Valide: un diccionario latinoamericano sin españolismos

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Foto: VALIDE

Raúl Ávila quiere un español más internacional.

Este doctor en lingüística mexicano lleva más de una década embarcado en un ambicioso proyecto.

Se llama Valide, acrónimo de Variación Léxica Internacional del Español, y es una especie de diccionario sin españolismos que busca reflejar la forma de hablar en América Latina.

“A mí dame el diccionario que quieras y en 15 minutos le encuentro problemas con respecto a mi forma de hablar”, le dice Ávila a BBC Mundo.

“La gente cree en el diccionario como cree en la Biblia. Y no, el que está equivocado es el diccionario”, asegura el investigador durante una entrevista en su oficina del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México.

Puro desperdicio

Los diccionarios tradicionales tienen un 70% de desperdicio, palabras que los hispanohablantes conocen y no necesitan definición, señala.

Es por ello que Valide, que es diccionario y programa de cómputo de análisis del léxico a la vez, utiliza una fórmula japonesa que toma en cuenta la frecuencia (cantidad de hablantes) y la dispersión (cantidad de países).

El objetivo es determinar cuál es el vocablo más utilizado cuando hay diferentes opciones dependiendo del país. Y esa diversidad genera dudas.

En Valide, cuya versión beta y primera disponible al público Ávila espera tener lista en noviembre, hay términos que llegan a tener 15 variantes.

Su creador asegura que servirá principalmente para la gente que se mueve en el ámbito internacional del español: viajeros, escritores, investigadores y periodistas.

“Son los medios los que estandarizan la lengua nos guste o no, por eso importa Valide para el léxico”, asegura Ávila, de 78 años.

“Valide va a permitir que, de acuerdo con el uso, la frecuencia del número de hablantes y la dispersión del número de países, se decida cuál es la palabra de nivel internacional que conviene cuando hay variaciones”, explica el investigador.

El usuario podrá seleccionar si su texto va dirigido a todos los países de Hispanoamérica, a un grupo o a uno en particular.

Y deberá elegir qué uso del lenguaje hará: coloquial, coloquial restringido, formal, general, grosero o pasivo.

Así, variará la sugerencia del programa entre, por ejemplo, maní, cacahuate o cacahuete; falda, pollera o saya; o banana, banano o plátano.

Si uno selecciona Argentina y Uruguay, explica Ávila, y coloca el término cajeta, ésta aparecerá en rojo y el programa recomendará el uso de dulce de leche.

En este momento Valide se encuentra al 80% y espera sacarlo a la luz con alrededor de 500 vocablos.

La idea es que luego sean los propios usuarios los que puedan ir adaptando y recreando el programa y haciendo sugerencias sobre los términos.

Sus preferencias

Como parte de sus diversas investigaciones, Ávila ha escuchado comentarios deportivos radiales de cada uno de los 20 países de Hispanoamérica y su trabajo como lingüista lo ha llevado a toda América Latina con excepción de Honduras y Nicaragua.

Tiene el oído entrenado y asegura que el español que más le gusta es el rural.

Lo compara con las joyas de ámbar que guardan mosquitos dentro conservados por siglos.

“Hay un mito de que en Colombia se habla el mejor español”, señala. “Puro mito”, insiste y explica que uno de sus estudios pendientes es investigar por qué chilenos y cubanos tienen el español más distinto de la región.

Al hablar no esconde cierto disgusto hacia organizaciones como la Real Academia Española (RAE) o el Instituto Cervantes.

“La RAE es como una especie de referente lejano que la gente no sabe ni lo que es, la gente normal no sabe lo que es”, apunta.

“Políticamente España se ha excedido con el castellano, el Instituto Cervantes tiene que comprender que el español internacional no es el castellano, es una variante del español”, agrega.

La evaluación del idioma

Ávila hace una defensa encendida por estos días de un español más internacional, más fiel a la lengua que hablan unos 450 millones de personas en el mundo.

A comienzos de mes, en el marco de la visita de los reyes de España a México, se anunció un convenio para realizar el primer examen internacional de español: el Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (Siele).

Para un español universal, dice, se necesita una base más participativa y democrática y que no siempre ganen los países con más población, como México o España.

“Por eso el españolismo ‘cerrilla’ y el mexicanismo ‘cerillo’ tendrían que ceder su lugar internacional a fósforo, palabra que tiene más hablantes distribuidos en más países”, señala.

El examen propuesto incluirá una evaluación de comprensión auditiva y Ávila hace hincapié en que deberá tomar en cuenta las tres grandes normas de pronunciación del español.

La que distingue z de s, como en Castilla; la que no distingue, como en las ciudades de México y Bogotá; y la que no distingue y aspira la s al final de sílaba, como en Andalucía, Canarias, La Habana, Santo Domingo, Caracas o Montevideo, explica el profesor miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.

Ávila lleva 18 años trabajando en el proyecto Diez-M, Difusión del Español por los Medios de Comunicación Masiva.

En colaboración con 26 universidades de 20 países, la iniciativa pretende abarcar el estudio de las variantes más importantes del español, jerarquizadas por su difusión a través de los medios.

Valide, señala, podría servir entonces al proyecto Diez-M.

Amante de las palabras, de la riqueza léxica, y de la unidad y la diversidad del español, Ávila se apasiona con el lenguaje, sus proyectos, y ensaya distintas pronunciaciones durante la entrevista.

“Como dice un poeta”, apunta, “yo soy de dónde voy… entonces hay que saber adaptarse”.

 

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