Ajayu, el jukumari maltratado, precisa cirugía en el ojo izquierdo
“Ajayu está mejorando. Esta semana tenemos muchas más noticias positivas que la anterior; una de ellas, que quizá vale la pena mencionar, es que la ciudadanía y los médicos se han solidarizado desinteresadamente con este osito”, expresa Victoria Ossio, responsable del refugio Senda Verde y una de las activistas que está al cuidado del jukumari.
Otra noticia que da señales de esperanza es que el ojo izquierdo de Ajayu -que fue brutalmente golpeado por comunarios de la localidad cochabambina de K’omer Kocha (provincia Tiraq ue) hace casi un mes- no presenta desprendimiento de retina y tiene la córnea intacta. “Sin embargo, aún no puede ver porque tiene una catarata muy densa. Necesita una cirugía”, manifestó Ossio, quien el viernes 12 de febrero se reunió con médicos del Instituto Nacional de Oftalmología.
“Ellos estarían brindando sus equipos e instalaciones para realizar la cirugía de Ajayu. Esta sería la primera intervención de este tipo a un oso andino”, dijo.
El jukumari perdió la visión del ojo derecho como resultado de los golpes con piedras y palos que recibió. Se encuentra en cuarentena, a la espera de la mejoría del ojo izquierdo, que hasta la anterior semana sufría una fuerte hemorragia.
Está bajo el cuidado de los veterinarios del zoológico paceño Vesty Pakos y de los activistas de Senda Verde, quienes acudieron a su auxilio desde que se conoció de su situación en Cochabamba. “De realizarse la operación, se la haría el próximo sábado. Se esperaría la recuperación del oso y luego del postoperatorio se lo debería trasladar a su hogar definitivo”, indica Ossio.
“Creemos que se irá con nosotros, pues los responsables de la Gobernación nos lo derivaron. Sin embargo, queda pendiente la autorización final de la Dirección General de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente y Aguas”, explicó la activista, quien ya cuida de otros dos jukumaris en su refugio.
Página Siete intentó comunicarse con Teresa Pérez, responsable de esa oficina, para saber si Ajayu sería entregado a los activistas de Senda Verde, pero la autoridad lamentablemente no respondió el teléfono. Sin embargo, en una comunicación anterior, Pérez sostuvo que por ahora su despacho se encargaría de la investigación sobre los hechos en Cochabamba para definir las acciones que seguir.
Ajayu presenta mejorías
El oso jukumari, de aproximadamente cuatro años, está con mejor apetito y ha comenzado a comer alimentos sólidos y blandos como el plátano o la papaya. “Lo más importante es que está tranquilo. Creemos que ya se ha dado cuenta de que estamos aquí para cuidarlo”, detalló Ossio.
Han pasado casi tres semanas desde que el jukumari llegó a La Paz casi moribundo. Llegó desnutrido y con la dentadura en muy mal estado. “Pesaba 25 kilos. Un oso de su edad debería pesar al menos 100 kilos”, comentó entonces Andrea Morales, responsable del zoológico municipal. En la actualidad, según sus veterinarios, el oso está recuperando su peso.
Una vez en La Paz, Ajayu recibió suero con vitaminas, energizantes, antibióticos y antiinflamatorios para aliviar su dolor. “Esperamos que las molestias por la fractura en el cigomático izquierdo inferior, es decir, en el hueso que está por debajo del ojo en la mejilla izquierda, se esté curando”, dijo Ossio.
Su caso ha conmovido a la ciudadanía, que lejos de ser indiferente se ha acercado al zoológico, ubicado en la zona de Mallasa, para dejar frutas, vitaminas y sueros para el oso.
“Conmueve la sensibilidad de la gente. Han ayudado con suplemento, con vitaminas. De igual forma, muchos médicos han venido al zoológico por propia voluntad para revisarlo y para dejar medicamentos”, explicó Morales.
Este lunes se sabrá si el Instituto Boliviano de Oftalmología realizará la cirugía a Ajayu de forma gratuita. “De necesitarse recursos, Senda Verde iniciará una campaña de recaudación de fondos. Estamos convencidos de que la ciudadanía apoyará esta causa”, afirmó Ossio. El oso jukumari, conocido también como oso andino, está catalogado como una especie vulnerable. “Esto significa que corre un riesgo de extinción de aquí a 30 años si no se adoptan medidas para su preservación”, indicó la bióloga Ximena Vélez.