
Hay la sensación de que los procesos políticos en elecciones y en el propio gobierno se resuelven con el dinero que puede llegar para un salvataje. Javier Milei acaba de ser salvado por Trump con una ayuda de otros 20.000 millones que probablemente lo sacará del hoyo negro en las elecciones de medio término que se realizarán en octubre en Argentina. En su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Milei justificó el desastre de sus políticas de ajuste estructural atacando a la oposición “progre” diciendo que “los políticos sacrifican el futuro en el altar del presente, porque consumir el capital acumulado genera bienestar momentáneo y ese bienestar momentáneo genera votos. A cambio, está sacrificando un futuro de mayor crecimiento, haciendo que la riqueza acumulada sea cada vez menor en el tiempo”. Y agregó: “La mayor manifestación de eso es aquellos países que muestran una orgía de aumento de gasto público, ya que el Estado no crea riqueza, sino que la roba y la destruye”.
Tras dos años de gestión Milei esconde su fracaso apuntando a sus adversarios políticos.
Aterrizando en Bolivia
Aterrizando en el proceso electoral boliviano hay ciertos detalles que no se pueden pasar por alto y que no son atendidos con el interés que merece salvo las revelaciones que cada día consumen en un mar de contradicciones a los postulantes a la presidencia. Los periodistas en los que ahora se debe incluir una gama alta, media y variada de tiktokeros no se han puesto al frente de las autoridades para conocer de voz propia el estado de la economía, de dónde la administración pública está recibiendo sueldos porque es evidente que el TGN está quebrado, cuál es la situación del oro y las reservas, son temas centrales de los que nadie dice nada. Temas baladíes en medio de una impresionante desesperación por llegar a la presidencia.
Además de la pugna electoral, que consume nuestro tiempo, debería haber información oficial sobre el estado de la economía, el porqué de una especie de estabilidad cambiaria, qué representa eso a corto y a mediano plazo. En lugar de esto tenemos un silencio cómplice incluso de los candidatos a la presidencia. ¿Quién pide préstamos para sostener artificialmente números de inflación y cambiario que den una imagen de estabilidad con el único objetivo de ganar unas elecciones endeudando a generaciones futuras por miles de millones de dólares? Esto a propósito de un modelo económico de libre mercado que se quiere volver a imponer que ya fue aplicado tras el 21060 que acabó en resistencia popular y más tarde llevó a la presidencia a Evo Morales ¿Quién se devora el futuro no solo endeudando a las futuras generaciones sino además se consume el ahorro legado de las generaciones anteriores en forma de infraestructura, o sea inversiones pasadas que gastamos en el presente?
Nadie se preocupa decir cuántas empresas se han cerrado estos dos últimos años, cuál es la situación de la industria nacional, los índices de empleo, la pérdida de puestos de trabajo estos dos años. Habrá que ver si Rodrigo o Tuto y viceversa logran lo que se proponen que, al día siguiente del nuevo mandato, Bolivia se convertirá en el país de las maravillas. Salvo algunas interferencias lo natural sería que esta larga transición nos de certezas en lugar de llenarnos de inseguridad ¿Y usted qué dice señor presidente?