Migración, el problema más importante del siglo XXI: Enrique Díaz
El escritor y filósofo mexicano habla sobre ‘El Traslado. Narrativas contra la idiotez y a barbarie’, ensayo que será presentado el próximo jueves 12 de noviembre a las 19.00 en la Capilla Alfonsina.
La imaginación es un acto de resistencia política, asegura Enrique Díaz Álvarez (Distrito Federal, 1976). El filósofo mexicano publica, El traslado. Narrativas contra la idiotez y la barbarie (Debate), un ensayo donde nos invita a trascender el culto a lo inmediato y a recuperar la dimensión ética de ponernos en los zapatos del otro.
¿Qué lo lleva a escribir El traslado?
Básicamente una inquietud por lo que estamos viendo en los periódicos. Buena parte de las sociedades contemporáneas vivimos tiempos de profunda idiotez y barbarie. Uno abre el periódico o enciende la televisión y ve violencia, crueldad hacia las personas por el simple hecho de no compartir una ideología, una preferencia sexual o una nacionalidad. Sospecho que la imaginación literaria puede ayudar a combatir discursos racistas. Desgraciadamente no prestamos atención a las ventajas de la imaginación narrativa para hacer frente a esos discursos.
Aunque en los tiempos, tan fragmentados o líquidos, como diría Bauman, abundan todo tipo de narrativas.
Así es. Por eso propongo que busquemos las narrativas no hegemónicas. Llamo traslado a aquello que nos permite, por unos segundos, vivir significativamente la vida de otra persona concreta. La posibilidad de vivir la vida del otro tiene una dimensión ética y política que muchas veces no tenemos en cuenta. Si uno lee crónicas sobre un migrante centroamericano y ves lo que le pasa a esta persona con nombre y apellido, te puede llevar más fácil a la concientización. Hay que buscar las narrativas modestas que ponen rostro a los números.
¿Cómo recuperar esta capacidad cuando se da importancia a la inmediatez y pretendemos estar informados con textos de 140 caracteres?
Ese es el gran reto. Por ejemplo, la imagen del niño sirio, Aylan Kurdi, nos hizo recapacitar ante la desgracia ajena más de lo que muchas otras noticias. Hay observar qué narrativas o imágenes nos hacen detenernos ante la tragedia. Vivimos con la desgracia de que sólo nos tocó vivir una vida, por eso nos gusta leer novelas, ir al cine, ver series de televisión. Nos gusta pensar cómo sería vivir otra vida y muchas veces no pensamos que esto pueda tener una dimensión política, social o ética. Hay que ir más allá del “like” y de la imagen. El culto a lo breve es real pero hay que trascenderlo. Por ejemplo, el periodismo que sobrevivirá es aquel que no se reduzca a un tuit.
En el libro dedica un apartado importante al planteamiento estético de estas narrativas. ¿Por qué?
Hay que revalorar el impacto ético de una experiencia estética. Hay episodios que nos permiten visualizar historias muy concretas y que revelan problemas generales que nos afectan para bien o para mal. En el libro exploro la clase de emociones que nos pueden movilizar democráticamente como la empatía, la indignación, para no caer en la anestesia que puede ser muy peligrosa.
Parece que la palabra ‘narrativa’ se está poniendo de moda otra vez. Todo mundo habla de narrativas, incluso en gobierno, ¿por qué?
Tiene que ver con el discurso. Los relatos siempre han estado ahí a pesar de que Fukuyama haya dicho que era El fin de la historia. Hay narrativas hegemónicas, parte del botín de cualquier Estado, son aquellas que cuentan la Historia. Por eso, insisto, debemos centrarnos en las narrativas pequeñas pero importantes. Es una trinchera muy humilde y que implica lectura y usar la imaginación por eso El traslado es una metáfora.
¿Cuáles son las narrativas hegemónicas?
El culto a la velocidad, la idiotez -con la que no me refiero al tonto, enfermo mental o inculto, sino en el sentido de los griegos que implica lo propio o privado-. Es un mantra muy neoliberal que empuja a cada quién a los suyo. Nos lleva al egoísmo y a una independencia escalofriante.
El punto de partida de su libro es la migración…
Para mí es el problema más importante del siglo XXI. Tenemos que pensar en el traslado físico de personas, es algo que va a más. Siempre ha habido migrantes, viajeros. Lo que ahora nos sorprende es la intensidad del fenómeno. Y es difícil pedirle al humano que no se pongan fronteras y sea armónico.
Su libro también apuesta por una filosofía política que trascienda a la academia, que es donde se ha quedado en los últimos años.
La filosofía nos permite ver las cosas desde otro lugar. Es un espacio de reconciliación con el mundo. Hoy, su ámbito de acción está recluido en las aulas. Use el ensayo porque es un género accesible y que permite compartir ciertas narrativas pequeñas pero que a mí me han conmovido. El campo de acción de la lectura y la literatura es modesto pero hay que defenderlo.