“Estoy entero y a salvo en la superficie de Marte”. El mensaje fue enviado desde el Curiosity a su llegada a Marte. Tuvo que viajar 570 millones de kilómetros, en una misión que según la NASA tiene un costo de 2500 millones de dólares.
El robot, que pesa una tonelada, realizó con éxito una compleja maniobra desde su ingreso en la atmósfera marciana. Tal como se había planificado, la cápsula desplegó un gigantesco paracaídas cuando estaba a unos 11.000 metros de altura para frenar el descenso a una velocidad de 21.240 kilómetros por hora. A unos 20 metros del suelo, una grúa bajó el Curiosity, que desplegó sus seis patas de ruedas e inició su aventura en Marte.
Lanzado el 26 de noviembre de 2011 desde Cabo Cañaveral, Florida, el vehículo robótico no tripulado conocido como Curiosity, se posó en suelo marciano el lunes 6 de agosto a las 05:39 GMT.
Durante la exploración, que debe llevar dos años de duración, tratará de descubrir si el ambiente marciano pudo haber sido favorable al desarrollo de vida microbiana y buscará recabar datos para preparar una futura misión tripulada.
Los científicos han descubierto señales de la existencia de agua en el planeta más cercano a la Tierra, lo que indicaría que alguna forma de vida podría haberse desarrollado en el pasado del planeta rojo, que actualmente dispone de una delgada atmósfera, con inviernos extremos y tormentas de polvo.
Un hecho histórico
“El exitoso descenso de Curiosity -el laboratorio robotizado más sofisticado que logra posarse en otro planeta- constituye una hazaña tecnológica sin precedentes que permanecerá en el futuro como un momento de orgullo nacional”, afirmó el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en un comunicado.
El vehículo robótico de seis ruedas y del tamaño de un automóvil pequeño, es el más grande construido para realizar una exploración planetaria. Está equipado con diez instrumentos científicos, elementos para destruir rocas, perforar el suelo, hacer pruebas de radiación, un generador nuclear y un mástil con cámaras de alta definición
“Al parecer aterrizamos en una buena zona plana. Linda, realmente linda”, destacó el ingeniero Adam Steltzner, que dirigió al equipo que concibió el ingenioso método de aterrizaje.
Los ingenieros deben ahora pasar casi todo agosto controlando el funcionamiento de los equipos del vehículo, según explicó el subdirector del programa Richard Cook. “El espíritu humano nos lleva a realizar este tipo de desafíos y este es el tipo de desafío que nos lleva a explorar nuestro alrededor, a entender qué hay allí fuera, y obviamente preguntarnos ¿estamos solos?”, completó Cook, ansioso por comenzar a develar uno de los grandes misterios para los hombres: si hubo o pudo haber vida en el planeta rojo.