Dune, de Frank Herbert: la mejor obra de ficción de todos los tiempos

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“Hace pocos días Legendary Pictures, la productora que ha auspiciado algunos de los éxitos fílmicos más sonados de las últimas décadas, incluyendo la trilogía del Caballero Oscuro de Christopher Nolan, adquirió los derechos de producción audiovisual de la franquicia conocida como Dune, que hasta la fecha incluye la novela seminal y otras cinco más, una larga secuencia de spin-offs, varios videojuegos (incluyendo el mítico pionero del género RTS), dos miniseries de televisión y una controversial película. Tras este pisotón en la cultura popular, uno pensaría que Dune sería una franquicia con mayor presencia en los medios, pero la verdad es que (quién sabe si afortunadamente) hasta ahora el mayor referente y la mejor manera de aproximarse a la obra ha seguido siendo la novela original. Hablemos un poco de ella.

Arrakis – Dune. Hace poco más de cincuenta años un autor norteamericano puso en el mapa una de las obras literarias más importantes del siglo. Usando los parámetros del entonces recién maduro género de la ciencia ficción, Frank Herbert ideó un ecosistema completo y una estructura de poder tan convincente que lectores ocasionales han encontrado más real el mundo del comercio intergaláctico de Especia (sustancia que incrementa el potencial mental humano y permite a ciertos consumidores plegar el espacio tiempo posibilitando el viaje interestelar), que la cruel pantomima de medios de la realidad. La Especia se encuentra en un único planeta en todo el universo conocido; un planeta cruel y terrible, donde la humanidad se pule como un puñal helado, afilado en la privación de recursos y piedad.

Arrakis- El planeta de la Especia. Un mundo desierto, escenario de largas conspiraciones y el sitio en el que podremos hallar algunas de las reflexiones más incisivas vertidas en la literatura de ciencia ficción. Sí, el espectador ocasional puede identificar algunos de los tropos clásicos de novelas de iniciación, y hasta habrá a quien le sepa a poco, en comparación con la cargada y dilatada saga de Canción de Hielo y Fuego, que ha creado un gigantesco mass media merced a una acertada producción televisiva, que sin embargo funciona bajo una premisa simple, la del shock constante al espectador. Dune es mucho más sutil, y como resultado de la maestría en la narración y el planteamiento, nos encontramos con varios conceptos que se desglosan en observaciones sobre la humanidad como conjunto, sobre el destino y el significado de la tecnología. Si estos temas contribuyen al aire metafísico que se ha construido muchas veces alrededor de la novela, como una muralla para los no iniciados en la literatura de ciencia ficción (que no es lo mismo ver las veinte mejores películas de sci fi), recordemos que un día George Lucas vio muchas obras para construir su pequeña épica simplificada en Star Wars, y que una de estas creaciones fue la mítica saga del Dictador-Salvador-Mesías Paul Atreides, sus descendientes, y la crónica de los Fremen a través de los tiempos. Por cierto, estos últimos son la raza oriunda de Arrakis, gente del desierto que tras siglos de privaciones aprendió el poder que conlleva entender la importancia real de los recursos. Sí, en un planeta entero casi sin agua alguna. ¿Una pequeña lección para la contemporaneidad?  Ojalá”.

 

 

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