Se encienden las alarmas rojas para el empresariado latinoamericano

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Río Paraná

Se trata de la mayor crisis hídrica de los últimos 90 años. El rio Paraná por donde circulan alrededor del 80% de las exportaciones de grano de Argentina y Paraguay sufre el efecto de una sequía que ha modificado las estructuras en los costos de transporte y alimentación.

El cambio climático ya no es un tema que se lo pueda aplicar por separado por las consecuencias de un desastre ecológico y natural al que converge el económico, por supuesto. Un reportaje de la Red O Globo de Brasil la noche del pasado domingo 19 pone en perspectiva una tragedia. El rio Paraná que tiene una extensión de 5.000 kilómetros el segundo de mayor importancia en Latinoamérica después del Amazonas (7.000 kilómetros) está perdiendo caudal de manera alarmante.

El reportaje de O Globo se trasladó a los lugares afectados por una impresionante sequía que ha llevado a empresarios argentinos y paraguayos a tomar las cosas con algo más de preocupación que exclusivamente el negocio propiamente medido en ganancias. El Calentamiento Global, el deshiele y la falta de lluvias es un fenómeno que a la larga afectará a los propios empresarios, sobre todo los que transportan su producción por vías alternativas. No se puede pasar por alto que la flota de embarcaciones paraguayas que circulan por el Paraná, es una de más grandes del mundo. Estas embarcaciones de gran calado transportan mercadería por esa vía fluvial a los mercados de los demás continentes.

El tema analizado desde el foco empresarial es altamente preocupante por las pérdidas cuantificables en los negocios que mueven cada año mercaderías por un valor estimado en 20 billones de dólares, además por el efecto que esta sequía origina en las represas hidroeléctricas que derivan de la más grande del mundo, Itaipú, que ha visto afectado su nivel de reserva en siete metros por debajo de lo normal, obligando a las compañías proveedoras de electricidad de Argentina y Brasil, a recortes forzados de energía en horas consideradas pico. Y eso no es todo, la sequía que afecta al hemisferio sur ha obligado a la racionalización del consumo de agua en ciudades importantes de ambos países.

Ecosistema y negocios

El cuadro no es alentador para el medio ambiente y menos para los prósperos negocios que se impulsan por esta vía pluvial. Incluso en Bolivia hay planes de los sectores dedicados a la agroindustria cruceños de lograr acuerdos con el Gobierno para facilitar la construcción de astilleros en Puerto Busch para impulsar una zona de comercio que no dependa de los puertos chilenos de Arica, lo que implica la instalación de una poderosa infraestructura que mueva e impulse millonarios negocios.

El rio Paraná tiene alrededor de 5.000 kilómetros de extensión una bacía con una infinidad de ríos secundarios y lagos naturales. El reportaje de O Globo señala que, en Rosario, ciudad portuaria argentina ubicada a 300 kilómetros de Buenos Aires, se puede distinguir en las imágenes la impresionante perdida del caudal de las aguas del rio. En lugares donde el caudal llegaba a más de 4 metros hoy apenas alcanza a 15 centímetros. El reporte da cuenta que no se había presenciado una situación de sequía parecida hace casi 80 años, en 1944.

En las estructuras de los puentes que canalizan la vía se puede apreciar el mismo efecto, la gravedad de la sequía. En los lechos principales el drenaje facilita la navegación de las embarcaciones de mayor tamaño, pero en las márgenes del rio la situación ha llegado a un nivel desesperante, sobre todo para los pescadores que han disminuido su capacidad de pesca. “En esta situación los peces no tienen manera de reproducción”, dice un pescador, entrevistado por el reportaje de O Globo.

Preocupado por la situación el pescador consultado que tiene instalado su centro pesquero en las proximidades de Rosario dice que en una buena temporada se pueden pescar como 500 kilos de pez por día. “Hoy no llegó a los 50 kilos”. El efecto también ha obligado a incrementar el precio del producto. Argentina acaba de declarar Estado de Emergencia Hídrica hasta fin de año ya que la sequía afecta en gran manera el abastecimiento de agua.

“Es una situación crítica desde el punto de vista de abastecimiento de agua potable de ciudades que se encuentran en las márgenes del rio Paraná al que se suman otros aspectos como la calidad del agua”, dice Julio Calzada, geólogo entrevistado por el reportaje.

En los lugares alejados del lecho del rio el agua analizada tiene un tenor salino 10 veces superior a lo normal. En Santa Fe a 450 kilómetros al norte de Buenos Aires, la sequía ha afectado el paisaje de la zona. El reporte menciona y refuerza con imágenes satelitales la laguna Setuval, que recibe aguas de rio Paraná, que ha disminuido su volumen de agua el 80%.

Otro dato alarmante es que el 80% de las exportaciones argentinas pasan por el rio Paraná. “No existe otro lugar que exporte una cantidad de granos tan importante de harina y aceites”, de acuerdo al empresario Juan Carlos Bertoni entrevistado por O Globo. “Embarcaciones que habitualmente salían con 35 mil toneladas hoy lo hacen con 25 mil toneladas, o sea para cargar 140 mil toneladas que antes se acomodaban en cuatro navíos, hoy se requiere una quinta embarcación”, explica el mismo empresario. Esto ha modificado el costo logístico de transporte en algo más del 20%.

Finalmente, el mismo reportaje enciende los niveles de alarma entre todos los sectores afectados al que se suman poblaciones de los países mencionados. Todo está resultando más caro. Los convoyes de los trenes llevan la carga a Bahía Blanca a 750 kilómetros de distancia, lo que acrecienta el precio de los volúmenes transportados. “Las pérdidas ascienden a 315 millones de dólares”, afirma Bertoni. La producción de energía también está comprometida.