Cómo la pandemia se agravó en Reino Unido y dejó al país aislado

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Foto: Toby Melville/PA Wire

“No queremos cancelar la Navidad. Eso sería inhumano”, afirmó la semana pasada el primer ministro de Reino Unido Boris Johnson.

Sin embargo, cuatro días después, Johnson realizó precisamente eso.

El aumento de casos de coronavirus en el sureste y este de Inglaterra, incluyendo a Londres, llevó al primer ministro a anunciar un confinamiento más estricto y restringir la reunión de residentes de diferentes residencias en Navidad.

La medida afecta a más de 20 millones de personas en Inglaterra y Gales.

Al anunciar esa medida, el gobierno británico vinculó el aumento de casos con la circulación de una nueva variante del coronavirus, que tendría un 70% más de poder de contagio.

Todavía se realizan estudios para evaluar si la estimación es correcta.

A pesar de ello, el anuncio tuvo un efecto dominó. Varios países anunciaron la restricción de la entrada de viajeros de Reino Unido a sus territorios.

La lista incluye países como Francia, Alemania, Polonia, Suecia, Dinamarca, Turquía, Canadá y Rusia, entre muchos otros.

En total, ya van más de 40. Prácticamente nadie se va.

Y, por si fuera poco, una nueva cepa más contagiosa también fue detectada en Sudáfrica y hay al menos dos casos en Reino Unido.

¿Y el Brexit?

La decisión anticipó la sensación de claustrofobia que temía la población con el Brexit, como se denomina la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE).

El período de transición finaliza el 31 de diciembre y ahora parece que un acuerdo comercial está más cerca.

Muchos temen a un Brexit “sin acuerdo” que implicaría aranceles y control fronterizo para las mercancías que viajan entre Reino Unido y la UE.

Relajación de las medidas

Lo que sucede en Reino Unido no ocurrió de repente.

En marzo, el gobierno británico optó por afrontar la pandemia apostando por la “inmunización colectiva”.

La idea era que si una gran parte de la población se infectaba desarrollaría inmunidad colectiva contra el virus, aunque no se sabía cuánto dura la protección por parte de quienes contraen el virus.

En ese momento, mientras que los países europeos ya habían adoptado estrictas medidas de contención, el país liderado por Johnson seguía sin declarar una cuarentena estricta.

Pero cuando un modelo matemático presentado por la prestigiosa universidad Imperial College de Londres dio un panorama desolador que predecía que, con esta estrategia, 250.000 personas podrían morir, el gobierno británico dio un giro.

Para los expertos, ya era tarde.

Hoy, Reino Unido tiene uno de los números más altos de muertes por covid-19 per cápita en el mundo.

El balance hasta este fin de año es de un total de más de 67.000 muertes en una población de 66 millones, es decir 102 muertes por cada 100.000 habitantes.

Medidas posteriores

Con el inicio de la segunda ola de contagios por coronavirus en la segunda mitad del año, el gobierno estableció “niveles” de apertura para cada región.

Y el 31 de octubre, Johnson anunció ciertas restricciones de un mes hasta el 2 de diciembre. Pero esta vez con las escuelas y universidades abiertas.

Después de esta segunda especie de cuarentena, algunas regiones de Reino Unido suavizaron las medidas de cautela con diferentes niveles de restricción.

Londres estaba en el nivel 2 de un total de 4, por ejemplo. En ese rango de restricción se pudo abrir tiendas, gimnasios y peluquerías. Grupos de seis podrían reunirse en espacios abiertos.

Una semana después de la apertura, el aumento de casos de coronavirus en la capital británica ya era evidente.

“Teníamos evidencia hace una o dos semanas de que el bloqueo no fue suficiente para contener el progreso de los casos. Ya estaba claro que sería necesario un mayor control”, afirma Michael Tildesley, profesor de modelos matemático de enfermedades infecciosas de la Universidad de Warwick.

A pesar de las advertencias de los expertos, el gobierno británico no llegó a endurecer las restricciones.

Mientras tanto, la población ya hacía planes para la Navidad pues la normativa autorizaba celebraciones entre vecinos de hasta tres casas distintas.

Este domingo 20 de diciembre, el país registró 37.000 nuevos casos de covid-19, más del doble que el registrado el domingo anterior.

Entonces Johnson tuvo que dar otro giro.

“Es comprensible que el gobierno quisiera permitir que la gente viera a sus familias en Navidad después del año que tuvimos. Pero Johnson debería haber sido honesto con la población y admitir que no existía seguridad en Navidad, que dependía del estado de la situación. En cambio, dio falsas garantías y animó a las familias a hacer planes que, para muchos, ahora no llegarán a buen puerto”, dijo The Guardian, en un duro editorial sobre el cambio de planes del primer ministro.

Tildesley opina que si el gobierno quería autorizar reuniones durante la Navidad debió emitir restricciones desde principios de diciembre hasta la víspera de la festividad.

“Los casos estaban en un nivel más bajo, pero seguían aumentando. El nivel de restricciones no fue suficiente”.

Variante

La nueva variante del coronavirus detectada en Reino Unido, por lo que se sabe, ya se había detectado por primera vez en septiembre.

En noviembre, alrededor de una cuarta parte de los casos en Londres fueron causados por esta nueva cepa. El número aumentó a casi dos tercios de los casos a mediados de diciembre.

Pero todavía hay mucha incertidumbre sobre su transmisibilidad y si jugó un papel en el aumento de casos en Inglaterra, dice Tildesley.

El experto señala que no podemos decir categóricamente que el aumento se debió solo a la nueva variante.

“Puede que haya jugado un papel, pero también sabemos que las regiones del país donde hubo un aumento de casos fueron los lugares con menos restricciones de confinamiento. Además, otros factores pueden haber contribuido, como muchas personas que van de compras en un período de tiempo más corto”, afirma.

Para Tildesley, desde el comienzo de la pandemia, el gobierno británico tuvo problemas de comunicación con el público durante la crisis.

El anuncio sobre la nueva variante de la cepa del coronavirus no tendría que estar vinculado a la cancelación de Navidad, concluye.