Asamblea Nacional, el incordio de Maduro

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Ni un paso atrás. La consigna, acuñada por la oposición en los meses y semanas previos al golpe de estado contra el presidente Hugo Chávez en 2002, podría ser parte de la apuesta del gobierno de Nicolás Maduro ahora que debe lidiar con el incordio de una Asamblea Nacional en manos de sus adversarios políticos. La noche del martes -madrugada del miércoles en España- ha anunciado los nombres de los nuevos integrantes de su gabinete. Solo queda una certeza. El jefe de Estado venezolano persiste en la apuesta de un modelo de controles que ha llevado a la ruina a la nación sudamericana, campeona mundial de la inflación y con un crónico problema de escasez y desabastecimiento.

La respuesta a la crisis económica ha sido el aumento de la burocracia, la ratificación de algunos de sus colaboradores y la completa renovación del área económica, donde destaca la creación de tres nuevos ministerios. Se trata de un cambio apenas cosmético. Maduro -que insiste en la narrativa de un conflicto entre los sectores populares -por él representados- y la oligarquía, que provoca la llamada “guerra económica” ha nombrado a funcionarios convencidos de que el problema no es el modelo, sino que los controles no han sido aplicados de la forma correcta.

En ese grupo destaca el nuevo ministro de Economía Productiva Luis Salas, de 39 años, académico de la Universidad Bolivariana de Venezuela, quien además coordinará a todo el gabinete económico. Salas defiende la idea de que el gobierno venezolano es víctima de un ataque despiadado de los capitales locales, es partidario de los controles de precios, de persistir, como desde 2003, en la restricción de la libre venta de divisas y participa de la demonización de la empresa privada venezolana, a la que califica de “parasitaria” y “captadora de la renta petrolera”. Recientemente prologó el libro del economista español Alfredo Serrano Mancilla, asesor del gobernante venezolano, titulado “América Latina en disputa”.

Al gabinete económico también llegan Miguel Pérez Abad (ministro de Industria y Comercio), Jesús Farías (Comercio Exterior e Inversión Internacional), Wilmar Castro Soteldo (Producción Agrícola y Tierras), Ángel Belisario (Pesca y Acuicultura), Rodolfo Medina (Banca y Finanzas) y Enma Ortega como responsable de la novedosa cartera de Agricultura Urbana. Con este último nombramiento el Presidente busca descubrir la vocación agrícola de los centros más poblados. “Cilia (Flores, Primera Dama) y yo tenemos 50 gallinas en nuestra casa. Es hora de desarrollar una nueva cultura productiva”, agregó el mandatario al razonar sus decisiones.

Maduro también ha nombrado un nuevo vicepresidente ejecutivo. Se trata del actual gobernador del estado de Anzoátegui (Oriente de Venezuela) Aristóbulo Istúriz. Los analistas creen que este nombramiento envía una señal de disposición al diálogo a la oposición. Istúriz, que en el pasado militó en Acción Democrática, la formación socialdemócrata a la que pertenece el nuevo presidente del Parlamento Henry Ramos Allup, representa la cuota de experiencia en el manejo político que necesita sumar el régimen de Maduro.

Siguen en el gabinete económico el militar retirado Rodolfo Marco Torres, ahora como ministro de Alimentación, Eulogio del Pino en su doble condición de titular del despacho de Petróleo y Minería y presidente de Petróleos de Venezuela y Marleny Contreras, ministra de Turismo.

La refacción del gabinete emergió de un conjunto de propuestas recibidas por el mandatario venezolano tras el varapalo electoral sufrido el 6 de diciembre. A tal efecto el chavismo celebró durante la última quincena de diciembre el Congreso Económico del Pensamiento Socialista, del cual, según el relato oficial, habrían emergido algunas de las propuestas luego de cinco días de debates. En realidad, según relata la periodista Mayela Armas en el portal local Crónica Uno, del evento, que estuvo coordinado por los hoy ministros Luis Salas y Jesús Farías, jamás emergió una propuesta única para el Presidente.

Parte de los economistas chavistas están convencidos de que es necesario un plan de ajuste que incluya la simplificación del batiburrillo cambiario -en Venezuela rigen tres tasas de cambio oficial de acuerdo con el rubro que se importa y una cuarta, no oficial, con la que se tasan algunos bienes y servicios en la economía- y un aumento de la gasolina, que se regala en este país. Farías lo ha dicho desde hace seis meses. En julio de 2015 recomendaba al gobierno “ajustar el control cambiario a la nueva realidad del país” implementando dos tipos de cambio: una fijada por el gobierno para los rubros prioritarios y otra donde la moneda estadounidense oscilara entre dos bandas de precios.

Maduro parece haber seguido de momento los consejos de su asesor Alfredo Serrano, a quien le tiene una fe tremenda y que está a favor de radicalizar los controles. En la edición 50 del programa En contacto con Maduro, el pasado 8 de diciembre, lo calificó como “un teórico de la economía cristiana”. “El Jesucristo de la economía”, agregó.

El resto de los nombramientos

Jorge Arreaza, Educación Universitaria

Luisana Melo, Salud

Rodulfo Pérez, Educación

Gladys Requena, Asuntos de la Mujer

Clara Vidal, Asuntos Indígenas

Iris Varela, Asuntos Penitenciarios

Freddy Ñáñez, Cultura

Mervin Maldonado, Juventud y Deporte

Osvaldo Vera, Trabajo

Delcy Rodríguez, Relaciones Exteriores

Gustavo González López, Interior, Justicia y Paz

Vladimir Padrino López, Defensa

Luis José Marcano, Comunicación e Información

Gerardo Izquierdo Torres

Isis Ochoa, Comunas

Luis Sauce, Transporte y Obras Públicas

Manuel Quevedo, Hábitat y Vivienda

Luis Motta Domínguez, Energía Eléctrica

Ernesto Paiva, Ecosocialismo y Aguas

Ricardo Menéndez, Planificación