El Gobierno no recurrió a las vías normales para buscar los respiradores

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Foto: APG

La explicación era sencilla: se están realizando todas la compras a través de organismos internacionales para evitar la corrupción. Incluso se convirtió en un spot que daba vuelta por la televisión abierta. Sin embargo, una vez explotó el escándalo del supuesto sobreprecio en la compra de los respiradores de emergencia de origen español, queda claro que el Gobierno nunca utilizó los conductos ‘normales’ para buscarlos en los mercados nacionales e internacionales (una convocatoria abierta en el Sistema de Contrataciones Estatales) e hizo circular listas de requerimiento entre empresas.

Normalmente, el Estado lanza convocatorias a través de la web del Sicoes. Estas pueden ser internacionales y son una licitación pública. Sin embargo, con el decreto de emergencia sanitaria se habilitó la contratación por excepción y fue utilizada como único instrumento para la compra de equipos, pese a que, según dijo el exministro de Salud, Marcelo Navajas, había escasez de respiradores en el mercado.

Aunque el mundo estaba en alerta desde enero y que el primer caso de Covid-19 se registró el 10 de marzo, el Ministerio de Salud no comenzó a hacer compras relacionadas a su prevención hasta mediados de abril. En marzo aún registraba actividades más o menos normales, relacionadas a enfermedades endémicas, como el chagas, la rabia canina o el programa de vacunación rutinario.

La primera compra anotada en Sicoes y relacionada con el coronavirus es la adquisición de 2.000 barbijos N 95 por Bs 42.000. Esta se registró el 25 de marzo y se repitió casi un mes después, el 24 de abril, por las mismas cantidades, a la misma empresa.

El 17 de abril fue un día agitado en las compras directas, sin licitación: 16 camillas por Bs 148.720; tres desfibriladores por Bs 449.970; más camillas por el mismo monto y al mismo vendedor, y 1.000 antiparras (gafas) a Bs 75 la unidad.

Diez días después vuelven las compras: desfibriladores a Bs 323.400; 22 tubos de oxígeno por Bs 50.600; guantes estériles por Bs 166.268 (a Bs 2,90 la unidad, dice el detalle); 1.860 cajas de guantes de látex por Bs 65.100, y un día después, el 28 de abril, 30 tubos más de oxígenos, al mismo vendedor y por Bs 2.300 la unidad.

Para esas fechas ya estaban en negociaciones por los respiradores, pero no había ni rastros de ellos en el Sicoes. Es más, ya se anunciaban en entrevistas y conferencias que llegarían la siguiente semana. Tampoco hay reportes de compras mayores. Para el 8 de mayo se subieron al Sistema de Contrataciones Estatales más compras de barbijos por un monto de 224.545, tips con filtros para laboratorios por Bs 38.000; se compraron 300 vacunas contra la influenza a un proveedor local, cuando el Ministerio de Salud distribuye cientos de miles de estas vacunas a través de la OMS.

El 8 de mayo, el ex ministro Navajas autorizó la compra de los respiradores españoles en una comunicación interna dirigida a Giovani Pacheco, pero ninguno de esos documentos fueron subidos al Sistema de Contrataciones Estatales.

El 12 de mayo siguieron las compras: 30 camillas por Bs 278.000; insumos varios por Bs 446.600; termómetros infrarrojos a Bs 920 cada uno hasta sumar Bs 127.880.

Lo último comprado usando el decreto de excepción para la lucha contra el Covid-19 y subido al Sicoes fueron desinfectantes y bolsas para residuos.

Sin embargo, entre las empresas importadoras de insumos médicos circulaba la lista de requerimientos del Ministerio de Salud para instalar unidades de terapia intensiva: monitores multiparamétricos a Bs 130.000 la unidad, tubos de oxígeno con manómetro a Bs 2.900; ventiladores mecánicos para altura a Bs 300.000 cada uno; bombas de infusión a Bs 20.000 la unidad; bombas a jeringa al mismo precio; máquinas de aspiración a Bs 25.000; tres diferentes tipos de camillas cotizadas entre Bs 15.000 y 20.000 la unidad; 100 gasómetros portátiles a Bs 125.000 cada uno; tubos de oxígenos portátiles valuados en Bs 3.000; ventilador portátil (como el español), valorados en Bs 300.000 la unidad, equipos de rayos X, mesas regulables para cama, nebulizadores, más desfibriladores, chatas, patos y cámaras de aislamiento.

Al final, cuando se terminaba de comprar todo el listado, se habría gastado Bs 1.085 millones o su equivalente en dólares, 155.972.701 y nada de eso hubiese pasado por una licitación pública.