IBO BLAZICEVIC. Capacidad para detectar las necesidades de la industria

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Cada vez que se habla de la industria boliviana se habla de desafíos. Ibo Blazicevic es el primer vicepresidente de la Cámara Nacional de Industria CNI, que aglutina en su seno a las 200 empresas que contribuyen con el 80 por ciento de impuestos a nivel nacional. Un sector muy importante que está bregando los últimos años para que sus desafíos aterricen en un mundo de posibilidades concretas. No es una tarea sencilla. Hay estadísticas que no facilitan seguridad a un sector que debería recibir incentivos para mejorar los índices de competitividad que se manejan en un mundo globalizado. El empresario señala que Bolivia no es el país ideal para emprendimientos privados y menos para atraer inversiones. La Inversión Extranjera Directa no supera los 1.000 millones de dólares. Un dato que habla por sí solo de la ausencia de políticas públicas que generen condiciones de crecimiento. “Soy un apasionado por la industria, por el efecto positivo a la sociedad”, afirma el empresario que también ocupa la presidencia de la Cámara de Industria Departamental de La Paz y una de las gerencias de la Cervecería Boliviana Nacional CBN. Entre las propuestas que el sector plantea para mejor la productividad indica que no debería haber beneficios adicionales al salario per se, si no están ligados a la producción. Otra de las propuestas es “revisar el tipo de cambio que nos está volviendo caros y nos resta competitividad porque fomenta la importación”. Afirma que el mercado del litio a futuro va a manejar 35.000 millones de dólares. “Debemos saber identificar nuestras potencialidades”. “Bolivia – sigue – no va a competir con la nanotecnología. Debemos ser selectivos, hay que ver lo que tenemos para usar nuestra materia prima y exportar. Nuestra vocación comparativa son los granos que no tienen otros países, hay que industrializarlos, las frutas orgánicas que tienen nichos de mercados pequeños pero de alto valor y rentabilidad. Ahí debe entrar el país. No puedes pretender volverte la China de Latinoamérica”.

 

¿Bolivia no es precisamente un modelo de industrialización a seguir? Cuando hablas con los pares de las asociaciones gremiales de otros países te comentan que han desarrollado su industria luego de haber pasado por épocas duras de competencia con los mercados de Asia que estuvo a punto de liquidarlos. Ellos te comentan que abrieron sus fronteras al comercio exterior y se adhirieron a varias alianzas, que bajaron sus aranceles a cero; eso les ha permitido desarrollar tecnologías de producción incluso por encima de otros países. Han perdido el miedo de competir con otros mercados. Cuando visitas estos países vez con sana envidia que su industria está compitiendo lado a lado con grandes marcas, no solo con presencia sino con éxito. Lamentablemente, Bolivia tiene un índice de industrialización estancado desde hace por lo menos 66 años, el problema de la industria es un problema estructural. El coeficiente de industrialización de Bolivia se ha estancado en el 16 por ciento.

 

¿A qué factores atribuyes ese estancamiento? Bolivia tiene la menor productividad laboral de la región, estamos por debajo del Paraguay, país con muchas limitaciones; tenemos la menor Productividad Total de los Factores, quiere decir que sumando el crédito y la capacitación andamos muy rezagados. Tenemos una Ley de Inversiones que no funciona porque no atrae Inversión Extranjera Directa. Esa ley que data del 2014 no permite a los empresarios y a los inversores extranjeros acudir a tribunales internacionales sino a laudos arbitrales bolivianos; con esa ley y una justicia defectuosa nadie se siente cómodo. Otro problema es que tenemos la mayor economía informal de la región. Los índices de contrabando son altísimos: 2.300 millones de dólares de acuerdo a un estudio de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia. Las leyes de trabajo son ultra proteccionistas. Al lado de estos temas vemos un incremento en los costos laborales. Y, finalmente, Bolivia está entre los cuatro peores países del mundo para invertir. La cantidad de trámites que lleva un empresario son enormes y el Estado no presta atención a la industria.

 

¿Es algo así como arar en el desierto? El Estado ha priorizado hacer industria invirtiendo en un número importante de empresas que acaban siendo una carga para el Tesoro. De acuerdo al ranking de las 300 empresas más grandes de Bolivia cuando sacas a las públicas y te quedas con las privadas lo que vez es que el promedio de ganancia ha caído con respecto al año pasado. Eso quiere decir que los costos de producción por una mayor carga laboral e impositiva se van achicando. Si el empresario tiene menos ganancias tiene menores condiciones de inversión y crecimiento. Comenzamos a consumir más productos importados que nacionales y la tendencia va a continuar así porque no hay incentivos a la industria nacional.

 

¿Qué están haciendo desde las cámaras para revertir esta situación? Hemos acabado con la ayuda de consultores y expertos de redactar un documento que es una propuesta de industrialización para Bolivia porque sabíamos que no estamos logrando la atención del Gobierno y no teníamos un documento que exprese propositivamente lo que queremos.

 

¿Que contiene ese documento? Básicamente que el Estado debe ser el promotor de la industria; el Estado debe jugar un rol diferente como lo hizo Chile con Pro-Chile hace una década. Todas las delegaciones diplomáticas se volvieron promotoras muy activas de los productos chilenos; ese elemento se convirtió en el éxito de Chile en sus exportaciones. Creemos que el Estado debe jugar un rol parecido; el ´Compro Boliviano´ revalorizando nuestros productos por sus características de calidad debe convertirse en una política de Estado y el Estado. Proponemos modernizar el Estado, eliminar la burocracia para hacer industria y crear empresas. Planteamos una reforma tributaria para favorecer la creación de empleos que debería permitir condiciones y facilidades a quien va a invertir y crear empleos por algún tiempo como en otros países.

 

¿Qué proponen respecto a la Inversión Extranjera Directa? Creemos que debería haber políticas serias de fomento a la IED para la industria. Identificar áreas en menor desarrollo y ventajas diferenciadas para cada zona. Paraguay, por ejemplo, libera impositivamente a las nuevas inversiones por ocho años. Esto permite la importación de bienes de capital sin IVA. Bolivia podría atraer inversiones de Argentina y Brasil si creáramos las condiciones apropiadas, pero tenemos una mirada a ultramar a Asia, Oceanía, Europa; nuestros vecinos están al lado y vivimos asustados de ellos en lugar de capitalizar lo que tienen y complementar nuestras realidades. Bolivia debería trabajar entre el sector público y el privado. Es una tendencia mundial. Lamentablemente nos hemos aislado mucho de ser parte de las alianzas importantes del mundo, Nuestros bloques económicos están languideciendo.