le gusta ocupar el centro de la escena. Y no corre telón cuando debe responder por temas incómodos. Lo hizo en el caso “terrorismo”, uno de los más controvertidos de su administración y así, en muchos otros, jamás esconde sus sentimientos. El presidente siempre tiene una respuesta para todo. Sabe hacerlo con naturalidad. Es quien, además, a un ritmo alucinado, entrega estadios y coliseos, inclusive en lugares donde no hay habitantes. Se sabe que durante su administración se han construido 1.200 nuevas infraestructuras deportivas con una inversión cinco veces superior a la que se destina para la salud.

Y lo que pasa en el país en grande lo acomoda con la misma notoriedad cuando debe intervenir en algún foro afuera. Sus mensajes recargados de contenido ideológico, atraen a una platea de soñadores que todavía viven el periodo de la guerra fría. El discurso del líder boliviano provoca recuerdos y despierta extrañas simpatías.

Evo y su relación con las marcas del imperialismo

Morales ataca a la Coca Cola, símbolo del consumismo imperialista desde los años 50 del siglo pasado, pero concede audiencia a sus ejecutivos para posar junto a la Copa Julet Rimet, en la vuelta que el trofeo recorre por el mundo. Nadie parece ignorar la importancia que ha adquirido el presidente. En su entorno dicen que no es por la Coca Cola sino porque el presidente es un amante del deporte. Ya tiene asegurada, dicen, butaca para la inauguración de la Copa del Mundo, como ocurrió hace cuatro años en Sudáfrica. Evo Morales se ha ganado todo. Evo tiene una colección de vistosos trajes de “baby” alpaca que se han vuelto moda de colección entre algunos personajes que visitan Bolivia. El director del Dakar ,Étienne Lavigne, se hizo confeccionar dos, emulando al líder boliviano.

Pero, además, no tiene ningún inconveniente de cambiar atuendos, dos o tres en el mismo día. Se ha declarado de la etnia Q´aqachaqa. Traza el hito histórico de la paz en la frontera de Oruro y Potosí y consigue lo que no nadie para poner coto a los sanguinarios enfrentamientos entre dos poblaciones hermanadas. Evo sugiere rutas y nuevos trazados para el Dakar 2014 y sus sugerencias son tomadas en cuenta.

Evo habla de seguridad alimentaria y soberanía pero accede a la penetración de productos transgénicos. Son los cambios que los hombres de Estado disfrutan sin ninguna condición.

En la reciente cumbre de la Celac, el mandatario boliviano orquestó el acostumbrado discurso antiimperialista y propuso espiar a los Estados Unidos. Es la característica que ejecuta su presidencia. Dijo que estaba dispuesto a conceder asilo a Edward Snowden y sufrió una persecución implacable que la supo utilizar a su favor. Se convocaron manifestaciones multitudinarias para protestar por el abuso y prepotencia del imperio. Evo reúne a los ex cancilleres solo para escuchar que no está equivocado en su estrategia marítima. El presidente hace forma a la figura boliviana más controvertida del siglo XXI.

El pulso de las cumbres

Y cuando no tiene la iniciativa y más bien se encuentra a la defensiva sale con respuestas audaces. Un reciente hecho mientras transcurría la cumbre del Celac en Cuba,  ejemplifica: En plena reunión, la cancillería argentina fue puesta en alerta porque un par de límites de su frontera con Bolivia habían sido alterados. Quienes estaban en la cumbre y fueron testigos del episodio dicen que el presidente Morales se quedó “perplejo” y “sorprendido”. La noticia, que apareció en los diarios argentinos, decía que militares bolivianos, con actitud poco amigable, estaban pretendiendo remover los hitos para apoderarse de algunas hectáreas de tierra.

El canciller argentino Héctor Timermann contó que  Morales “no sabía, no entendía de lo que le estaba hablando, me decía que ‘si no hay ningún conflicto en la frontera’, le mostré los diarios, estaba alarmado y me dijo que inmediatamente se iba a comunicar con la capital para sacar ellos también un desmentido”. Evo Morales está últimamente más dispuesto a todo. Hay quienes aseguran en los entornos que ha cambiado a su anterior equipo de asesores, gente con más proyección internacional, que le sirve para promover su imagen a otras dimensiones; menos políticos por más técnicos, más cercanos a los organismos de cooperación multilateral. El manejo de la economía es un síntoma en esa dirección. El país se ha convertido en ejemplo y Evo persigue intuitivamente esa dirección. Pero cuando todo hace entender que se ha producido un cambio, toca hilos insensibles e innecesarios.

El Gobierno de Costa Rica lo tuvo que desmentir en tono duro por sus declaraciones contradictorias. Empero, un incidente más, no importa, las Naciones Unidas hacen fila para debatir leyes en Bolivia. Señales compartidas de un cambio ambidiestro que no modificará el estilo vital que en su discurso ejercita contra el imperialismo. Parte de un juego que representa su propia existencia.