La importación millonaria de ropa sacude al sector textilero nacional
En el contexto del comercio internacional de productos textiles manufacturados, Bolivia pasó de ser un país exportador a ser un importador nato de prendas de vestir. Según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), con datos del INE, las compras superaron las ventas desde 2011 cuando se registró el primer déficit comercial del sector, abultándose la brecha en los últimos nueve años.
La facturación de las exportaciones, en valor, se deterioraron de $us 41 millones (2011) a $us 8 millones (2018). Hasta mayo de este año, el rumbo continúa en picada. Las ventas externas de prendas de vestir acumularon $us 2 millones.
En importaciones, si bien los indicadores de las compras se han reducido de $us 56 millones (2011) a $us 43 millones (2018) y $us 17 millones (a mayo 2019) los montos continúan siendo mayor al valor exportado por Bolivia.
Los principales mercados de destino para las ventas de ropa en 2018 fueron Venezuela -se facturó $us 3 millones en ventas-, seguido de Dinamarca y EEUU.
China, es el principal proveedor de ropa al país con $us 10 millones, le siguen Brasil y Colombia.
“Atroz competencia”
Desde la Federación Departamental de la Micro y Pequeña Empresa (Fedemype) de Santa Cruz, Juan Carlos Vargas,dijo que los indicadores del reporte del IBCE son el reflejo de la atroz competencia que la producción Hecho en Bolivia disputa con la oferta textil que ingresa legalmente y vía contrabando de Argentina y de Brasil, dado el tipo de cambio de monedas que rige en estos países. Ve que la diferencia cambiaria abrió una veta de negocio en el sector del comercio formal e informal.
Las otras miles de toneladas de prendas nuevas, desde su perspectiva, provienen de China.
En el caso de la prendería usada, según Vargas, recibieron información oficial en sentido de que el programa de reconversión productiva -se lanzó en 2007 con Bs 80 millones- no tuvo ningún efecto positivo y que se dejó entrever que hubo personas que destinaron el capital para importar prendería nueva y usada. “Debe haber una auditoría al programa para detectar el manejo y el uso que se dio al dinero que se entregó a los ropavajeros”, puntualizó.
En su peor momento
Para el IBCE, Bolivia vendía más de 4.000 toneladas/año con destino a mercados de ultramar, plazas tan exigentes como EEUU o Europa, generando más de $us 50 millones de ingresos anuales para el país, además de miles de empleos.
Pero eso no es lo peor, según el IBCE, desde 2011 el país cambió su perfil comercial y de ser un país exportador a ser un comprador de ropa, acumulando un déficit de más de $us 250 millones hasta hoy. Atribuyen la debacle del sector de confecciones textiles a la pérdida de mercados externos por importación legal a bajos precios y pérdida de mercado interno por contrabando (ropa usada).
Comercio de confecciones
Desde Cadex, su gerente técnico Rafael Riva, indicó que efectivamente el comportamiento de la balanza comercial de confecciones muestra que las importaciones, sin considerar el contrabando, son mayores que las exportaciones de Bolivia.
Riva precisó que antes de perder los beneficios del Atpdea se realizaron importantes inversiones y gestiones para la apertura del mercado de EEUU, que con la pérdida de los beneficios del sistema de preferencias arancelarias las exportaciones perdieron terreno y no se pudieron concretar ventas a los países del Mercosur, debido a los requisitos de origen que impone el acuerdo.
A ello, dijo que se suma la competencia desleal de la ropa usada, cuya importación y comercialización está prohibida en Bolivia; “sin embargo, vemos cada vez más lugares donde se venden este tipo de productos, que además de ser ilegales no contribuyen con impuestos”, comentó Riva.
Explayó que por sus economías de escala, así como por el tipo de cambio, estos productos son más competitivos que los elaborados por la industria nacional. “Los incrementos de los costos laborales y la rigidez de la normativa laboral han contribuido al cierre de los talleres”, indicó el gerente.
Lectura oficial
Se envió al Ministerio de Desarrollo Productivo un requerimiento de información sobre las observaciones que plantean los sectores y respecto al programa de reconversión productiva, pero no se obtuvo ninguna respuesta.
Hace días, en la estatal ABI, la ministra de dicha cartera de Estado, Nélida Sifuentes, advirtió que legalizar al sector ropavejero, significaría matar a la industria y producción nacional.
Los ropavejeros piden legalizar su actividad y tributar al Estado.