MiPrimerAcoso, el hashtag que sacudió internet

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Foto: REUTERS

“¿Cuándo y cómo fue tu primer acoso? Hoy a partir de las 2pmMX usando el hashtag #MiPrimerAcoso. Todas tenemos una historia, ¡levanta la voz!”.

Así empezó todo el sábado por la tarde.

La activista y columnista colombiana Catalina Ruiz-Navarro publicó en su cuenta de Twitter ese mensaje y las respuestas empezaron a llover.

Casi 100.000 veces fue usado el hashtag en las últimas horas, coincidiendoeste domingo con una marcha en decenas de ciudades de México contra la violencia hacia las mujeres.

El impacto no se limitó a México sino que miles de mujeres en América Latina aprovecharon la ocasión para narrar en menos de 140 caracteres cómo fue su primer acoso sexual que sufrieron.

Historias breves, tristes e impactantes. Y cotidianas.

La idea de la etiqueta, le cuenta Ruiz-Navarro a BBC Mundo, surgió la semana pasada mientras participaba en Sao Paulo, en Brasil, en un foro sobre el virus zika y los derechos sexuales y reproductivos.

Allí mujeres brasileñas le contaron del hashtag #PrimeiroAsseido creado por la organización Think Olga en octubre pasado a raíz de comentarios sexistas en Twitter sobre Valentina, una participante de 12 años del programa de televisión Master Chef Junior.

Decenas de miles de mujeres se lanzaron a las redes a contar el recuerdo del primer acoso sexual.

Esa experiencia sumada al blog que una compañera mexicana de Ruiz-Navarro, que reside en Ciudad de México, escribió sobre su primer acoso, le dieron la idea de apelar a que las mujeres se animen a hablar del tema públicamente.

“Me pareció que era el momento preciso porque ha sido un mes en que todas las mujeres están hablando del tema”, explica Ruiz-Navarro, de 33 años.

En las últimas semanas una serie de casos en México pusieron en la agenda pública el debate sobre las agresiones sexuales a mujeres.

Pero aunque se estuviera hablando en el país sobre los ataques a las mujeres, la respuesta del público la sorprendió.

“Estamos muy emocionadas y muy tristes por todo lo que está pasando. No me esperaba lo que pasó”, dice.

Ruiz-Navarro destaca la creación de este espacio para que las mujeres se animen a hablar de estas situaciones de acosos “sistemáticos, sistémicos y permanentes”.

La importancia, dice, pasa por romper el silencio, que la discusión de estos temas pueda trasladarse de las redes sociales a otros ámbitos y que las mujeres empiecen a aprender a hablar de esto.

“Está cambiando algo porque estamos aprendiendo a reconocerlo, y aprender a reconocerlo es algo que cambia el juego de manera radical. Una vez entiendes que lo te hicieron es violencia tienes más herramientas para decir esto no me lo voy a aguantar y en esa medida es muy importante”, señala.

Ruiz-Navarro dice que las mujeres que suelen atreverse a hablar de estos abusos se enfrentan al estigma de que como feministas están exagerando o a la acusación de que están mintiendo.

Y cree que la popularidad del hashtag demuestra que ya es imposible intentar invisibilizar las situaciones diarias de hostigamiento a las que se enfrentan millones de mujeres en América Latina.

“El hashtag ha hecho que muchas nos empecemos a dar cuenta de experiencias de acoso que hemos vivido que teníamos bloqueadas, olvidadas o no identificadas”, agrega, “y ha sido muy bonito porque ha sido una catarsis muy importante”.

Las mujeres no sólo se han hecho sentir en redes sociales.

Unas 6.000 personas marcharon este domingo en Ciudad de México y otras decenas de localidades en el país en el marco de la “Movilización nacional contras las violencias machistas”.

El 63% de las mexicanas asegura haber sufrido algún tipo de violencia sexual, de acuerdo a cifras oficiales, y seis mujeres mueren al día por violencia machista.

La marcha del domingo comenzó en Ecatepec, un municipio del estado de México con altas tasas de feminicidios.

Cada hora se cometen 68 delitos sexuales en México aunque la mayoría de los incidentes no se denuncian.

“Ni siquiera nosotras tenemos la dimensión de las vidas tan violentas que llevamos, para sobrevivir muchas bloqueamos estas experiencias, decimos que no fue nada, que no pasó nada, porque contarlo es problemático”, remata Ruiz-Navarro.

“Pero creo que esto abre la puerta a que se acabe esta cultura de revictimización y a que se acabe la cultura de no creerle a las víctimas”.