El Fondo verde sobre el clima

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Cuando el martes 23 de setiembre concurran a Nueva York para participar en la Cumbre sobre el Clima convocada por el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, los líderes de los países desarrollados tendrán una oportunidad óptima para anunciar sus contribuciones al Fondo Verde para el Clima, creado para financiar las acciones previstas por la Convención Marco sobre el Cambio Climático.

El éxito de la COP 20, que tendrá lugar en diciembre en Lima, depende en gran medida de cuántos fondos se comprometerán, para cubrir cuántos años, si vendrán como donaciones o préstamos y, finalmente, si se impondrán con estas promesas más condiciones a los países en desarrollo.

Quienes no anuncien sus contribuciones en setiembre tendrán una última oportunidad para hacerlo en noviembre, cuando se realice la primera conferencia formal sobre la financiación del Fondo Verde. Este cronograma surge de la segunda reunión preparatoria, celebrada en Bonn la semana pasada, que terminó sin resolver varios temas clave. Más de veinte gobiernos asistieron a la cita, en la cual Third World Network (TWN) participó como observadora en representación de las organizaciones de la sociedad civil.

El gobierno alemán reafirmó su promesa de mil millones de dólares en forma de donación no condicionada para la formación bruta de capital del Fondo Verde. Estados Unidos, Francia, Suecia, Suiza, Finlandia, Holanda, Dinamarca, Noruega, el Reino Unido e Italia confirmaron que harán promesas este año, pero no indicaron cifras definitivas. Francia señaló que la mayoría de su compromiso será en subvenciones, pero habrá también una parte en forma de préstamos. También manifestaron su intención de hacer contribuciones México y Corea del Sur, miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), así como Colombia y Perú.

“La cuestión decisiva para la COP 20 es la efectiva capitalización inicial del Fondo”, dijo Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Es el “barómetro de la confianza” para la reunión de Lima, subrayó.

Uno de los problemas que emergieron en Bonn es el grado de control que tendrán los donantes. El reglamento actual de la Junta del Fondo Verde para el Clima establece que sus decisiones se toman por consenso, pero los países desarrollados insistieron en definir procedimientos de toma de decisiones en los casos en que éste no sea posible. Varios de ellos opinaron que los votos debían ser ponderados en función de las contribuciones y que este asunto debería resolverse antes de la conferencia de donantes en noviembre. Noruega argumentó que este tipo de voto sería “un incentivo para las contribuciones”.

Zambia y Cuba consideraron que esto equivalía a anteponer nuevas condiciones a la capitalización del Fondo Verde. La sociedad civil, en tanto, señaló que esta propuesta llevaría a una “influencia indebida” de los donantes en la toma de decisiones, que debería ser equilibrada entre países desarrollados y en desarrollo. Finalmente, la decisión se postergó hasta octubre.

Otro tema polémico se refiere al rol del Banco Mundial. Al crearse el Fondo Verde para el Clima, se estableció que este organismo, donde los países desarrollados tienen mayoría y Estado Unidos poder de veto, servirá como síndico interino, situación que puede ser revisada tres años después de su puesta en funcionamiento. Pero lo que no está definido es a partir de qué momento se considera que está funcionando. Si es a partir de los primeros desembolsos, el papel administrador del Banco Mundial podría caducar en 2018, pero el organismo interpreta que su plena operación solo comenzaría en 2018, al terminar el periodo denominado de “movilización inicial de recursos”, con lo cual continuaría como administrador al menos hasta 2021. Finalmente, el alemán Manfred Konukiewitz, copresidente de la Junta del Fondo Verde, dijo que la fecha será decidida por ésta y no por el Banco Mundial.

En cuanto al destino de los fondos, Estados Unidos, el Reino Unido y Noruega opinaron que debería permitirse a los países contribuyentes determinar el uso de parte de sus contribuciones, alegando que eso permitiría una mayor entrada de recursos. Estados Unidos, en particular, pretende que al menos una parte de sus contribuciones sean canalizadas por el Fondo Verde al sector privado.

Suecia, Finlandia, Holanda, Dinamarca y Alemania expresaron cautela contra esta focalización de las contribuciones, ya que lo importante es garantizar que la mayoría de las contribuciones a la formación bruta de capital no estén predeterminadas. Zambia, Cuba y la representante de la sociedad civil objetaron toda adjudicación de fondos no decidida colectivamente por la Junta del Fondo Verde.

Al final se acordó que en esta etapa inicial los contribuyentes podrán solicitar que sus contribuciones se dirijan a una de las dos ventanillas del Fondo Verde para el Clima (mitigación y adaptación) y al Fondo para el Sector Privado. Estas contribuciones focalizadas no superarán el veinte por ciento del total y este procedimiento no creará precedentes para futuras refinanciaciones.

Meena Raman, asesora legal de Third World Network (TWN).