Escocia dijo no a la independencia

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El Reino Unido ha sobrevivido al referéndum de independencia de Escocia. Aunque el sí ganó en Glasgow y en Dundee, el resultado final ha sido una clara victoria del no, con el 55% de los votos frente al 45% (dos millones de papeletas frente a 1,6 millones). Edimburgo, la capital, votó de forma aún más clara en favor de mantener íntegro el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, con un 60% de ciudadanos en contra de la independencia. Como se esperaba, las zonas más prósperas de Escocia han votado a favor de seguir dentro de Reino Unido y las zonas más pobres han votado por la independencia, aunque no de forma suficiente.

El ministro principal de Escocia y líder del movimiento independentista, Alex Salmond, compareció en Edimburgo poco después de las seis de la mañana, una hora más tarde en España, para aceptar la derrota de su propuesta y hacer un llamamiento por la unidad del país. Pero también para subrayar que más de un millón y medio de escoceses (entre 4,3 millones de electores) han votado por la independencia y que el país entero espera ahora que los partidos unionistas cumplan su promesa de transferir de forma acelerada nuevos poderes para Escocia. Para él ha sido una dulce derrota.

Para el primer ministro, David Cameron, ha sido una victoria nítida pero no exenta de amargura. El país ha evitado la ruptura y ha evitado también abrir un foco adicional de crisis en Europa en un momento histórico delicado, con la crisis de Ucrania en pleno apogeo, la economía todavía muy renqueante y diversos movimientos secesionistas en España, Francia, Italia y Bélgica pendientes de la decisión de los escoceses. Más que ganar, Cameron ha evitado una derrota que amenazaba con truncar de cuajo su carrera política.

La decisión de Cameron de eliminar de la consulta la opción de acceder a mayor autonomía como alternativa a la independencia acabó abocando el país a la división. Y el vertiginoso ascenso del sí en las últimas semanas le obligó a poner sobre la mesa un paquete de poderes autonómicos mucho más ambiciosos de lo que él había calculado, que Salmond empezó a reclamarle esta misma mañana. En su primera comparecencia desde Downing Street tras la consulta, Cameron se comprometió precisamente a avanzar en el traspaso de competencias. “Así como Escocia votará por separado en el Parlamento escocés en asuntos fiscales, sobre el gasto y el Estado de bienestar, también lo hará Inglaterra, Gales y el Norte de Irlanda”, señaló Cameron.

Aunque los independentistas han perdido el referéndum de forma nítida, no han sido aplastados, han sacado de él la posibilidad de obtener amplios poderes fiscales, sociales y laborales y han provocado un renacer del debate político de base que deja malparados a los partidos tradicionales y debilitados a los líderes de Westminster.

La participación ha superado el 85%, batiendo récord históricos, aunque se quedó en el 75% en Glasgow. Quizás allí muchos votantes laboristas se inclinaron al final por la abstención y evitar así el voto a favor de la unión que les pedía el Partido Laborista y el voto a favor de la independencia que les pedía el cuerpo.

“Acepto ese veredicto de la gente y llamo a todos los escoceses a seguirme y aceptar la voluntad democrática de los escoceses. Pero ha habido un sustancial voto en favor de la independencia de este país en el futuro”, enfatizó Salmond al comparecer en Edimburgo. “El proceso que hemos seguido da en enorme crédito a Escocia. La participación del 86% es única en el mundo en un referéndum y es un triunfo de la democracia y la participación política”, añadió. “Toda Escocia espera que se honre con rapidez las promesa de los partidos unionistas de transferir más poder a Escocia”, subrayó, dejando claro que es una aspiración no solo de los que han votado en favor de la independencia, sino del conjunto del país.

Salmond se congratuló de que “tantos escoceses se hayan comprometido con el proceso político por primera vez y decidieran participar en este proceso democrático. Eso va a impedir un retorno a la política de siempre. Un 45%, 1,6 millones de nuestros ciudadanos han votado por la independencia, algo que nunca hubiéramos pensado en el pasado que pudiera ser posible. Espero que el establishment de Westminster se dé cuenta de la masa de gente que se está moviendo hacia adelante en Escocia. Ahora, tenemos que seguir adelante como una nación”, concluyó.

También el líder de la campaña del no, el ex ministro laborista Alistair Darling, hizo un llamamiento de unidad después de felicitarse por la victoria unionista. “Hemos expuesto nuestros argumentos y hemos ganado. El silencio ha ganado”, declaró con ironía.

Los resultados de Aberdeen, en el noreste escocés, hicieron despegar del todo la candidatura unionista, poco antes de las seis de la mañana. El no venció con un 59% de las papeletas, frente al 41% obtenido por el sí. Unos minutos antes de hacerse público el resultado en Aberdeen, el consejo de Dumfries informó de que el no reunió un aplastante 66% de los apoyos, mientras que el sí logró un 34%.

La jornada de escrutinio comenzó a cuentagotas. Los consejos municipales más pequeños en términos electorales empezaron a ofrecer resultados sobre el referéndum poco antes de las dos de la mañana, hora española. En Clackmannanshire, la primera municipalidad en ofrecer resultados, el no ganó con un 54% de las papeletas, por un 46% del sí. En Orkney Islands, el no obtuvo un 67% de los apoyos, frente al 33% del sí. Con un tamaño similar, el 64% de los electores de Shetland Islands voto no a la independencia, y un 36% lo hizo por el sí. En Eilean Siar, el no venció por seis puntos, con un 53% de los votos frente al 47% de papeletas independentistas.

La primera victoria para el sí ha llegado en Dundee, en el este de Escocia, con un porcentaje electoral del 2,77%, poco antes de las cinco de la mañana (hora española). Los independentistas se hicieron con un 57% de los votos, mientras el no cosechó un 43% de las papeletas. Unos minutos después fue el consejo de West Dunbartonshire el que celebró la mayoría independentista, con un 54% de los votos, frente a un 46% de papeletas unionistas. El consejo de North Lanarkshire también informó de la victoria ajustada del sí con un 51% de los apoyos. En el alero se quedó el triunfo del sí en Inverclyde, en el que los independentistas perdieron con un 49,9% de los votos, frente a un 50,1% de los unionistas.

En Renfrewshire (3,14% del electorado) vencieron los partidarios de permanecer en Reino Unido con un holgado 62% de los apoyos, mientras la candidatura independentista registró un 43% de los votos. También fue amplía la victoria del no en East Lothian, con un 62% de adhesiones al unionismo, y en Stirling, con un 60%. Los partidarios de seguir en el seno del Reino Unido ganaron el referéndum de igual modo en Midlothian, donde lograron un 56% de apoyos, por un 44% de los independentistas, y en Falkirk, con una ventaja más reducida del no (53%), frente al sí (47%).

Los unionistas se alzaron igualmente con la mayoría en las urnas en los consejos de Fife (55%), Aberdeenshire (60%), Angus(56%), Argyll & Bute (58%), Moray (58%), East Dunbartonshire (61%), East Renfrewshire (63%), North Ayshire (51%), Perth & Kinross (60%), Scottish Borders (66%), South Ayrshire (58%), East Ayshire (53%), South Lanarkshire (55%), West Lothian (55%).

Cameron abre las puertas a la reforma de todo el sistema autonómico británico

El primer ministro británico, David Cameron, ha comparecido a las siete de la mañana para leer una declaración a las puertas de Downing Street. El líder conservador se felicitó por resultado del referéndum, que ha ganado el no con el 55%, justificó su decisión de convocarlo para respetar la voluntad expresada en su día por el Parlamento escocés y declaró que el debate sobre la independencia de Escocia “se ha cerrado por una generación o quizás, como ha dicho Salmond, para toda la vida”.

Pero su discurso rehuyó todo triunfalismo y, paradójicamente, dedicó casi más tiempo a hablar de Inglaterra que a Escocia. ¿Por qué? Porque para ganar este referéndum ha tenido que comprometerse a última hora a incrementar los poderes de Escocia de forma mucho más significativa de lo que esperaba. Y eso abre el melón de qué ocurre con las otras naciones del país y ha generado tensiones en su propio partido, cada vez más preocupado por los efectos del sistema autonómico en Inglaterra, que no participa en él.

El primer ministro aseguró que el incremento de los poderes se hará de forma acelerada y se completará en la próxima legislatura, que arranca en mayo próximo. Aseguró que irá acompañado de una revisión de la situación en Gales y en Irlanda del Norte. Pero, sobre todo, advirtió “se ha de oír también la voz de Inglaterra”.

Y abrió las puertas a abordar por primera vez la llamada cuestión de West Lothian, porque de ahí reta el diputado que la planteó por primera vez: qué pasa con la legislación que solo afecta a Inglaterra, o a Inglaterra y Gales, y que se acaban decidiendo en función de los diputados escoceses en Westminster.

“Del mismo modo que Escocia votará en el Parlamento escocés sobre sus asuntos fiscales, su gasto y sus políticas sociales, también Inglaterra, así como Gales e Irlanda del Norte, deberían poder votar sobre estas materias”, ha recalcado el primer ministro. “Todo esto debe ocurrir en paralelo y al mismo ritmo que [la aplicación] de lo acordado con Escocia”, ha añadido.

En síntesis, la independencia de Escocia ha desaparecido de la agenda para los próximos 15 o 20 años (a menos de que Reino Unido vote algún día por abandonar la Unión Europea), pero el referéndum escocés ha abierto la caja de Pandora de la cuestión autonómica en todo el país. La propia estructura política territorial del muy centralizado Reino Unido ha quedado en cuestión tras la consulta en Escocia.

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