El futuro de la selva amazónica dependerá de lo que se haga este 2021
Los indígenas que habitan la selva amazónica se enfrentan diariamente a actividades de minería ilegal, ganadería extensiva o extracción petrolera que afectan la estabilidad ecológica de su territorio y ponen en riesgo la supervivencia de sus pueblos ancestrales. Para Gregorio Díaz Mirabal, director general de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica, la organización indígena más grande de mundo), aunque la ciencia ya está articulando ideas de conservación con los habitantes de la Amazonia, aún hace falta la voluntad política para llevar a cabo las acciones necesarias que impidan que se pierda la selva tropical más grande del planeta.
¿Cuáles son las principales problemáticas que considera que enfrenta la selva amazónica en este momento?
Estamos muy preocupados porque desde hace más de 50 años se está alertando de que estamos destruyendo nuestra propia casa. En este momento los indígenas amazónicos se enfrentan al petróleo, a la ganadería extensiva y a la invasión de tierra. En los países que comparten la selva se aumentaron los asesinatos a los líderes ambientales, el derecho a la vida está en juego y el que la defiende si no pierde su vida se enfrenta a juicios ante tribunales. Creemos que es importante que nuestra voz sea escuchada a escala global, por eso hemos llevado la situación ante el papa en el Sínodo de la Amazonia en 2019, ante la Organización de Nacionales Unidas, ante la Organización Mundial de la Salud, al Banco Mundial y a todos los gobiernos locales desde el territorio. Nuestro mandando ahora es “defendemos el territorio o lo perdemos” estamos en un momento de mucha dificultad y mucha incertidumbre.
¿Considera que puede darse un punto intermedio entre el desarrollo económico de los países y la visión de desarrollo que tienen los pueblos indígenas?
Nosotros no estamos en contra del desarrollo y actualmente hay una lucha por decir que lo nuestro no vale y que tenemos que desalojar los terrenos para que crezca la economía de un país. Soy parte del Panel Científico por la Amazonia de la ONU y ellos aceptan que la selva de pie vale más que destruida. Ellos hablan de una teoría de la bioeconomía, nosotros decimos que tenemos una propia visión que puede ser parecida a la de ellos, pero no igual. Está en construcción esa propuesta. Pero para mí la economía actual es ecocida y etnocida, porque solo se basa en la destrucción de la naturaleza. El mismo panel de científicos ha explicado que el 80 % de la biodiversidad que existe está en la selva amazónica y la sexta extinción de biodiversidad se está presentando en territorio donde solo hay industrias. Los territorios más conservados del planeta son los indígenas.
Usted habló de la pérdida de líderes ambientales, y esa es una de las principales problemáticas que se viven en la Amazonia. ¿Cuáles son las implicaciones culturales de estas pérdidas?
Nosotros hemos perdido abuelos, jóvenes y mujeres que eran importantes para la comunidad. Cuando hablamos de etnocidio, se puede comparar con las especies de flora y fauna que se han ido extinguiendo, y es que para nuestra estructura organizativa los sabios son irrecuperables. Perder a estos líderes y sabios es como haber perdido una biblioteca, o como si hubieran quemado nuestra iglesia de Notre Dame o nuestras Torres Gemelas, algo profundamente simbólico.
¿Cómo es la relación con los gobernantes que están legislando sobre cambio climático?
La Amazonia está en un punto de no retorno y a la Coica no le queda de otra que ser un vocero, porque la gente toma decisiones que están afectando la selva. Nosotros hemos hecho muchas propuestas a los presidentes y a los gobiernos, pero no tenemos ni una respuesta. Por ejemplo, el Pacto de Leticia o el Tratado de Cooperación Amazónica están implementados, pero no aceptan ninguna sugerencia porque ellos tienen su agenda que no va a cambiar.
¿Por qué son importantes los conocimientos ecológicos de los indígenas para generar políticas de cambio climático?
El gran problema es que los gobernantes y los más de 190 países que conforman la ONU son políticos y no científicos. Por eso piensan en producción y no valoran la opinión de quienes desde la academia han estudiado las consecuencias de pérdida de biodiversidad. En el caso de los indígenas, nosotros tenemos ese conocimiento hace 10.000 años de conservación y la naturaleza no la vemos como una mercancía.
¿Acuerdos como el Pacto de Leticia, por ejemplo, realmente están causando impacto el cuidado de la Amazonia?
La evaluación que se ha dado del Acuerdo de París, el más grande en materia de cambio climático, es que ningún país está cumpliendo entonces pareciera que solo es un discurso político. Nosotros solicitamos hablar con los gobiernos de Ecuador, Perú, Colombia y Brasil, pero no quieren ni siquiera sentarse articular ideas. Ellos siguen avanzando en una agenda extractivista y minera. Entonces si se compara el Pacto de Leticia y los planes de desarrollo económico, lo único que se encuentra son proyectos de extractivismo, agroindustria, monocultivos, etc.
¿Considera entonces que los gobernantes de diferentes países los han defraudado en las promesas de conservación de la selva amazónica?
Nosotros ya no buscamos salvadores, hemos sido engañados por falsos profetas, políticos y empresarios que dicen que van a salvar la selva, y justamente siempre nos quedamos esperando. Ahora le estamos apuntando a ser nuestra propia voz y que esta tenga tanta importancia como cualquier otra. Ya no creemos en partidos políticos.
Para poder empezar a exponer más esa voz, ustedes como Coica han estado trabajando en un plan de comunicaciones, ¿cómo funciona?
Empezamos a trabajar en la difusión de dos proyectos: uno es un pódcast que se llama El grito de la selva y el otro es una plataforma que se llama Asamblea Mundial por la Amazonia. En esos proyectos nos han apoyado personas como Leonardo DiCaprio o Morgan Freeman, los buscamos a ellos porque son personas que sabemos que su voz es escuchada. Estamos tratando de llegar a la opinión publica de esta manera. Estas ideas son apoyadas también por organizaciones como WWF, Fridays for future (el movimiento de Greta Thunberg). Esto empezó porque sabíamos que teníamos que empezar a visibilizarnos. Creo que estamos trabajando en una revolución comunicacional de los pueblos indígenas. Creamos una escuela que se llama Tambores de la Selva, para comunicadores comunitarios, porque hay noticias que nunca se van a conocer a nivel nacional o internacional porque solo las saben quienes están dentro de la Amazonia. Seleccionamos a 10 integrantes representantes de los nueve países que comparten la selva, e hicimos un esfuerzo para capacitarlos. Una de las poblaciones más vulnerables en los diferentes países que comparten la Amazonia fueron los pueblos indígenas, ¿cómo fue ese impacto y cuáles fueron las principales pérdidas?
La pandemia demostró que no tenemos hospitales en la frontera, que no tenemos médicos, el oxígeno para atender el COVID-19 no llegó a todas las zonas. Como era una enfermedad nueva, lo primero que se hizo fue priorizar las ciudades. Nuestra respuesta fue activar las guardias indígenas, los médicos tradicionales, los sabedores de plantas y evitar que gente extraña llegara al territorio y aun así los casos entraron. Luego de muchas reuniones con los diferentes países que conforman la organización nos dimos cuenta de que estábamos solos y hoy, un año después, sigue siendo así. No hay un programa de vacunación enfocado en las comunidades indígenas. Ni la OMS, ni la OPS, ni los gobiernos lo han pensado. Si hay desigualdad en el planeta con la distribución de vacunas, esto es peor para las comunidades indígenas.
¿El COVID-19 era algo que ustedes ya esperaban? ¿Desde su visión cómo se entendió el virus?
Para nosotros lo que hemos aprendido de los mayores es que cuando hay un desequilibrio en la naturaleza se causa la destrucción de algo que es sagrado y eso producen la enfermedad, la muerte, y ahora la ciencia nos está dando la razón. El panel científico por la Amazonia ha dicho que, si contaminas, deforestas o explotas la naturaleza tiene una respuesta científica y reacciona a eso. Nosotros lo vemos desde la espiritualidad, siempre ha sido así. Lo cierto es que los niveles de deforestación en Brasil, Perú y Colombia aumentaron, y se está cometiendo un ecocidio y un etnocidio en la cuenca amazónica. Durante la pandemia se superaron los récords de derrames de petróleo, deforestación y minería ilegal en la selva.
En términos generales, ¿qué tan perdida ve la selva amazónica en este momento?
Nosotros sabemos que la ciencia coincide en que la selva amazónica está en un punto de no retorno y su futuro dependerá de lo que se haga este 2021. Si siguen dando concesiones a petroleras al ritmo como se hizo el año pasado vamos a sufrir las consecuencias en la Amazonia y el planeta. Aumentarán las inundaciones y las sequías. Sin embargo, como organizaciones indígenas, tenemos esperanza de que las cosas cambien.