El colapso de la salud

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Hace poco menos de un año era muy común pasear las calles de cualquier ciudad por Bolivia y encontrarse con letreros colgando de las ventanas de casas particulares con la inscripción “Yo apoyo mi médico”. Los galenos se hicieron fuertes. La campaña ganó las calles bajo ese lema. Las agrupaciones involucradas en el cuidado y manejo de la salud reaccionaron ante la iniciativa gubernamental de incluir en el Código Penal sanciones contra la mala praxis. La campaña de los médicos resultó muy efectiva. El Gobierno cedió y dejó sin efecto la medida. Durante este corto tiempo a grandes titulares se publicaron noticias alarmantes sobre casos de negligencia como el de un paciente (menor de edad) al que le extirparon el riñón sano en una intervención que requería procedimientos de mucho cuidado. O la inquietante noticia sobre el caso de un recién nacido que murió quemado en Warnes, Santa Cruz, también por negligencia. Los médicos se siguen haciendo fuertes porque no hay sanción que les impida ejercer la profesión cuando suceden estos hechos.

En respuesta a varias carencias en materia de Salud, el Gobierno decidió finalmente construir hospitales a la rápida en un año electoral porque sabe que uno de los talones de Aquiles de la gestión es la salud. El vicepresidente García Linera ha hurgado la herida indicando que si los servicios pasan a manos del Estado no habrá un solo paciente esperando días para ser atendido. La administración de varios hospitales públicos está a cargo de las gobernaciones y de los gobiernos municipales; y por último, dependen del Estado Central. Hay en suma una desarticulación en la atención del sistema de salud que refuerza la posición de los galenos. Entretanto, siguen sucediendo a diario cientos de casos en los que la mala praxis suena normal a los oídos de la población, ante la ausencia de sanciones contra el ejercicio de la profesión que mide la vara a la medida de los ingresos del paciente.

A todo esto el Gobierno del presidente Morales tuvo la iniciativa de crear el Seguro Universal de Salud SUS. No es una mala iniciativa aunque las protestas volvieron a encender las alarmas. Los médicos se volcaron a las calles contra la medida indicando que se deberían generar condiciones de infraestructura que permita una cobertura universal; de lo contrario, dicen, el sistema colapsará. Los médicos se volvieron a hacer fuertes. En sus manifestaciones salen en contra de la anunciada medida. En este escenario, los profesionales en salud depositan el peso por gravedad sintiéndose víctimas del sistema.

La nominación de Gabriela Montaño como ministra de Salud quiere allanar caminos buscando que el Gobierno y las agrupaciones del gremio -agrupados estos últimos en un poder de que ´a nosotros no se nos toca´- reencausen el diálogo, aunque esta vez con una mujer a la cabeza conocida por manejarse con mano fuerte.