HAPO es un restaurante de cocina de autor. Su compromiso es hacer brillar en los platos la variedad de productos de la gastronomía del oriente boliviano.
Camila Lechín, chef y cofundadora de HAPO, pasó por restaurantes de Colombia, Perú, Nueva York, Dinamarca y, claro, desembarco en Bolivia donde nació. Ha sido parte el ´Bulli Foundation´ – España- organización gastronómica que aplica teorías sobre la evolución culinaria. Hoy está al frente del restaurante de cocina de autor HAPO (tierra raíz en guaraní) que explora productos locales y de cercanía, donde la misión es hacerlos brillar en cada plato. Camila explica que más allá del nombre es una filosofía que se sumerge en las raíces de los productos, recetas; las raíces de la propia Camila y de su equipo.
¿La cocina ha tomado otra connotación tras la pandemia, crees que la alimentación se ha valorizado como una manifestación de arte también?
Creo que es una expresión artística en algunos niveles, también es una expresión de cariño y también es una necesidad.
¿Consideras que la pandemia ha servido para revalorizar la riqueza a veces oculta de la gastronomía?
Creo que la tendencia post pandemia ha sido regresar a los gustos de la niñez, a los platos que generan memorias y te cuentan una historia. Pero también ha habido una valorización por el trabajo que lleva cocinar, entender cuántos días tarda en elaborar un pan, todo lo que hay que lavar después de cocinar y la creatividad detrás de cada elaboración para no repetir tu menú. Y algo interesante también ha sido el acercamiento al mundo de las bebidas: vinos, coctelería y café.
¿Ha cambiado el concepto que la gente le otorga a la importancia de una buena alimentación?
Si. La gente quiere acercarse al productor, le interesa saber el origen de lo que está consumiendo y de alguna manera lo que aporta con su consumo a quien lo produce.
¿Ha cambiado la percepción del público respecto al trabajo de un cocinero, en cuanto a su capacidad creadora e influir cambios en la sociedad?
Si. Creo que hoy existen grandes cocineros que también son rescatadores de producto, de tradiciones y algunas veces de comunidades. Creo que además de ser por su talento gastronómico, también son representantes de productos y lugares que estaban quedando en el olvido, y el talento está en convertir ese olvido en una visión gastronómica con mucho valor.
¿Cuál es el valor intangible de la cocina?
Que la cocina es un acto de amor.
¿Cuál es el valor más preciado de su restaurante?
La revalorización de recetas, productos y tradiciones de la gastronomía del oriente boliviano.
Somos un país con una enorme variedad de alimentos naturales, aunque poco explorados, comparado por ejemplo con el Perú, ¿a qué se deba?
Perú tuvo un movimiento dirigido a la gastronomía, no solamente con un líder carismático que unió a la marca país, sino que hubo apoyo del Estado. Había un deseo de cambiar la mirada de un país que generaba miedo hacia un país como un destino gastronómico. A nosotros nos falta un movimiento de esa magnitud.
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