Doña Rosita deja huérfano al teatro

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A las 23:30 del sábado, a los 83 años, falleció Rosa Ríos, primera actriz del teatro popular boliviano. Policía y comerciante, pasó sus últimos días atendiendo una tienda en la calle Jaén. La Paz le dice adiós a la “sanguchera de la esquina”, su personaje emblemático que llevó a la mujer de pollera en las tablas.

“Mamá Rosa ha dejado un legado muy grande. Nos deja su arte, sus personajes, el amor a la patria y al teatro. A la familia nos deja una vida de enseñanzas y sobre todo un ejemplo de lucha y fuerza”, señaló su nieta, Paola Claure.

Doña Rosa nació el 17 de abril de 1935, en La Paz, en un domicilio de las calles Comercio y Bueno. Paceña de corazón, tuvo al primero de sus tres hijos a muy temprana edad. Sola, sacó a su familia adelante desempeñando muchos trabajos. En vida contaba cómo entregaba mercadería a plazos, cómo hacía jugar pasanaku y cómo fue policía durante 24 años. Fue en esas funciones que un día de 1967 cuando trabajaba en Identificaciones llegó a su escritorio el dramaturgo Raúl Salmón para pedirle que le ayude a renovar su carnet. Ríos le pidió que la lleve al teatro.

Sin experiencia le fue encargado el papel de una mujer de pollera vendedora de sandwich en la obra Conde Huyo, la calle del pecado. Al no saber del uso de utilería, al estrenó llevó un anafre, tomate, quirquiña, cebolla y carne. El teatro completo se llenó del aroma de la comida que vendía su personaje.

Aunque estaba presente en toda la obra el único diálogo que tenía era “yo miro, oigo y callo”, frase que pronunciaba antes que unos guardias de la Alcaldía la saquen del escenario. Esa primera actuación le bastó al público para saber que había nacido una gran actriz.

“Su partida es una pena para los artistas bolivianos. Desde el inicio, su trabajo se ha dedicado a mostrar y preservar a la chola, a la mujer de pollera que hoy nuestras nuevas generaciones valoran. Su legado perdurará por mucho tiempo”, sostuvo Omar león, director y fundador de la agrupación Wara.

La describe como amable y muy buena querendona de la música nacional y progresiva. “La conocí personalmente porque le gustaba mucho Wara, cuando tocábamos en la peña Marka Tambo -en la calle Jaen, frente a su tienda- siempre venía a vernos. Nos decía hijitos cuando íbamos a comprar cigarros a su tienda”, relata León.

Y es que doña Rosita compartía con artistas no sólo del ámbito teatral sino de del ambiente musical con quienes muchas veces compartió escenario e historias de vida. “Ha sido una mujer que ha dado toda su vida al arte, el teatro y la música. Era muy disciplinada y estricta. Era impecable con sus libretos y creo que todo eso ha dejado una huella que también es un ejemplo para. Se nos ha adelantado y eso nos provoca lágrimas, pero sabemos que como siempre lo hizo seguirá guiándonos en el camino del arte”, manifestó la cantante Luisa Molina.

En sus 49 años de carrera, Ríos -la también directora de la Compañía de Teatro RR- participó en más de 100 obras, entre ellas La Miskisimi, La Chaskañawi, Raza de Bronce, Los hijos del alcohol, Hijo de chola, Me avergüenzan tus polleras, El calvario de mi madre o La sanguchera de la esquina. Además ocupó papeles secundarios en las películas Cuestión de Fe, American Visa, Postales a Copacabana y Las Malcogidas siendo ésta la última de sus actuaciones para la pantalla grande. Compartió escena con Ninón Dávalos, David Santalla, Agustín Cacho Mendieta, Rolo Quiroga, Tino Lozada, Roberto Cuevas, Juan Barrera y otros.

Para la familia, se fue la matriarca de tres generaciones y deja un vacío que no podrá ser llenado. “Mamá Rosa era todo amor con nosotros. Era una mujer imponente, había mañanas que decía nos vamos a Mallasa o al cine y ella sola nos llevaba a sus seis nietos sin ayuda de nadie. Nos trataba con mucho cariño pero cuando era necesario también era rigurosa. Para ella no existía el no se puede, siempre había una salida”, afirmó Paola.

Desde las 09:00 de hoy, sus restos serán velados en el Salón de Honor del Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez el edificio que fue su segundo hogar. Desde las redes sociales cientos de personas mostraron su tristeza por el fallecimiento de quien mejor encarnó a la chola paceña y le dijeron adiós a “la sanguchera de la esquina”.

 

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