Hasta este viernes 8 de mayo la pandemia dejó 269.867 muertos y 3.861,697 contaminados en el mundo

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Foto: El Diario

Cuarentena en desorden

Si hasta ahora se había destacado la contención de la pandemia por el trabajo organizado del Ejecutivo, nubarrones y advertencias han sumado esta semana que concluye, con factores de desorden y crisis interna, seguidos de una compleja disposición de varios sectores a seguir sobrellevando el peso de una cuarentena rígida que en los hechos podría concluir este domingo.

El alcalde Luis Revilla ha movido cielo y tierra para prolongar la medida de aislamiento comunitario y así justificar el haber recurrido a fondos públicos para alquilar un centro de aislamiento (un hotel de 5 estrellas) cuando en el departamento y el país no se tiene capacidad para realizar pruebas masivas para la detección de la enfermedad. A este hecho se suma las desavenencias en el equipo íntimo de la presidente Añez, sorteando temas de moralidad pública que han puesto en duda varios items de su agenda “de salvación” nacional.

La Gobernación de La Paz ha decidido desmarcarse de las políticas impartidas desde el Ejecutivo y ha sumado a sectores fuertes a salir desde el lunes a sus fuentes de trabajo.

Problemas complejos los mencionados que han reabierto el pedido de convocar a elecciones ante la ausencia de un esquema que responda de manera adecuada la emergencia declarada por el Covid 19.

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Presiones en la Casa del Pueblo

El Gobierno debe resolver otro frente abierto que deja la sensación de una completa falta de autoridad ante la emergencia económica. La Asfi, desconociendo la ley de diferimiento a los deudores del sistema financiero, ha impuesto sus condiciones desafiando las medidas dispuestas por el Ejecutivo. Hay cientos de denuncias de que los bancos siguen ejecutando créditos con tasas de interés y mantenimiento vulnerando la ley. El Gobierno no se ha pronunciado para imponer autoridad y dejando a medias sus disposiciones para el alivio económico a personas naturales, prestatarios chicos, medianos y grandes empresas que tienen obligaciones en las instituciones crediticias. Además, rompiendo las instrucciones de cuidar la salud primero ante la amenaza de una profunda recesión económica, la oficina de Impuestos Nacionales (IN) ha vuelto a la normalidad abriendo sus oficinas, actitud que constituye un desafío tácito al propio Gobierno y atentando precisamente contra la salud y la economía del contribuyente, dos nortes que el Ejecutivo se había fijado en el fundamento de sus medidas de paliativos para combatir el coronavirus. De esta manera el discurso presidencial de “unidos venceremos el virus”, conlleva una carga de exceso que no es asumida por todos en la magnitud correspondiente.

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Crisis en Estados Unidos

Con 31 millones de pedidos de seguro/desempleo en la última semana, los Estados Unidos pasarán a sumar 33,48 millones de personas sin trabajo desde que la pandemia comenzó a crecer en el país, desde la segunda quincena de marzo. A pesar de este notable crecimiento, el número fue menor del registrado en las cinco semanas anteriores – el pico a fines de marzo con 6,8 millones de pedidos. Antes del Covid-19, el país estaba en “pleno empleo”, con una tasa de desocupación de apenas 3,6%, la menor en 51 años. Con los datos de abril, esa tasa debe alcanzar 16%, la más alta desde la crisis de 1929. A pesar de eso, el FMI prevé un retroceso de 5,9% del PIB de EEUU. La crisis será larga y la retomada lenta.