Los Infames Novela histórica de Verónica Ormachea Gutiérrez

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Miembro de la Académica Boliviana de la Lengua, publicó Entierro sin muerte. El secuestro de Doria Medina por el MRTA, Los Ingenuos y Los Infames. Fue jurado del Premio Cervantes del 2015. Recibió galardones, entre los más destacados, el el prestigioso Franz Tamayo a la Creación Intelectual y Mención de Honor en el Premio Nacional de Novela 2006. Publicó en 2018 Los Infames. Obra que revela el lado humanitario del empresario minero judío, Mauricio Hotschild, como salvador de 10.000 judíos en la Segunda Guerra Mundial. Obra reconocida por el Estado boliviano como memoria histórica del mundo para la UNESCO.

¿Cuál es la búsqueda que usted realiza a través de la novela histórica? Recrear episodios de la historia, insuflando vida a personajes que existieron y a otros de ficción. Me interesa, a la vez, develar hechos sobre la vida de un personaje que no se han escrito como mi libro Entierro sin muerte, el Secuestro de Doria Medina. La historia la escriben los ganadores, así también trato de interpretar la historia desde otra óptica.

¿La óptica que brinda a su obra es entonces el otro lado? Los ingenuos, fue escrita desde el punto de vista de los caídos, los que fueron víctimas de los horrores cometidos durante la revolución de 1952 donde hubo abusos de poder, campos de concentración, cupos para comida, allanamientos y exilio. En el caso de Los Infames descubrí el lado mesiánico y altruista de Mauricio Hochschild. Hallé documentación que confirmaba que había salvado a casi 10.000 judíos antes de la Segunda Guerra Mundial. Schindler salvó cerca de 1.230. Por eso a Hochschild se lo llama “El Schindler boliviano”.

¿Qué rol tiene la memoria colectiva en sus obras? El colectivo ciudadano tiene más memoria de lo que uno se imagina. Para escribir mis novelas he entrevistado a fuentes primarias cuyos testimonios han sido fundamentales para la narración.

¿Cómo sus personajes vienen hacia ti? Les otorgo distintas personalidades que representen la compleja condición humana, de contradicciones. Investigo como era el personaje, me pongo en su lugar para contar que pensaba, sentía o hacía. Siempre trato de situar a los personajes lo más cercanos a la realidad.  Como decía Hemingway, la novela debe ser honesta.

¿Cómo es el ejercicio de indagación que realiza para recrear procesos históricos, antes de sumergirlos en la ficción? Leo e investigo mucho para decidir si voy a escribir la novela. Trato de descubrir lo que no se ha dicho para que la temática sea original. De pronto encuentro un hecho fundamental y a partir de aquello empiezo a escribir.

¿Cuál consideras que es tu aporte y contribución para los investigadores boliviano, ya que tu novela permitió que se abrieran más archivos en la Comibol y se redescubriera la faceta humana de Hotschild? Para mí fue una sorpresa que se dieran a conocer los archivos de Comibol después de mi novela. Es más; el Estado boliviano postuló el extraordinario trabajo de Hochschild como parte de la memoria histórica del mundo y la UNESCO la aceptó. Aquello me honra porque deseo aportar a la colectividad.

¿Cuáles consideras que son los desafíos de la nueva novela histórica, a futuro? Una buena novela histórica debe procurar que el contexto histórico sea lo más cercano posible a la realidad, que los escenarios sean de correctamente ambientados, que se utilice el lenguaje de la época. Asimismo, debe  contar con una trama sólida, de personajes creíbles. Según estadísticas, la novela histórica es uno de los géneros literarios más leídos. A los lectores les atrae conocer la historia dramatizada. Les resulta más entretenido que leer un libro de historia. Esta fuente, sin embargo, es necesaria para los que escribimos el género.

 

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