Rosmery Mamani, silencio

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La primera vez que leí su nombre en la lista de seleccionados por dat0s para ocupar un lugar entre las personalidades del año, me tomé un doble suspiro. Esta menuda alteña inspira confianza desde que se la ve; carismática y sencilla tiene una  sonrisa agradable y sincera. Pero cuando uno ve su obra entiende el porqué de esa sinceridad que se colorea en su rostro. No pinta nada desconocido porque todo a su alrededor parece inhalar vida y esperanza.

Nació en la provincia Omasuyos, en la localidad de Cajiata,donde vivió hasta 1998. Sobre el proceso de migración que supuso su alejamiento de Cajiata la artista menciona: “Vine a trabajar de empleada doméstica, como toda muchacha de comunidad, y ese es un aspecto de mí que muchos no conocen”. Tras culminar sus estudios en la Escuela Municipal de las Artes y habiendo iniciado su vida profesional se trasladó a la ciudad de La Paz. “Al principio no tenía ni un centavo, pinté mis primeros cuadros con 2 bolivianos. En la Feria 16 de Julio compraba materiales reciclados, una tiza costaba 50 centavos, el papel de madera Bs 1 y con eso pinté mis primeros retratos”.

Fue alumna regular del taller de pintura del maestro Ricardo Pérez Alcalá y siempre admiró a Rembrant. Desde 2008 no ha dejado de ganar menciones honrosas y premios en Bolivia como en el exterior; ha ganado bienales en Italia y España. Para comenzar 2016 alista maletas con sus obras para exponer en Alemania.