Cómo el diario de Ana Frank, se salvó de los nazis

Por Redacción dat0s con agencias
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En agosto de 1944, es descubierto el escondite clandestino de Ana Frank y su familia en Ámsterdam, de donde serán deportados a diferentes campos de concentración.

Para hablar de Ana Frank hay que hablar obligatoria del nazismo. El diario que la pequeña Ana Frank escribió cuando vivió junto a sus padres y su hermana Margot en una “Casa de atrás” junto a otras familias en Ámsterdam escapando de la persecución del Tercer Reich, es la historia del delirio nazi contra los judíos no alemanes.

El ascenso del Tercer Reich

Luego de un periodo político efervescente e inestable el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), que lidera Adolf Hitler obtiene el poder como respuesta a la crisis económica que se vivía en Europa. El 30 de enero de 1933. Von Hindenburg dimite y nombra a Hitler como presidente. “Parece un sueño: la Wilhelmstraße es nuestra”, escribe el más tarde el ministro de propaganda Joseph Goebbels en su diario. Hitler no fue elegido por el pueblo alemán, pero sí llego al poder en forma legítima.

En marzo el parlamento alemán se reúne en Berlín. En la agenda está planeada la aprobación de la Ley del Poder que le permite a Hitler promulgar leyes, durante cuatro años, sin interferencia. El edificio donde se celebra la reunión está rodeado por hombres de la SA y la SS, ambas organizaciones paramilitares del NSDAP, designadas para ayudar a la policía.

Hitler en su discurso les intima a los presentes a elegir entre “La Guerra o la Paz”. Es una amenaza encubierta para intimidar a quienes debían votar dicha ley.  De modo, ya no se trata de un Estado democrático. Con 444 votos a favor y 94 en contra, el Parlamento aprobó la Ley del Poder, que fue hasta 1945, la base de la dictadura nazi.

Hitler controla la sociedad ideal

Este proceso se denomina Gleichschaltung (Asimilación). Muchos políticos sospechosos y funcionarios judíos son despedidos. Los sindicatos, obligados, hacen lugar al Deutsche Arbeitsfront. Así, los nazis, impiden que los trabajadores pueden organizarse como opositores.

Los partidos políticos existentes son prohibidos. A partir de mediados de julio de 1933, Alemania es un estado de un solo partido. Asimismo, en el ámbito cultural y científico se lleva a cabo una “limpieza”. Todo aquello que “no sea alemán”, debe ser eliminado, según los nazis. Por ejemplo, libros de escritores judíos, de izquierda y pacifistas son quemados.

Hitler y los nazis cambian Alemania, tras llegar al poder y convertirse en una dictadura. Cada vez más utilizan medios jurídicos para darle una apariencia de legalidad. Paulatinamente, Hitler socava la democracia hasta convertirla en sólo una fachada. Durante los 12 años de existencia del Tercer Reich, Hitler fortalecerá permanentemente su control sobre el país.

El 1 de septiembre de 1939, el ejército alemán invade Polonia. Dos días más tarde, Francia y Gran Bretaña, ambos aliados de Polonia, declaran la guerra a Alemania. La Segunda Guerra Mundial, ha comenzado. En estas circunstancias la persecución política y el delirio de una raza aria dominante y superior define una persecución sin piedad contra los judíos no alemanes, muchos habían llegado desde Polonia y se asentaron en el comercio con éxito como en el resto de los países donde los judíos emigran por su habilidad para los negocios. Esto no es tolerado en la Alemania del Tercer Reich.

Miles de judíos abandonan Alemania. Los que no tienen la misma suerte son encarcelados en campos de concentración inhumanos donde reciben malos tratos, hasta la muerte. Comienza el Holocausto, conocido como uno de los periodos más negros y sangrientos de la humanidad.

El 10 de mayo de 1940, el ejército alemán invade Holanda. Este es el inicio de cinco días de batalla que terminan con la ocupación de los Países Bajos.

Después de los Países Bajos, caen en mano de los nazis Bélgica, Luxemburgo y parte de Francia. La rápida victoria eleva la popularidad de Hitler en Alemania. Muchos alemanes ven esto como una indemnización por la pérdida de la Primera Guerra Mundial. En el verano de 1940, Europa occidental está casi completamente bajo control alemán. Los países circundantes se abstienen o son aliados de Alemania.

La familia de Ana Frank, se esconde de los nazis

Ana Frank nace en Fráncfort del Meno. Como se ha dicho las cosas no van bien en Alemania. Hay poco trabajo y mucha pobreza. Al mismo tiempo, Adolf Hitler obtiene más y más seguidores con su partido. Hitler odia a los judíos. Los apunta por los problemas en el país. Asimismo, juega con los sentimientos antisemitas que prevalecen en ese momento. Debido a este odio a los judíos y la mala situación económica, los padres de Ana, Otto y Edith Frank deciden mudarse a Ámsterdam. Otto comienza allí una compañía que se dedica al comercio de pectina, una sustancia para la preparación de mermelada.

La familia permanece escondida en una Casa de atrás junto a otras tres familias soportando penurias y carencias básicas. A todo esto, Ana, una niña vivaz y con sus cortos 10 años de vida era la alegría de la casa atendiendo siempre dispuesta en todos los quehaceres. Su vocación a las artes con interpretaciones de teatro que hacían pasar los malos momentos. Ana se encargaría de escribir su experiencia en aquel periodo.

De a poco, en Ámsterdam se introducen leyes de prohibición para los extranjeros y para identificar a quienes habían escapado de Alemania la SS se encarga de montar vigilancia en parques, cines y tiendas, entre otras cosas, están prohibidos para los judíos. Debido a estas reglas a Ana se le permite ir cada vez a menos lugares. Su padre pierde el control de su compañía, porque los judíos ya no pueden ser propietarios de compañías. Todos los niños judíos, incluida Ana, deben ir, separados, a una escuela judía.

Sin embargo, por su inteligencia, Ana se adapta rápidamente y se siente como en casa en los Países Bajos. Aprende el idioma, encuentra amigas y va a una escuela holandesa en el vecindario. Su padre trabaja arduamente en la compañía, pero no le es fácil comenzar una nueva vida. Otto intenta establecer un negocio en Inglaterra, pero no lo consigue. Finalmente, encuentra una solución, sumando al comercio de pectina, la venta de hierbas y especias.

Ana debe esconderse en la Casa de atrás

Así los nazis van avanzando lentamente cada vez más. Los judíos deben usar una estrella de David y hay rumores que deben abandonar los Países Bajos. Cuando Margot (hermana mayor de Ana) recibe un aviso el 5 de julio, 1942 para presentarse a trabajar en la Alemania nazi, sus padres desconfían. No creen que se trate de trabajo y deciden esconderse al día siguiente. Pasan a la clandestinidad para escapar de la persecución.

En la primavera de 1942, en la Casa de atrás de su compañía en la calle Prinsengracht 263, el padre de Ana comenzó a acondicionar un escondite. Recibe ayuda de sus viejos colegas. No mucho tiempo después llegan cuatro personas más para esconderse en el mismo lugar, que resulta apretado para todos. Ana debe andar sigilosamente y, muchas veces, tiene miedo.

Ana escribe sus diarios

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AFP

Para su decimotercer cumpleaños, Ana recibe un diario como regalo. En los dos años que se esconde, Ana escribe sobre lo que ocurre en la Casa de atrás, pero también sobre lo que siente y piensa. Además, escribe cuentos, comienza una novela y escribe citas en su cuaderno de frases buenas, que copia de los libros que lee. Así es como la escritura la ayuda a que el tiempo transcurra.

Cuando el ministro de Educación del Gobierno holandés desde Inglaterra, a través de Radio Orange, hace un llamado a guardar diarios y documentos de guerra, a Ana se le ocurre la idea de reescribir sus diarios sueltos en una sola historia con el título Het Achterhuis (La Casa de atrás).

El escondite es descubierto y la prisión en Auschwitz

Ana comienza con la reescritura de su diario, pero antes de que termine, los oficiales de policía la descubren y arrestan junto con los demás escondidos, un 4 de agosto de 1944. A pesar de dicha incursión, parte de los escritos de Ana son conservados: dos protectoras salvan a los papeles antes que la Casa de atrás sea vaciada por los nazis.

Los escondidos están primero en la oficina de la policía de seguridad alemana (Sicherheitsdienst), de ahí pasan a la prisión en Ámsterdam y el campo de tránsito Westerbork, hasta que los nazis los trasladaron al campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau. El viaje en tren dura tres días, allí Ana se encuentra con más de otros mil prisioneros, en un vagón totalmente abarrotado, para transporte de animales. Hay poca comida y agua y solo un barril como retrete.

A su llegada en Auschwitz, los médicos nazis realizan una selección y deciden quién puede realizar trabajos forzados. Aproximadamente unas 350 personas que fueron trasladadas con Ana son asesinadas, directamente a su llegada, en las cámaras de gas. Ana es enviada al campo de trabajo para mujeres con su hermana y su madre. Otto, en cambio, va a un campamento de hombres.

Ana fallece en Bergen-Belsen, pero el diario permanece a salvo

A principios de noviembre de 1944, Ana es trasladada nuevamente junto con su hermana al campo de concentración de Bergen-Belsen. Sus padres permanecen en Auschwitz. Las condiciones en Bergen-Belsen también son miserables: casi no hay comida, hace mucho frío y Ana, al igual que su hermana, contrae fiebre tifoidea. En febrero de 1945, ambos fallecen a consecuencias de esa enfermedad, primero Margot, poco después Ana.

De todos los escondidos, solamente Otto sobrevivió a la guerra. Es liberado de Auschwitz por los rusos y, durante su largo viaje de regreso a Ámsterdam, toma conocimiento que su esposa Edith ha fallecido. En los Países Bajos recibe la noticia que Ana y Margot tampoco sobrevivieron.

Los papeles que se conservan del diario de Ana causan una profunda impresión en Otto. Así lee que Ana quería convertirse en escritora o periodista y que tenía la intención de publicar las historias sobre la vida en la Casa de fondos.  Los amigos convencen a Otto para que publique el diario y, el 25 de junio de 1947, Het Achterhuis (conocido en español como El Diario de Ana Frank) es publicado en una edición de 3.000 ejemplares.

Y desde entonces no se detiene: el libro se traduce a cerca de 70 idiomas, se escribe una obra de teatro y una película. La gente de todo el mundo se familiariza con la historia de Ana y en 1960 el escondite se convierte en un museo: la Casa de Ana Frank. Otto permanece estrechamente involucrado, tanto con la organización como con el museo Casa de Ana Frank hasta su muerte en 1980: él espera que los lectores del diario tomen conciencia de los peligros de la discriminación, el racismo y el antisemitismo.