Felipe Pigna (Mercedes, Buenos Aires, 1959) es el historiador más conocido de Argentina
Pregunta. ¿Cómo han sido estos primeros 200 años de independencia?
Respuesta. Han sido 200 años complejos, algunos de los sueños de Tucumán se fueron realizando, sobre todo los de Belgrano, el primer hombre que habló de industria, igualdad de la mujer, educación popular. Ellos aprovecharon la caída de la monarquía española. Había mucha presión británica para que no declarasen la independencia, lo frenaron hasta la caída de Napoléon, en 1815.
P. No pensaban en Argentina aún.
R. Eran las provincias unidas de Sudamérica. Cuando se firma la independencia había salida a los dos océanos, todo Bolivia, Uruguay, parte del sur de Brasil. Tucumán también es el inicio de la guerra civil argentina porque no se ponen de acuerdo sobre la forma de gobierno. Belgrano propone una monarquía con un inca como Rey, Juan Bautista Tupac Amaru, hermano de Tupac Amaru, el gran líder de la mayor rebelión antiespañola. Pero no triunfó.
P. ¿Como era Argentina entonces? ¿Se podía hablar de pueblo?
R. No, ni mucho menos. Era un territorio enorme, disperso, con grandes problemas de comunicación, extrema pobreza.
P. ¿Era una sociedad feudal?
R. No, era estancieril. Es muy diferente. En el feudalismo hay semiesclavitud, es un mundo cerrado. La estancia es una institución capitalista, hay reglas de trabajo, pago en metálico, un producto exportable: cuero, lana, tasajo, una grasa para comida de los esclavos en Brasil, Cuba y EEUU. Buenos Aires ya entonces era una zona muy rica pero a la vez con mucha pobreza. Por eso llega la revolución, la burguesía la apoya para sacarse de encima a España que cobraba impuestos enormes.
P. ¿Cuándo llega la época dorada?
R. La guerra civil argentina fue larguísima. Solo en 1862 llega la unidad. Empieza el sueño moderno de un gran Estado impulsado por la educación, que promovió Sarmiento. Logró una ley moderna a nivel mundial en 1884: educación gratuita obligatoria a cargo del Estado. Había que unificar a esa mezcla que traía la inmigración. Italianos, españoles, rusos, polacos, alemanes. Era una torre de Babel. La educación común era la unificación. En 1869 teníamos un 71% de analfabetos. Sarmiento sueña un país de gente culta, dice que las clases americanas son atrasadas, un concepto muy de la época. Hubo grandes masacres de indios justificadas en base a la civilización.
P. ¿Argentina competía de igual a igual con EEUU?
R. En ese momento estábamos cabeza a cabeza con EEUU, eran los dos gigantes de América. En 1901, en la Conferencia Panamericana, Roque Sáenz Peña, delegado argentino, logra frenar un proyecto de EEUU de moneda única y derribar barreras aduaneras. Ese poder tenía Argentina.
P. ¿Por qué Argentina se quedó atrás?
R. EEUU despegó a partir de 1900 porque EEUU se dio cuenta muy tempranamente de que el campo debía ser el motor de la industria. Fue modélico en eso. Tomaron una decisión que era la antítesis de Argentina: distribuir la tierra que se iba ganando al indio de forma equitativa en terrenos de no más de 30 hectáreas. Eso hizo que los farmers tuvieran que tecnificar el campo, promovió la inventiva y la industria. Hubo una integración social muy horizontal. En Argentina se entregó la tierra a grandes latifundistas que no la poblaron y se dedicaron a especular con los campos. Argentina no fue EEUU porque su burguesía, su clase dirigente, elige el modelo agroexportador. Solo apuesta por la industria a partir de 1930. Pero tuvo épocas de esplendor, a partir de 1935 se vive gran crecimiento industrial. Y ya era una potencia intelectual, no por nada García Lorca estuvo más de un año en Buenos Aires.
P. ¿Y cuándo se torció?
R. Es un error atribuirle al peronismo, como hacen los liberales, la caída de Argentina. Al contrario, había un país muy injusto y el peronismo intenta poner un poco en caja. Desde ese momento hay un boicot de las clases altas al modelo industrial peronista. Perón amplía salarios, por primera vez hay una inflación por demanda.
P. ¿Y cuándo empieza la decadencia?
R. Con la dictadura militar de los 70 y un poco antes, con el rodrigazo, un plan de ajuste salvaje, que acaba con el modelo de distribución peronista. Era un gobierno peronista agotado, muerto Perón, en plena crisis del petróleo. Y con la dictadura, además del desastre de los desaparecidos, que llega porque había mucha resistencia -hubo 200 paros en los dos primeros años de dictadura-. El peronismo había logrado una distribución del 51% para los trabajadores y el 49% para el empresariado. Hasta los 70, Argentina tenía índices de pobreza extrema bajísimos para Latinoamérica, índices de educación de niveles europeos e incluso superiores. Mejores que España, por ejemplo. Tenía una muy buena escuela pública a la que iba el 90% de la población, todas las clases sociales. Era una sociedad igualitaria que se truncó en los 70 y apareció una pobreza estructural que se mantiene hasta hoy con algunos momentitos en los 2000 de recuperación. Argentina no se recuperó de los 70 porque el kirchnerismo cometió errores como no atacar la pobreza estructural, no generar condiciones de trabajo genuinas. A los que mejor les fue en los años del kirchnerismo fue a los que no lo votaron, algo similar a lo que pasó en Brasil.
P. ¿Si vivieran los congresistas de Tucumán ahora cómo verían esta Argentina?
R. Como historiador no puedo poner en su boca qué dirían. Sí sabemos que era gente muy preocupada por la industria, por las libertades públicas, por la justicia. Argentina llega a sus 200 años complicada, en un franco retroceso con un Gobierno de derecha más preocupado con la venganza que con la justicia y con una impresionante falta de sensibilidad social. Soy optimista porque tengo mucha fe en la gente de este país, se amaña frente a las circunstancias adversas. Todo se cayó en 2001 y salimos. En el último pueblo de este país vas a encontrar una escuela de teatro, de títeres, por la importancia que el argentino le da a la cultura. Es un país casi imposible de gobernar, parecido a Italia. Alberdi decía “el argentino es un celoso cumplimiento de la ley… por el otro”. Es cierto que pudimos haber sido una enorme potencia, éramos la quinta potencia, pero la gente se moría de hambre. Brasil ahora es la novena, andá al norte de Brasil a ver cómo están. Andá a ver cómo viven ahora mismo en Detroit. Este país siempre puede recuperarse porque tiene productos que siempre va a necesitar la humanidad como alimentos. Pero cada crisis tiene unos costes enormes. Y queda la herida. Mejor no volver a practicar.