La nube negra

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Una vez más la realidad le gana a la ficción. Una vez visto en las pantallas de cine y escrito en los medios que investigan y siguen en detalle los planes del nuevo orden mundial, la ficción se convierte en la realidad y en  diferentes rincones del planeta. Lo que al principio parecía el experimento que podría traer múltiples beneficios para la humanidad, ahora se convierte en la pesadilla de corte apocalíptico. Una nube en el cielo puede traer lluvia que alimente a los campos sembrados de trigales o puede ser usada para destruir pueblos enteros.

En la documentación militar estadounidense se encuentra un dossier bajo el nombre AF 2025 Final Report 2025 que literalmente reza: “Modificación climática hasta el 2025” , también en el mismo documento se aclara: “la modificación climática va será un poderoso instrumento de la política interior y exterior que puede ser utilizado de forma unilateral… se utilizará indistintamente en operaciones de ataque y de defensa como también para amenazar y asustar… fabricar terremotos, inundaciones y  huracanes es parte del arsenal  militar”.

El Pentágono habla abiertamente del proyecto Popeye un importante mecanismo de poder que gastó doce millones de dólares para provocar largas  inundaciones que destruyeron la infraestructura caminera vietnamita y aceleró la desarticulación del entonces ejercito de deliberación de este país que fue sumergido en caos durante los años sesenta del Siglo XX. Sequías en Rusia, terremotos que afectan gasoductos, serios problemas de corte de electricidad que dañan las comunicaciones y otros fenómenos son dirigidos en este siglo desde el proyecto HAARP; obligan de esta manera, a pueblos enteros, a aceptar condiciones de mando de grandes poderes que controlan el planeta. En el pacto de silencio sobre lo por demás obvio, participan los payasos del circo llamado “…preservación ambientalista”. Circo hecho para los ignorantes que desde Kioto hasta el Copenhague culpan a todas voces al CO2, por los desastres naturales, sin mencionar siquiera la guerra climatológica. La alta tecnología cuyo origen data desde el principio del Siglo XX cuando Nikola Tesla comenzó con sus experimentos ahora juega peligrosamente con huracanes y terremotos.

Un serio análisis de la inundación reciente en la República de Serbia entrará en los archivos del dossier “manipulación climática” como una de muchas maniobras  militares, realizadas de manera exitosa en el territorio de este país balcánico. El ejemplo casi colegial de dirigir una nube negra hacia cierto territorio bajo el control de la OTAN, es solo el comienzo que llevará a la humanidad hacia el cataclismo y que enfrentará el planeta tierra, cuando el monstruoso proyecto militar “Controlar el clima hasta el 2025” sea terminado con éxito.

Recién después de 48 horas desde el comienzo de la inundación en el territorio serbio, las grandes cadenas de televisión comenzaron a informar sobre este desastre. El tenista serbio Novak Djokovic hizo un llamado público en el Abierto de Roma y destinó el premio tras vencer el torneo para los damnificados.  El desastre ya se había desatado dos días antes y ningún poderoso político se levantó de su sillón para apagar el puro y ver que está  sucediendo por ahí, en el este de Europa.

Algunos de nosotros, testigos actuales de lo sucedido hace apenas una semana, recordamos las palabras de la entonces secretaria de Estado de Bill Clinton, Madeleine Allbright, que vocifero cruelmente el año 1999 después de que su Gobierno lanzó toneladas de bombas sobre territorio serbio: “si tanto les gusta cantar en las plazas, destruiremos Serbia hasta convertirla en una plaza”, dijo la por entonces secretaria de Estado de EEUU.

Lo que los drones no lograron destruir durante los tres meses de bombardeo en  el 1999, terminó de hacer la  inundación que duró tres días en mayo del 2014. Los poderosos medios del magnate Murdock fueron muy discretos en manejar las imágenes y las noticias sobre este desastre y el Consejo Europeo se limito en decir que “Serbia no oficializó su pedido de ayuda”. Suficiente tiempo tuvieron los dragones del FMI  para preparar sus documentos listos para firmar. Posiblemente, un 10% de interés sobre el capital de crédito ayudará el penoso clima económico de esta parte del continente europeo. Sobre los hogares destruidos, ciudades fantasmas, miles de familias evacuadas y víctimas fatales se dirá: “Daño Colateral”.

Mientras escribo ésta columna escucho noticias sobre un terremoto en Turquía, otro en Grecia y Macedonia.

Debo enviar esta nota a Bolivia  le digo a mi madre. No puedes salir me contesta, afuera hay de nuevo una nube negra. Por suerte no necesito de correo postal para enviarla. La tranquilizo.

 

 

 

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