El fenómeno Bolsonaro

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Foto: Getty

El domingo 28 de octubre cambió la historia no sólo de Brasil sino de la región. En palabras del historiador y sociólogo español, Santos Juliá Díaz: “La historia cambia a medida que se transforma la experiencia del presente”. La percepción de los niveles escandalosos de corrupción que perforaron el establishment político de alguna manera aleccionaron a los partidos y al empresariado en su conjunto. La ciudadanía viró el rumbo del gigante sudamericano. El resultado de las elecciones en las que el candidato de la ultraderecha alcanzó poco más del 55% de los votos estaba cantada

Según la analista política Gretel Ledo, Jair Bolsonaro fue “el lugar indicado en el momento justo”. “Napoleón Bonaparte (1769-1821) tomó el camino exactamente opuesto, guiado por la ceguera de sus ambiciones personales, sin guardar distancia del costo que significaría para su persona y para el Imperio.

En 1812 invadió Rusia trazando una ruta sin medir consecuencias. Atravesar el Río Niemen implicaría un precio demasiado riesgoso: solo quedó el cinco por ciento de la Grande Armèe con vida. La derrota del gran estadista significó la mayor equivocación de su carrera militar. Obligado a retroceder hasta Francia abdicó en 1814. Terminó el resto de sus días desterrado en la isla de Santa Elena. ¿Erró el Príncipe en sus cálculos? ¿Resultó obnubilado por el poder? Perpetuarse en el tiempo puede asemejarse a la formación de una bola de nieve que va in crescendo en pendiente negativa”.

Lula da Silva ha sido el gran derrotado y el responsable de la autodestrucción del petismo. La grieta social que abrió la corrupción no tiene precedentes en Brasil. Ledo afirma que “Bolsonaro representa el resquebrajamiento del sistema de partidos políticos que históricamente han presentado un tinte polarizado. Votantes intolerantes a la corrupción, a la inseguridad, a la connivencia entre la justicia y el poder político-empresarial. La pregunta que hay que hacerse es si ¿es necesario llegar a niveles límites? Napoleón perdió un Imperio, Lula su reputación. Los sueños del liderazgo excesivo, ¿desatan resultados perniciosos para la República? La ceguera francesa tuvo que enfrentar a la naturaleza rusa. La ceguera política petista combatió contra la moral de un pueblo. Dos enemigos desarmados que demostraron su poder en el campo de batalla. La moral no concierne al orden jurídico, sino al fuero interno y personal del individuo. No está regulada, escapa de connotaciones positivistas”.

Es más que seguro que Bolsonaro abra una lectura incisiva para toda la clase política dirigente que se encuentre en el ojo de la tormenta. No es poco que más de 60 millones de brasileños hayan depositado su confianza al ultraderechista que asumirá la presidencia de la mayor economía latinoamericana el próximo 1ro de enero. Habían varios temas de discusión en la agenda prelectoral antes de conocerse el resultado cantado. Al final del día el candidato del PSB obtuvo un impensado 46% de respaldo en la primera vuelta y no se esperaba que el apoyo a su candidatura cayera; más que eso creció y resolvió el cambio que la mayoría de brasileños espera de un nuevo Gobierno, opuesto a los anteriores, sobre todo al de Lula da Silva condenado ahora más que nunca a moralizar su imagen desde la prisión donde se encuentra.

Para entender la elección de Bolsonaro es crucial entender qué cambiará en Brasil y en toda la región

 

1 – El auge de la ultraderecha. El ascenso de Bolsonaro es el reflejo en América Latina del fenómeno mundial del populismo de ultraderecha. El exmilitar de 63 años, conocido también como el “Donald Trump brasileño”, es criticado por su discurso nacionalista hostil y por sus insultos contra mujeres, negros y homosexuales. Bolsonaro suele hacer apología de la tortura y de la última dictadura militar (1964-1985), y se maneja con destreza en las redes sociales. Su ascenso, gracias a un voto de protesta, muestra los riesgos que afronta la democracia brasileña. Debido al hartazgo de la población por los escándalos de corrupción y la crisis económica de los últimos años, así como por la alta criminalidad, muchos brasileños piden incluso una intervención militar. “Hasta la primera vuelta no habíamos entendido del todo la magnitud del enojo de los brasileños”, dijo a la agencia DPA el politólogo Mauricio Santoro, de la Universidad del Estado de Río de Janeiro. “Lo que ocurra en Brasil con la extrema derecha puede tener un efecto en toda la región”, sostiene.

2 – La lucha contra el cambio climático y la deforestación. Brasil fue en la última década uno de los países claves para impulsar la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. La potencia latinoamericana, que alberga la mayor parte de la selva amazónica considerada como “el pulmón verde del mundo”, es uno de Estados firmantes del Acuerdo de París. Bolsonaro ha señalado en varias ocasiones que está en contra de las áreas protegidas con fines medioambientales y su candidatura es apoyada por la llamada “bancada rural”, el poderoso lobby agrícola que aspira a una mayor explotación de tierras para la agricultura y la ganadería a gran escala. Grupos ecologistas temen que Bolsonaro impulse un desmantelamiento de las actuales políticas medioambientales. Entre otras cosas, “el candidato promete acabar con áreas protegidas y de alta vegetación, sobre todo territorios indígenas y comunidades ‘quilombolas’ (de descendientes de esclavos africanos), y atacar los derechos de esas personas”, dijo a DPA el coordinador de Greenpeace para políticas públicas en Brasil, Marcio Astrini.

3 – Una salida para la crisis institucional. La elección es la oportunidad para que la presidencia recupere la legitimidad cuestionada desde la controvertida destitución de la mandataria Dilma Rousseff en 2016. Junto con la operación anticorrupción “Lava Jato”, dada a conocer en 2014, el “impeachment” es considerado por muchos como el desencadenante de la actual crisis institucional. Mientras el país se hundía en la recesión, el Congreso destituyó a Rousseff por controvertidas acusaciones de que su Gobierno maquilló el déficit fiscal, una práctica habitual en administraciones anteriores. Los aliados de Rousseff denunciaron un “golpe parlamentario” y el Gobierno del conservador Michel Temer gozó desde el primer día de poca legitimidad. El nuevo presidente afrontará la difícil tarea de restaurar la confianza en las instituciones. Muchos críticos temen, sin embargo, que el perfil populista de Bolsonaro, en caso de ser elegido, contribuya a erosionar aún más la democracia brasileña.

4 – El futuro de “LavaJato”. Otra clave para recuperar la confianza en las instituciones será el futuro de “Lava Jato”, la investigación que causó un terremoto político en Brasil a partir de 2014 y que es considerada como la mayor operación anticorrupción en la historia brasileña. El futuro de la investigación en Brasil también puede repercutir en otros países de la región, ya que la trama se extiende fuera de las fronteras brasileñas a través del caso de la constructora Odebrecht. La investigación es celebrada por muchos como un hito, mientras que políticos afectados, como el popular ex presidente Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, consideran que se convirtió en un arma política. La credibilidad de “Lava Jato” dependerá en buena medida de si la Justicia también castiga a otros políticos acusados, como Temer. El presidente pierde su inmunidad el 1 de enero y podría afrontar al menos dos denuncias presentadas en 2017 contra él.

5 – El avance de las iglesias evangélicas. Las elecciones brasileñas sirvieron también para medir el continuo avance de las llamadas iglesias pentecostales en América Latina. Muchos observadores consideran la incursión del poderoso movimiento evangélico en política como una amenaza para la democracia debido a su discurso ultraconservador y sus campañas contra minorías sexuales. Brasil, el país con el mayor número de católicos en el mundo, es considerado como el principal campo de batalla para las iglesias pentecostales. La llamada “bancada evangélica” aumentó su influencia en el Congreso tras las elecciones parlamentarias, celebradas el 7 de octubre durante la primera vuelta de las presidenciales. Se considera que el “voto evangélico” podría ser también crucial este domingo para el posible triunfo de Bolsonaro, cuya agenda coincide en gran medida con la de los pentecostales.