El bajo costo de cerrar la brecha digital en América Latina

El País
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Acceso a internet

Tener una conexión de internet estable y continua se puede considerar ahora como algo de vida o muerte. La educación, la salud, el trabajo, todos estos sectores dependen de un buen acceso a medios digitales que nos permitan estar conectados y sobrellevar la pandemia. En América Latina, la región del mundo más golpeada por la covid-19, el acceso digital dista de ser idóneo: menos de la mitad de los latinoamericanos tienen conectividad de banda ancha fija y solo el 10% cuenta con fibra de alta calidad en el hogar.

¿Cómo superar las brechas digitales en la región? En esta entrevista, Franz Drees-Gross, director de Infraestructura para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, ofrece un panorama del sector en la región y recomendaciones sobre cómo puede reducirse la desigualdad en el acceso.

Pregunta: La pandemia ha sacado a la luz las desigualdades en materia digital en Latinoamérica. A su juicio ¿cuál es el desafío más urgente que hay que abordar en temas de acceso?

Respuesta: Antes de hablar de los desafíos, quisiera poner en relieve algunos datos. Actualmente, casi la mitad de la población adulta de la región no está bancarizada. Unos 170 millones de estudiantes en toda la región se vieron afectados por el cierre de escuelas durante la pandemia. Y el 71% de los países experimentó interrupciones en la prestación de atención para enfermedades no transmisibles durante los primeros meses de la crisis provocada por la covid-19. Si a esto le sumamos que menos del 50% de la población de América Latina y el Caribe tiene conectividad de banda ancha fija y solo el 9,9% cuenta con fibra de alta calidad en el hogar, el panorama en sí es preocupante.

Millones de latinoamericanos necesitan de acceso a los medios digitales para estudiar y trabajar. Sin embargo, los planes de datos y los dispositivos con internet no son asequibles para las personas pobres de la región. Con Pepe Zhang, director asociado del Centro para América Latina Adrienne Arsht del Consejo del Atlántico, reunimos varios datos que nos muestran la naturaleza del desafío: en promedio, el costo de un plan de datos muy modesto de solo 1GB representa el 2,7% del ingreso familiar mensual (o entre el 8 % y el 10 % para el quintil inferior en algunos países), muy por encima del umbral de asequibilidad del 2% de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. Además, el costo del teléfono inteligente básico más barato disponible representa entre el 4% y el 12% del ingreso familiar promedio en gran parte de la región, y entre el 31 % y el 34 % en Guatemala y Nicaragua o incluso el 84% en Haití. Esto revela que la cobertura deficiente y desigual, junto con los altos costos de los datos y dispositivos, continúan obstaculizando el acceso digital.

P: El 5G ya está llegando a varias partes del mundo, pero en Latinoamérica aún hay regiones a las que ni siquiera llega el 4G ¿Cómo se compara Latinoamérica con otras regiones en materia de acceso digital?

R: En América Latina, alrededor del 47% de la población tiene acceso a banda ancha fija, en comparación con el 57% en Europa del Este, el 87% en Europa Occidental y el 59% en la región de Asia-Pacífico. Y mientras que el 4G es la tecnología dominante para móviles en Brasil, Colombia y el cono sur, la tecnología 3G sigue dominando en México, América Central, Venezuela y Perú. La tecnología 5G sigue siendo una posibilidad remota, lo que limita las oportunidades para las aplicaciones y los contenidos ricos en multimedia, como el aprendizaje electrónico (e-learning) o la salud electrónica (e-health). Enfrentar la brecha digital es urgente y requerirá acciones de políticas para reducir los costos, ampliar el acceso e incentivar una mayor participación ciudadana y del sector privado.

P: De cara al futuro ¿Qué tipo de inversiones se necesitan para que los países de la región puedan ampliar su oferta de acceso digital seguro y barato a sus ciudadanos?

R: La transformación digital es muy prometedora para Latinoamérica, pero liberar sus múltiples beneficios demandará un esfuerzo concertado. En primer lugar, los Gobiernos deben buscar la inclusión a través del suministro de servicios y reformas jurídicas y regulatorias. Esto puede incluir: establecer sistemas de identificación digital fundamentales para todos los ciudadanos a fin de permitir un acceso seguro y confiable a plataformas públicas y privadas. También hablamos de promover el intercambio de infraestructura entre los operadores de las redes y el acceso a la “fibra oscura” de propiedad de los Gobiernos, las empresas de servicios públicos y otros; y de aumentar la competencia en un mercado altamente concentrado de operadores móviles para estimular la innovación y las inversiones promocionando el libre acceso, la neutralidad tecnológica y mayores opciones de seguridad. En promedio, los países de la región con regulaciones claras y predecibles atraen casi un 50% más de inversiones en tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) (y un 64% más cuando se combinan con buenas instituciones).

En segundo lugar, los responsables de la formulación de políticas deben considerar incentivos financieros directos o indirectos. Por el lado de la demanda, subsidiar los costos de internet para los más pobres y reducir los impuestos y aranceles aduaneros en dispositivos de bajo costo con internet ayudarían a reducir los precios que los excluyen. Por el lado de la oferta, los Gobiernos pueden usar concesiones de subsidio mínimas o incentivos fiscales temporales a la inversión para inducir a los operadores de redes a extender el servicio a las regiones desatendidas. Iniciativas similares también podrían alentar a las empresas y los inversores del sector privado a ampliar otras infraestructuras digitales, como los centros de datos locales. Actualmente, solo un 4% de los centros de datos del mundo se encuentra en la región.

En tercer lugar, un programa ambicioso para ampliar el acceso digital requerirá inversiones públicas y privadas. En una región que invierte poco en infraestructura pública, subsanar la brecha de infraestructura digital es más barato que solucionar las de transporte, energía y otros sectores de infraestructura. Las cifras hablan por sí solas: durante la próxima década, se estima que la universalización del acceso de banda ancha en Latinoamérica costará el 0,12% del PIB anual de la región; la implementación de la tecnología 5G en centros metropolitanos de primer y segundo nivel un 0,17% y el logro de las metas de conectividad de la OCDE, un 0,62%. En comparación, las inversiones necesarias en los sectores de transporte y energía costarán varios puntos porcentuales del PIB.

En cuarto lugar, la expansión digital no debería operar en un silo de conectividad. Es necesario acelerar las medidas complementarias, como la formación en habilidades digitales. Solo entre el 5% y el 15% de los adultos en la mayoría de los países de la región tienen habilidades informáticas y de resolución de problemas de nivel medio o alto en entornos con un elevado grado de tecnología (frente al 29,7% en los países de la OCDE).

En todos estos aspectos, el Banco Mundial está apoyando con recursos y asesorías, como en el caso de Haití, donde se está proporcionando conectividad de banda ancha a unas 1300 instituciones públicas. En Colombia, el Banco está asistiendo al Gobierno para mejorar las políticas y regulaciones que facilitarán la ampliación del acceso a la banda ancha. Si bien la mayoría de los países de la región continuarán centrándose en la respuesta a la pandemia en el futuro cercano, considero que ahora es el momento de aprovechar las oportunidades digitales que le permitirán un futuro más inclusivo.