Bolivia demora su presencia en el mercado mundial del Litio

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Foto: El Potosí

En junio del  año pasado escribí el comentario titulado “El litio haría del país la Dubai del 2050”, advertía que “si el país sabe aprovechar los tiempos tendría en la riqueza que encierra nuestro Salar de Uyuni, el sustituto de los actuales ingresos petroleros”.

Por las publicaciones aparecidas recientemente, sospechamos que el Gobierno boliviano está muy lento en el camino del proceso de industrialización, dando a la competencia vecina (Chile y Argentina) una gran oportunidad que la está aprovechando de la mejor manera posible.

No olvidemos que, como lo dijo la revista Forbes, Sudamérica podrá convertirse en la  “Arabia Saudita del Litio”, porque las reservas conjuntas del metal alcalino de Bolivia, Chile y Argentina superan el 75% de las reservas mundiales.

De acuerdo con los últimos datos del servicio geológico de Estados Unidos (SGEU), en 2016, la oferta de carbonato de litio equivalente (CLE) habría alcanzado a 192.553 TM, en tanto que la demanda habría llegado a 201.203 TM.  Este desbalance entre oferta y demanda explicaría el incremento de precios del compuesto, particularmente en el mercado “spot” de China, donde el año pasado la tonelada métrica de carbonato de litio se habría cotizado a más de US $ 24.800.

Mientras,  The Economist, en su artículo “La disputa por la supremacía en el triángulo del litio”, publicado a mediados de junio sostiene que Argentina y Chile avanzan en la industrialización del litio, pero Bolivia aun no puede competir.

La demanda mundial del litio seguirá en constante crecimiento, así lo reconoce Joe Lowry, presidente de Global Lithium, cuando remarca que “la demanda por el recurso se triplicará hasta 2025”. En medio de este panorama, en el que la demanda mundial aumenta y la oferta se restringe cada vez más, el triángulo del litio se convierte en un atractivo interesante para nuevas inversiones internacionales.

Pero cada uno de los países de este triángulo tienen un accionar diferente, pues mientras Chile ya opera con dos empresas (una chilena y otra estadounidense), Argentina trata de abrir su normativa para que pueden entrar empresas privadas; Bolivia intenta salir adelante recurriendo a las empresas privadas para el proyecto que lleva adelante el Estado Plurinacional.

Zuleta Calderón explica que si país llegara a adjudicar la construcción de la planta industrial hasta fines de este año y que la empresa demore unos dos años en su trabajo, más un periodo de prueba llegamos al 2020 con una planta produciendo unas 5.000 toneladas al año para luego llegar hasta las 15.000 toneladas el 2022. Y si para ese 2022, la demanda mundial podría estar en alrededor de 500.000 toneladas al año llegamos a la conclusión  de que Bolivia apenas tendría el 1.25% de la demanda mundial de litio.

De acuerdo a informes de prensa de fines de junio, el gobierno tiene previsto adjudicar la construcción de la planta industrial de carbonato de litio hasta diciembre próximo.  Se recibirán propuestas hasta septiembre, y entre octubre y noviembre se hará la calificación de las mismas y su adjudicación.

No debemos desdeñar las afirmaciones del presidente de Lithium Americas, John Kanellitsas, quien recuerda que es difícil encontrar una buena experiencia técnica en lo relacionado con la producción de litio, porque de la emoción presente con los nuevos jugadores, aparece la complejidad de producir litio.

Cabe aclarar que si bien la demanda mundial del precioso metal para las baterías recargables de sus autos eléctricos y teléfonos móviles llegará al equivalente de 500.000 toneladas de carbonato de litio el 2020, estarán vigentes solo las empresas que puedan competir en un mercado cada vez más competitivo y con más oferentes.  En este marco, se quedarán en el camino solo los emprendimientos que tengan los costos más bajos y los socios más fuertes.

 

El autor es PH.D, miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas

 

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