América Latina, a contracorriente de la moda proteccionista mundial
La mayoría de los países latinoamericanos o ha optado desde hace años por el librecomercio y la apertura (México, Chile, Perú y Colombia, entre otros) o se encuentra en vías de hacerlo (Argentina). Sin embargo, justo en este momento, cuando casi todo la región (salvo casos como el de Venezuela) está en esa dinámica el mundo parece tomar otro sendero.
El Brexit y el triunfo de Donald Trump (incluso una posible victoria de Marine Le Pen en Francia en 2017) han lanzado una sombra de duda sobre las perspectivas del librecambio y la apertura comercial. La tesis proteccionistas y nacionalistas ganan enteros en el mundo.
Trump acaba de anunciar como prioridad su intención de retirar al país del TPP, al que calificó como “un potencial desastre”. Dijo que cuando asuma, el próximo 20 de enero, tratará de negociar en cambio “tratados comerciales bilaterales justos” para generar empleos para el país.
“Parece que estamos entrando en una nueva era de nacionalismo populista, en la que el orden liberal dominante que se ha construido desde la década de 1950 ha sido atacado por las mayorías democráticas enojadas y energizadas”, ha comentado el politólogo estadounidense Francis Fukuyama en su columna de Financial Times, después del triunfo de Trump.
Cuando América latina apostaba por el proteccionismo
América latina, que en 2005 hundió el proyecto de librecomercio impulsado por George W. Bush -el ALCA-, ahora parece, más que nunca desde los años ´90, comprometida con el librecambio y la apertura comercial.
Pero el mundo ha cambiado.
Hace 11 años Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Luiz Inácio “Lula” Da Silva, derrotaron la iniciativa de Estados Unidos de incorporar a América Latina al Área de Libre Comercio de las Américas (Alca).
Fue durante la IV Cumbre de las Américas, que se celebró entre el 4 y el 5 de noviembre de 2005 en Mar del Plata, Argentina. El ALCA aspiraba a crear una zona de libre comercio desde Alaska a Tierra del Fuego, acabando con las barreras arancelarias, liberalizando servicios, favoreciendo los acuerdos de protección de inversiones extranjeras intrazona y limitando de la capacidad estatal para orientar las compras públicas.
Hubiese significado la mayor zona de libre comercio del mundo, con un mercado de casi 800 millones de personas, con un marco muy favorable para los Estados Unidos. Pero esos tres líderes latinoamericanos hundieron el proyecto.
“Nosotros, camaradas, compañeros, amigas, amigos todos, hemos venido aquí hoy a muchas cosas, a caminar, a marchar, a saltar, a cantar, a gritar, a luchar, pero entre tantas cosas de las que hoy hemos venido a hacer aquí en Mar del Plata hoy y cada uno de nosotros trajo una pala, una pala de enterrador, porque aquí en Mar del Plata está la tumba del Alca”, afirmó Chávez.
En paralelo, en la ciudad balnearia tuvo lugar la llamada “Cumbre de los pueblos”, encabezada por Chávez, que contó con presencias del boliviano Evo Morales, de Diego Armando Maradona y del premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Durante su discurso, Chávez enterró, de forma muy gráfica, el proyecto impulsado por Bush
“Vamos a decirlo: ¡Alca, Alca, al carajo!, ¡Alca, Alca, al carajo!”, concluyó Chávez.
América latina, por el aperturismo, EEUU por el proteccionismo
11 años después todo ha cambiado y se han intercambiado las posiciones.
Los países más resistentes al librecomercio o están sumidos en una crisis casi terminal (Venezuela) o han experimentado cambios internos muy profundos: en Argentina se ha pasado de la hegemonía kirchnerista y antilibrecomercio a la preponderancia de Macri, defensor de la apertura.
El presidente argentino ha defendido que es “el momento más apropiado” para recuperar “el acuerdo estratégico, diez años dormido, profundizar acuerdos de comercio” y avanzar en una «mayor integración que también nos vincula en América Latina”.
México es un país que desde hace 22 aós apuesta por la apertura (firmó en 1994 el TLC con EEUU y era un firme apoyo del TTP).
La otra gran potencia regional, Brasil, ha dejado las tesis más desarrollistas del PT de Lula y Dilma Rousseff y con Michel Temer y, sobre todo, con un posible gobierno del PSDB entraría dentro de los defensores del librecomercio.
Existe, por lo tanto, un consenso muy extendido en la región sobre las bondades del librecambio, estrategia que apoyan tanto presidentes de centroizquierda como de centroderecha.
Entre los primeros, la Presidenta chilena Michelle Bachelet considera que el libre comercio ha sido beneficioso para el mundo y se mostró optimista sobre que el acuerdo TPP sea ratificado. En la reciente cumbre de la APEC dijo: “Nos hemos reunido los 12 países que firmamos el TPP, para mirar cómo continuamos (…) Nosotros creemos que el libre comercio, una economía abierta para cada uno de nuestros países, ha sido beneficiosa”.
Desde el centroderecha el apoyo al librecomercio es mayoritario, El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, dio por clausurada la Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) con un mensaje contra el proteccionismo: “Esta ha sido una reunión productiva en un momento clave en la historia económica del mundo debido a las tendencias contra el comercio exterior que hemos visto en algunas elecciones recientes en países importantes”.
La postura de Trump solo parece tener algunos apoyos dentro de los líderes del “socialismo del siglo XXI”. El presidente Nicolás Maduro ha dado la bienvenida a la elección del empresario porque espera que signifique un cambio en la actual política exterior y económica de esa nación: “Creo que ese rumbo está buscando un poco rumbo el mundo. Que se acaben las guerras, el intervencionismo, el falso y destructivo libre mercado”.
Así pues EEUU y América latina vuelven a bailar con pasos diferentes en lo que a comercio se refiere. Y el problema es que para bailar un tango es necesario ser dos.