“Se lo llevó un infarto”, escribió en su blog el cantautor Silvio Rodríguez al dar la noticia del fallecimiento de “Santy”, tal como era conocido entre sus amigos el artista Santiago Feliú, quien tenía 51 años. Fue uno de los referentes de la “segunda generación” de trovadores cubanos más reconocidos de Latinoamérica y vivió varios años en Argentina, durante la década de 1990.
La noticia fue divulgada por Radio Rebelde, que recordó que el músico tenía previsto un concierto este sábado en la capital cubana, en el espacio Fábrica de Arte Cubano. Fue no de los trovadores cubanos con mayor poder de convocatoria y acompañó en sus giras a cantautores como Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Fito Páez, Pablo Milanés y Silvio Rodríguez.
Santiago, hermano menor de Vicente, que fue uno de los fundadores del Movimiento Nueva Trova Cubana junto a Rodríguez, Milanés y Noel Nicola, aportó su lirismo y su peculiar toque de zurdo en una guitarra a la que no le modificaba el orden de las cuerdas. En Argentina fue asiduo protagonista de multitudinarios recitales.
Santy
Suena el teléfono a las cuatro de la mañana y pienso que ojalá sea un equivocado. Desde una conciencia adormecida el instinto de conservación lanza ese pensamiento. Si esa llamada no es error ¿qué buena noticia te pueden dar a las cuatro de la mañana? El instinto no traiciona, no miente, viene de un lugar ignoto pero corta como navaja, porque cuando escucho Aurora y después “cuándo fue”, ya la cabeza está en Vicente, que está en Guatemala, en algún accidente de avión o carretera, en un atentado loco.
Pero no es avión ni carretera ni atentado ni Vicente. Es Santiago, el más joven, a quien hace una hora se lo llevó un infarto.
Ayer mismo borré la carpeta donde le puse una selección de fotos de su boda. ¿Por qué llevaba días pensando en él?
Muchas malas palabras se me ocurren. Muchas. “Son tantas, que se atropellan”.
Ay, la vida
Santiago Feliú
La vida es otra cosa,
si con las mismas ganas
te la sucedes
sin esperar más nada.
La vida es diferente,
si la paciencia gana
cuando la soledad
colma a la soledad.
La vida es otro cuento,
si entonces de momento
lo sacas todo
como te ocurre dentro.
Son unos pocos días
prestados por el tiempo,
la suma de restar
las cicatrices de los más tristes momentos.
La vida es una sola
entre todas las vidas,
una esperanza gris,
un pestañear y un beso,
una melancolía,
un niño de regreso.
La vida siempre así:
qué te pudiera yo decir más de la vida.
La vida es más que menos,
si se descubre a tiempo
que todo lo tremendo
y lo terrible de estos días
son las venas del recuerdo.
La vida es cuanto pasa
mientras planificamos
la vida por delante,
lo que nos pasará,
si nos quedamos o nos vamos.
La vida es el milagro
sinceramente amado,
la culpa de morirse,
las mentiras, las verdades
que nos quedan de este lado.
La vida de imprevista,
sencilla y complicada,
absurda y egoísta,
amorosa e inteligente,
extraordinaria y desalmada.
La vida es suficiente,
si entonces no se acaba
cuando se halló el final
donde se encuentra el pasado con la nada.