La interculturalidad de los Juegos retratada en una foto
A un lado, las uñas de las manos pintadas de rojo, unas mallas negras, una camiseta de manga larga azul turquesa y un hiyab negro en la cabeza. Al otro, unas uñas sin pintar, un biquini negro, una coleta recogida con dos gomas oscuras y una cinta negra sobre unas gafas de sol blancas. Dooa Elhgobashy, 19 años, frente a Kira Walkenhorst, de 26. En el aire, la pelota. Azul, amarilla y blanca. Egipto frente Alemania. Río 2016, Brasil.
Las arenas de la Playa de Copacabana acogieron este domingo las fases preliminares de voleibol playa. Ganaron las germanas por 21-12 y 21-15. Al finalizar el encuentro, Elhgobashy se acercó para responder a preguntas de la prensa y explicó: “Llevo el hiyab desde que tenía 10 años. El velo no me impide hacer las cosas que me gustan; y una de ellas es jugar a este deporte”. Su compañera, Nada Meawad, llevaba también manga larga, pero la cabeza sin cubrir.
Nunca antes Egipto se había clasificado para esta competición. Ni en hombres ni en mujeres. Las miradas y los focos se centraron en ella y en su acompañante, Nada Meawad, de 18 años. Elghobasy y su pareja se clasificaron para los Juegos de Río gracias a una ampliación del reglamento de la competición diseñada meses antes de los Juegos de Londres 2012.
Hasta entonces, las normas de este deporte señalaban específicamente que las jugadoras no podían llevar bikinis que midiesen más de siete centrímetros de ancho en las caderas. Ahora pueden elegir su indumentaria. Con este cambio se pretendía conseguir la participación de más países, además de Brasil, Estados Unidos y Europa, los grandes dominadores del circuito profesional. “La idea era abrirlo a otras culturas”, dijo el jefe de prensa de la Federación Internacional de Voleibol Playa. “La meta es que cada día juegue más gente a este deporte”. La medida ha sido un éxito. En el proceso de clasificación para Londres participaron 143 países. En Río, 169.
Precisamente aquí, hace ya 23 años, el entonces presidente del Comité Olímpico Internacional Juan Antonio Samaranch, pisó la arena para presenciar varios partidos del campeonato del mundo de vóley playa. Al acabar, se acercó a los periodistas y dijo: “Este deporte merece estar en unos Juegos Olímpicos. Si no es en Atlanta (1996), que sea en Sidney (2000). Estoy impresionado por la calidad de esta competición”. Y así fue. Se hizo olímpico en Atlanta, donde Estados Unidos y Brasil se colgaron la medalla de oro en categoría masculina y femenina, respectivamente. España logró su primer metal olímpico con una plata en Atenas 2000.
Este martes, en la playa más famosa del mundo, volverá a competir la pareja egipcia ante Italia. Y volverán hacer historia. Y a disfrutar de este deporte. “Estoy orgullosa de llevar la bandera egipcia en este carnaval de naciones”, dijo Elhgobashy tras la derrota.